Escuche a las humanas conversando acerca de que esta tarde volveríamos yo y Alba a Madrid, por lo que Alba salió a ver lugares de la ciudad y Natalia pidió perdón por no poder acompañarla por que su reunión era impostergable, aunque la rubia no hizo ningún drama.
Sin embargo, Natalia llegó mucho antes que Alba, pero acompañada, con la misma chica rubia con la que charlo días previos a la llegada de Alba. Lo que vi, era totalmente despreciable por su parte.
La charla fue breve, básicamente solo vino para que entregarle el cuadro de Alba, si ella se enterase.
Minutos después llegó la autora del cuadro ahora ausente.
- ¿Nat, no salías más tarde? - preguntó antes de saludar, se había sorprendido tanto como yo por su llegada.
- Hola, mi vida - beso a Alba en forma de saludo, mantenía la sonrisa en la cara desde lo del cuadro. - Quedamos en un acuerdo antes de lo previsto, amor.
- Ah, bueno, chica lista.
¡Alba! Que está es una rastrera. Se hace la artista frente a otras y no tiene nada de eso.
- Ay Queen, que cariñosa estás - contestó luego de que me acercase a decirle lo que vi antes.
A veces los humanos no entienden las cosas.
- Que se me hace tarde, ¿me llevas al aeropuerto? - expuso con una de sus grandiosas sonrisas que lo conquistan todo.
- Como vas a preguntar eso, por supuesto que sí.
En lo que Alba hacía la maleta en la habitación, la morena se acercó a despedirse de mi antes de entrar al transportin.
- Queen, te voy a extrañar tanto - dijo alargando la última letra y achuchándome.
Como quieres que te aprecie ahora con lo que han visto mis ojos, Natalia.
- Que pronto regreso yo también, así que no me extrañes - no dejaba de presionarme contra si.
Suéltame.
Puede que al impulsarme de manera imprevista para saltar y por el ímpetu de la acción, unas garritas se hayan activado, dejando un fino rasguño cerca de su mandíbula.
- ¡Queen! - calló tan rápido como noto que su voz se elevó, por lo que nadie que estuviese en esa habitación lo hubiese podido escuchar. - Vale, estás pesadilla últimamente. Te dejo.
El camino al aeropuerto fueron con risas y mimos de la mano de Alba sobre el muslo de la morena quien conducía.
- Alba, que aún queda tiempo, ¿no? - aparcó en el estacionamiento.
- Si, suficiente, hasta creo que nos sobra.
- Perfecto - se acercó al asiento de Alba y acercó sus labios a los de ella.
Ella al parecer tenía unos planes previos a su ida. La aprisionó al asiento y bajo sus besos por su cuello. Un pequeño gemido que intento acallar la rubia la hizo recobrar conciencia.
- Nat
- Albi - volvió a subir a sus labios.
- Que estamos en el estacionamiento - quiso detenerla antes de que ella misma perdiese la cordura.
- Si, entre dos coches vacíos.
No supe en que momento la mano de la morena se había colado por debajo de la camiseta de su novia, ni tampoco cuando esta comenzó a gemir más claramente.
- Amor, aquí no, por favor.
- Perdón - se distanció pero Alba dejó caer su mano sobre la de ella.
- No pasa nada, no eres la única que se pone a mil - dijo bajando del vehículo.
La despedida no fue tan dramática, un beso largo como la de las películas y unos cuantos mimos antes de partir.
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Queen
Fiksi PenggemarHistoria Albalia vivida a través de la mascota de una de nuestras protagonistas, Queen, aunque es más su hija que mascota. Siestas, comidas, momentos y un par de pensamientos gatunos definen esta historia. - Cancelada, creo. -