Capítulo 19

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Bobby

Cuelgo rápidamente y empiezo a llevar a cabo mi plan. De la expectativa a la realidad puede ocurrir mucho, pero no es algo tan descabellado. Es posible. Unas cuantas llamadas y ya está. No hay manera de que no pueda cumplirse. Mientras estoy escribiéndole a algunos amigos que podrían ayudarme, Eva entra a la habitación.

—Odios los domingos —Dice mientras se acuesta a mi lado y cierra los ojos.

—Solo por la misa que ahora te obliga a ver tu abuela.

—¿Te parece poco? Por la televisión parece más eterna que en persona. Voy a dormir un rato, me despiertas en media hora.

Hace una semana que estoy con Eva en la casa de su abuela y las cosas parecen ir... bueno, no están tan mal como esperaba. Pocas veces son las que salgo de la habitación, sobretodo porque su pariente está todo el día caminando de un lado para otro cuestionando cada decisión del gobierno: "Esto no pasara si rezáramos más". Cuando quiero salir a la sala de estar y ver televisión con mi novia, pocas son las veces en que puedo tomar de la mano a Eva o abrazarla, porque su abuela hace presencia en el comedor o desde la cocina. La privacidad en esta casa está vetada. Las noches son lo mejor de todo; nos acostamos a mirar películas o a tener sexo silencioso en la madrugada. En la habitación de Eva habilitaron un colchón al lado de la cama para que yo durmiera, pero claro que no lo uso. Siempre dejamos las sábanas desordenadas por si su abuela entra e incluso Eva ha empezado a ponerle llave a la puerta evitando cualquiera entrada sorpresiva.

Su abuela aún no sabe nada. No he querido presionar a Eva, pero me pregunto si realmente se atreverá. Ya sé que debo confiar en ella, pero este tema siempre ha sido complicado y sé que tiene miedo. En las noches me gusta hablarle de valentía, de coraje y de la oportunidad que tenemos de ser libres. Admito que a veces me siento como una egoísta, porque entiendo su situación, pero... ¿Vale la pena mantener una relación a escondidas por más tiempo? Cuando Eva se duerme a mi lado, me lo pregunto. ¿Estaré dispuesta a seguir con encuentros clandestinos cada vez que venga a visitarla?

Escucho que la abuela de Eva la llama, pero no quiero despertarla. Me levanto y asomo la cabeza por la puerta. Desde el final del pasillo, la mujer me llama y pide ayuda con unas bolsas que llegaron del mercado. Yo acudo y pongo la compra en la mesa de la cocina, mientras la otra lava los productos en el fregadero.

—Eva está dormida —La mujer asiente— ¿Necesita algo más?

—¿Podrías por favor ir pasándome los productos?

Yo lo hago obedientemente y por un rato estamos sin hablarnos, hasta que la abuela de Eva hace una pregunta que me descompone.

—Disculpa Bárbara —Ella se opone a decirme Bobby porque dice que es nombre de chico— ¿Conoces a un tal Tom? Es amigo de Eva del trabajo.

Mi sorpresa es evidente y cuando la miro con el ceño fruncido, ella me devuelve el gesto con confundida.

—¿Qué pasa? ¿Si lo conoces?

—Creo que sí —Digo nerviosa.

—Como son tan amigas, creí que sí.

—Lo ha mencionado, me parece.

Concéntrate Bobby, procura no darle muchas vueltas al asunto. Solo responde y ya.

—Es un buen hombre, ¿no te parece? Con su traje todo perfecto y planchado. Me cae bien.

—¿Usted lo conoció? —Ya para entonces estoy temblando.

—Sí, claro —Responde la mujer con tranquilidad— Eva lo trajo hace unas semanas a almorzar. ¿Tú lo conoces?

ConfinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora