Capítulo 8

642 78 10
                                    

¿Donde estoy? Ah vale. En casita de mami Nat. Yo no desperté sino que me despertaron, como siempre. Hablen más bajo chicas.

- ¿Entonces en tres meses ya nos vemos? - preguntó la rubia a su novia que estaban mirándose cara a cara.

- Sí y nos llamaremos todos los días para que veas que se pasa rápido el tiempo - contestó.

- Y no te pregunté cómo vas a hacer con universidad.

- Volviendo continúo, ya hablé con la universidad. Además, si las cosas salen bien puede que vuelva en un mes y medio - comentó Natalia.

- Entonces quiero que te esfuerces mucho para que vuelvas cuanto antes. - dijo la rubia acercándose a abrazarla. - ¿A que hora sale tu vuelo?

- No te preocupes, sale en la tarde, ¿me acompañas al aeropuerto? - preguntó mirándola con ojitos.

- Como no, no me quiero separar de ti hasta que te vallas.

- Ni yo de ti - respondió a la vez que se daban caricias tal vez en forma de despedida. - Queen me va a extrañar seguramente - continuó volteando en mi dirección para percatarse de que me encontraba observándolas. - Ven aquí, Queen.

No me acerqué. Si ella quiere mimos de mi parte se los tiene que ganar.

- Queen, tú mamá te esta llamando - dijo Alba volviendo seria la mirada hacia mi.

- Ya la traigo yo. - La morena se apoyó al filo de la cama y con ambas manos me sostuvo atrayéndome hacia sí para colocarme al centro.

Nat empezó mimándome el lomo mientras yo me ocupaba en darle besitos a Albi.

- Eso no vale, yo también quiero - se quejo la pamplonica con su voz de niña pequeña para que Alba le hiciese caso.

Alba soltó una pequeña carcajada para darle un par de besos a ella mientras me acariciaba a mí. Al separarse y un momento en silencio Natalia le propuso salir a comer fuera.

Se tomaron su tiempo en la ducha y al salir la morena le hizo la rayita en el ojo a mi humana, susurrándole de cerca "Ni Queen tiene esos ojazos, rubia". Parece haber subestimado mi audición, pobre de mi que las escucho todas las noches que pasan juntas. Querida Natalia, lamento decirte que has perdido un punto por mi parte.

En la puerta, Alba recordó alimentarme, saco una pequeña lata de su riñonera y me lo dio en un platico que lo puso cerca al pasillo.

En lo que se potenciaban para salir, una de las dos al parecer abrió la puerta que se encontraba en el pasillo bloqueada. De esa habitación se desprendía un olor. Que olor. Dios. Era genial y lo necesitaba más cerca. Me acerqué y al entrar se hizo más potente. Provenía de una maleta negra, lo olí por todas partes pero no encontré exactamente lo que lo desprendía, sin embargo, en la maleta se encontraba fuertemente adherida provocando que no separase de ella. Que magnético.

El cierre estaba casi totalmente cerrado, pero eso ni impidió mi entrada, estaba un poco lleno de ropa. Por suerte a medida que entraba el olor parecía estar más concentrado encontrándome con una pequeña hoja verde, definitivamente tenía que conocer de que árbol provenía esa hoja. Me acerqué olí, mordisquee y mimé la hoja. Luego de unos minutos todo fue tan extraño, sentí movimientos, un golpe que las prendas hicieron que el impacto fuese menos doloroso y por último el sueño que me invadió.

Queen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora