Capítulo 23

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Toc toc.

- ¡Natalia, que te vayas! - gritó Alba.

Vale os comento la situación.

Al día siguiente de su cita, Alba llegó recién por la tarde ya que se había quedado en casa de Nat a dormir, supongo. No la vi muy animada, todo lo contrario. Estuvo sollozando al llegar y dirigirse de frente a su cama, al inicio no me hizo ni caso, no me dejó ni darle mimitos para que se sienta mejor.

Imagino que cayó rendida por el cansancio de soltar tantas lágrimas, yo no descansé cuando ella lo hizo, estuve a su lado todo el tiempo.

Un par de horas después, cuando despertó se enojo al ver su móvil. Y volvió a sonar a la vez que aparecía en la pantalla una foto de nosotras tres, Albi, Nati y yo, y en la parte superior "Nat" junto a tres corazones distintos.

Pensé que iba a presionar el botón rojo, pero no fue así.

El cambio radical de Alba me sorprendió, en un segundo paso de estar hundida a brotar amargura que se veía reflejada en la conversación que mantenía con la morena a la que contestó.

- ¡Que no, Natalia, no quiero hablar contigo! - ladro la rubia. - Yo creo que estuvo claro lo que querías decir... no, no vengas que nadie te va a abrir la puerta... ¡No! !Natalia! Me colgó.

No pasaron muchos minutos en los que Alba yacía acostada en la cama y con el ceño fruncido hasta que llegó la morena.

Toc toc.

- ¡Natalia, que te vayas! - gritó Alba.

La aludida respondió a través de la puerta.

- Mi amor, vamos, abre la puerta.

- No te quiero ver - su voz se quebró al término de la frase.

- ¿Me haces un favor?

- No

- Revisa tu correo.

- ¿Para que?

- Míralo.

Alba se acercó al móvil, lo reviso tal como le pidió la morena y tanto como sus ojos y sus labios marcaron un gesto sorpresivo.

- ¡Nat!

- ¿Si, mi amor? ¿Ahora si me dejas pasar? - dijo aún desde el otro lado de la puerta.

- ¡Nat! - volvió a repetir su nombre sin poder creerse lo que había visto.

Un correo de un museo aprobando su cuadro para un festival que se llevará a cabo en uno de los museos más turísticos de Inglaterra era aquello que nunca imagino y que estaba materializado en unos píxeles en el aparato de su mano.

Alba apresuró a más no poder los pocos pasos que habían en dirección a la puerta y abrió está lanzándose a los brazos de su chica.

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