HENRY BOWERS X READER: La hermana de Patrick

Capitulo 19.

—¡HA CENAR!—Llamo tu madre la cual acababa de llegar del trabajo.

A los tres minutos bajo Patrick.

—¿Y tu hermana?— Patrick alzo los hombros en señal de no saberlo. —Ve a llamarla— Le ordeno la mujer.

—Aja— Dijo vagamente.

Subió perezosamente las escaleras y toco la puerta de tu cuarto—¿____? A comer.— No obtuvo respuesta. Abrió la puerta.

El cuarto estaba oscuro y solo te encontrabas tu durmiendo plácidamente cubierta hasta el cuello con las sabanas.

Salió silenciosamente cerrando la puerta con delicadeza. Volvió al comedor.

—Esta dormida—Se sentó a la mesa.

—¿Dormida? ¿Cómo dormida?— Pregunto el padre extrañado.

—Como un tronco— Contesto divertido Patrick.

—Entonces dejémosle descansar—Dijo sonriente la madre.

—¡pero quería...— El padre fue interrumpido por la señora Hockstetter.

—Pero nada.

•••

Henry al escuchar la puerta cerrarse nuevamente, salió de debajo de la cama y cerro la puerta con pestillo.
Se recostó a tu lado tapándose con la cobija, te abrazo por la espalda sin dejar espacio entre vuestros cuerpos y aspirando el dulce olor de tu cabello se durmió.

•••

Despertarte con el cuerpo adolorido pero muy cómoda. Henry roncaba sutilmente en tu hombro y sentías la calidez de su cuerpo en el tuyo. Lo miraste enternecida, dormía como una marmota. Su cabello alborotado junto a el vaivén de su pecho que subía y bajaba lentamente con su respiración.

Saliste de la cama para darte un baño. Después de lo de anoche lo necesitabas.

—mmmh— Henry Balbuceo palpando la cama, no te encontró en esta. Frunció el ceño y abrió los ojos para buscarte.

Escucho el sonido del agua proveniente del baño y suspiro relajado. De echo el también necesitaba un baño.

•••

Escuchaste la puerta abrirse. Lo que te sobresalto unos momentos hasta que sentiste que alguien deslizar la cortina al meterse contigo a la ducha.

—Hey— Saludo Henry poniendo las manos en tu cintura.

—hey— Contestaste riendo al sentir cosquillas por su tacto.

—¿Te gusto lo de anoche?— Pregunto con malicia.

—Ya lo sabes.

—Quiero que lo digas— mordió tu cuello.

—Estuvo bien— Dijiste como si nada.

—¿solo?— El agua caliente resbalaba sobre vuestros cuerpos, Henry subió las manos a tus pechos y los apretó.—Eso se puede arreglar— Dijo.

—Mmmm— Sentiste su erección en tu trasero.

No sonaba mal, estuvo bien después del principio. Moviste las caderas sutilmente para provocarlo, haciendo fricción en su miembro.