Capitulo 4

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Luego de un par de días de la ida de la pelinegra, despertaba de una siesta por el incesante gruñido de mi estómago. Ojalá poder dormir y comer, estar y no estar a la vez, filosofías gatunas, en conclusión seria genial. Fui en busca de comida al lugar de siempre. De camino paseé por la casa sin encontrarme con Alba. Estará haciendo sus cosas de humana, bueno.

Vamos a ver las vistas del balconcito, a ver está ya atardeciendo al parecer. Alba debería llegar en cualquier momento.

Hablando de Alba, nunca la había visto tan cercana a otro individuo de su especie a excepción de Marina y sus papis. Ah bueno y también de... él... pero era complicado...

Natalia se me hacía familiar, sentía haberla conocido antes. Aquella vez no era la primera vez que sentía su olor, no recuerdo donde haber sentido su esencia por primera vez. Aunque también pudo ser Alba ya que seguramente estaban más tiempo juntas fuera de este lugar. Pero hace tiempo recuerdo que Alba tenía una... ¡Alba! Llegaste.

- Hola reina - la rubia dejo a un lado sus pertenencias y se acercó al balcón. - Que tal va tu instinto suicida.

Y sigue con que tengo un instinto suicida, que me guste estar cerca del precipicio no tan precipicio por ser un tercer piso no quiere decir que fuese a saltar aunque si lo llegase a hacer caigo de pie (o de pata, sería mejor decir) porque no es tan alto como parece. Con el tiempo que se pasa acá adentro el entretenimiento es buscar nuevos lugares y distintas alturas como por ejemplo encima del frigorífico es buen lugar para ver a Alba cocinar.

- ¿Quieres ir de paseo? - saco el arnés y se acercó a ponérmelo - Ya va siendo tiempo de salir a pasear, ¿no crees? Además me iría bien un paseo con mi gatita favorita para despejarme.

Siii. Me encantan los paseos en especial en las noches ya que no suelen haber perros y no tengo los pelos de punta por cada lugar que pasamos por estar a la defensiva.

Llegando al área verde, Alba me abrió el transportin, vamos en transportin porque por el camino pueden haber caninos y se puede liar.

- Ya está cariño - salí del transportin, por fin.

Llevo un arnés también y mi humana va detrás de mi, asegurándose de que el perímetro sea seguro, supongo.

- Tía, eres súper encantadora, ¿sabias?

Por supuesto que lo soy Albi.

- Que Nat se encariñó tanto contigo que quiere adoptar a un gatito - musitó alegremente.

Pero si ya me tiene a mí ¿pa' que más?

- Dijo que de pequeña recogió a un pequeño gatito de la calle - hizo un puchero - pero sus papis no le dejaron quedárselo por que consideraban que era muy pequeña para cuidar de él, ademas porque su hermano era alérgico.

Joo.. eso es muy triste. Tengo un par de recuerdos, aunque no muy claros, de cuando fui recogida en la calle, pero por suerte a mi dieron a una familia y terminé al lado de Alba.

- Y le hace ilusión tener uno ahora ya que vive sola - continuó y luego de un rato en silencio esbozó una sonrisa - ¿te imaginas que tenga un gatito o gatita blanca? serían el yin y yang - carcajeó - aunque tú eres gris Queen. Bueno ya estamos Natalia y yo como yin y yang.

Continuamos con el paseo por unos minutos más y volvimos a casa en un recorrido tranquilo.

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