Capitulo 5.

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Henry te arrastró a la cama y os tumbó ha ambos en ella. Con una mano te aferraba a su cuerpo. La otra manoseó tus pechos por sobre la ropa.

—¿Qu...qué...ha..haces?—Intentaste apartar sus manos. Pero solo conseguiste que él apretara de más, lo que te causó un poco de dolor.— ¡ay!— Esta vez apretó demasiado fuerte, y se te salieron unas cuantas lágrimas.

—Quédate quieta o lo volveré a hacer— Te quedaste callada, ahora te arrepentías de no haber pasado de largo cuando lo viste, él no merecía tu ayuda.Tus ojos estaban llorosos, tu cara roja de la rabia e impotencia.

Metió ahora sus dos manos por debajo de tu camisa, pasando por tus caderas y viente, hasta llegar de nuevo ha tus pechos. Los cuales manoseó sin vergüenza alguna. Los apretó y moldeó a su antojo en sus manos. Toco tus pezones, los apretó y presionó. Sentías su respiración agitada en tu clavícula, su mandíbula estaba apoyada en tu hombro y su pecho en tu espalda. Podías sentir como su pecho subía y bajaba de forma irregular. Estaban muy pegados el uno al otro.

Sentiste que algo hacía presión en tu trasero, era una erección. Henry se movió rozando tu entrepierna. Suspiraste e intentaste acallar cualquier sonido que pudiese salir de tu boca.

Procedió a bajarte los pantalones. Te negaste rotundamente, moviendo tus piernas e intentando quitarle las manos de esa zona. Con un brazo Henry te presiono ambas manos sobre tu pecho de forma brusca, deshaciéndose de tus pantalones. Seguidamente te subió la camisa obligándote a levantar los brazos. Se detuvo al llegar a tu ante brazo y ató tus brazos con la camisa, de forma que te fuera imposible moverlos.

Tus pechos estaban al aire y lo único que te cubría eran tus bragas. Él se levantó y se apoyó en sus rodillas sobre la cama, te recostó en esta boca arriba y te observo boquiabierto para seguidamente sonreír.

Henry no podía creer que semejante cuerpo le perteneciera a la hermana menor de su amigo. Tu cuerpo le excitaba como nada antes lo había echo. Le gustaba mil veces más que las mujeres que veía en las revistas con las que alguna vez se había masturbado.
Ya tenía ganas de perder su virginidad, y no lo haria con nadie que no fueses tú. Su corazón golpeaba su pecho, y su entrepierna le dolía.
Él no sabía si tu eras virgen o no. Al pensar que la respuesta podía ser negativa le hervía la sangre.
Henry quería que tu cuerpo le perteneciese, que fuese exclusivamente suyo.

Pero no sería de esa forma, no así, eso lo tenia claro. Había llegado lejos, pero no cruzaría esa línea. Sabía que estabas incómoda. Había visto las lágrimas salir de tus ojos. Se sintió mal, pero no queria parar.

Se colocó entre tus pierna. Bajo su pantalón, su miembro se marcaba más en su ropa interior.
No dijiste ni una palabra, solo respirabas irregularmente y mirabas a otro lado. Estabas muy mojada, tus pezones estaban duros. Toda la situación te excitaba. Aunque te negarás ha aceptarlo.

Henry abrió tus piernas y se colocó entre ellas. Agarro tu cabeza y te miro ha los ojos, te beso. Era tu primer besó. No correspondiste, no sabías cómo hacerlo. Él empezó ha besar tu mandíbula y tus labios con besos cortos y húmedos. Bajo a tu cuello y lo beso, mordió y dejo una que otra marca. Para que todos supieran que tenias dueño, según el.

Procedió a rozar vuestras partes íntimas la una con la otra, lentamente, él jadeó y moviste bruscamente tu cabeza hacia el lado opuesto en donde estaba. Seguidamente hizo fricción con ambos sexos, simulando embestidas. Lo único que os separaban era la ropa interior de ambos, que aún permanecía en su lugar.

El estaba concentrado en lo que hacía, sumido de placer siguió moviéndose, cada vez más rápido. Empezaste ha soltar leves gemidos y arqueaste tu espalda por el placer. Se sentía muy bien, no pensabas que se sentiría tan bien.

Cuando estaba ha punto de terminar, Henry se abalanzó sobre ti y te abrazo, levantándote y haciendo que la fricción se intensificara. La cama chirriaba. Rezabas porque todos en tu casa tuvieran un sueño profundo. Llegó al punto de parecer un animal. Sentiste espasmos en tus muslos y pies, tuviste un orgasmo, Henry se estaba frotando justo donde estaba tu clítoris. Este lo noto y acelero el ritmo, si es que era posible, y se corrió en su ropa interior. Sintió la humedad de su semen mojando su ropa.

Él se tiró en la cama ha tu lado, estaba agotado. Te desato las manos y tiro la camisa lejos. Miro el reloj, ya eran las cinco de la mañana...
No le tomo importancia, mañana no había clase. Te observo, estabas en blanco, te habías corrido por primera vez. Tu cuerpo no procesaría ninguna orden que le llegase desde el cerebro y este tampoco mandaría ninguna. Estabas roja, sudada y tus partes muy pegajosas por los fluidos, tanto tuyos como de henry.

Este os tapo a ambos con las sábanas y te abrazo por la espalda fuertemente.

— ha sido increíble ¿no crees?— Te dijo apenas con aliento para hablar. Le respondiste con un leve jadeo afirmativo.

Con una mano rodeándote y otra en tu trasero, os dormisteis.

HENRY BOWERS X READER: La hermana de PatrickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora