Capítulo 14

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Ya iban cerca de cuatro o cinco semanas en este lugar, sin Albi. Las cosas no las sentía bien. Nunca había estado tanto tiempo sin ella. Y la soledad que dejaba Natalia casi todos los días al hacer labores de humana no ayudaban. Al llegar estuve bajo el sofá y cuando la morena me llamó no me moleste en salir. Me busco por todas partes hasta que me encontró al tirarse rendida al suelo.

- Queen, ¿que pasa? - dijo acercando su mano a mi, para luego retirarla rápidamente. - No, haber cómo te saco.

Se paró y noto que mi plato de comida seguía intacto.

- Queen, no has comido tampoco - dijo vaciando el plato para echar otra de esas latas. Se acercó y lo puso enfrente de mi.

No tenía mucha hambre a lo largo del día, pero no haber comido durante dos días y que me trajeran la comidita a un par de pasitos me incitaron a salir de mi escondite y comer un poco.

- ¿Te sientes malita?

Tomó su móvil y marcó a alguien.

- Alba, creo que Queen no esta muy bien - acto seguido salte hacia ella tras escuchar su nombre. - Mira, si ya está mejor... creo que te extraña.

Me acerqué al móvil pero no aparecía ella.

- Cariño, te devuelvo a llamar por video - dijo para cortar.

Vi la pantalla con nuestro reflejo y luego apareció Alba. ¿Por qué no vienes? ¿Por qué no vuelves?

- Hola, mi amor - dijo con la mirada fija en mi. - ¿Que pasa?

Se han de escuchar mis maullidos y ellas sin entender, tal vez.

Vuelve cuando puedas.

- Oioi, acá está Albi - dijo la pelinegra intentando calmar mis maullidos con caricias. - Alba, que la bebe no puede más.

- Ay - suspiro - mi reina - vi como los ojitos se le humedecían - pero a mi no me gusta mandarla así que así, que una no sabe como los tratan, odio eso.

- ¿Que tal si te vienes? - los ojos de la rubia mostraron imposibilidad.

- No me alcanza Nat - dijo a la vez que negaba con la cabeza. - Da igual.

- ¿Te puedo comprar un vuelo,por favor?

- Sabes que no quiero que gastes en mi.

- Es la única forma que se me ocurre, no lo hagas por ti, hazlo por Queen, que también es mi hija así que hazlo por nosotras - dijo aplastando su cara contra la mía. - Y te tomas unas vacaciones acá, dos en uno. ¿Si, Albi? - ejecutó la táctica de la mirada aprendida de mi.

- ¿Me dejarás devolvértelo?

- Claro, tomate tu tiempo - dijo con la finalidad de que aceptase venir con nosotras.

- Esta bien, déjame ver lo del trabajo y voy.

- Vale, me escribes para comprar el pasaje.

- Nat, te quiero - dijo con la mayor sonrisa que reflejaban sus labios.

- Y yo, cierto te compré algo - la morena movió las cejas. - Cuando vengas te lo muestro y lo probamos, se que te va a gustar.

Luego de la despedida, algo dolorosa para mi, Natalia estuvo mimándome en lo que estuve en sus piernas y ella en el portátil hasta la noche.

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