Capítulo 5

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¿Quien sabrá si tu serás... si tu serás? La flor más bonita de este diciembre, frío diciembre.

Nos encontrábamos en la comodidad del salón, Natalia, Alba y yo.

Coge abril de mi cajón.

Dibuja cada sol de mayo en mi cadera hasta que llegue al fin la primavera.

Que dulzor para mis oídos. Natalia cantaba alguna composición suya que Alba había insistido previamente cuando se encontraban cantando juntas para que se la muestre. Y la convenció como no.

Quédate.

Mánchame de ti.

Aceptó, tomó la guitarra y se sentó de lado, comenzando a tocar acordes con sus ágiles dedos.

Quédate en esta casa gris llena de grietas.

Asusta la tormenta.

Lucía un poco tímida en este aspecto, o era el mensaje sublime, al bajar la mirada en uno que otro momento.

Corre tapa con tu luz.

Repara con amor cada fallo en mi sistema.

Alba parecía haber olvidado parpadear fijando su mirada en Natalia, centrada en su pequeñita voz y gestos.

Pega por favor todas mi piezas y vuelve tras cada sol.

Repara con amor cada fallo en mi sistema.

Llora con mis ojos todas tus penas.

- Y ya está - dijo al terminar de cantar - no está terminado aún, ni es la gran cosa vamos - se estaba ¿justificando?

- ¿Te estás justificando? - Cuestionó la rubia. Ay va, si me lee la mente, conexiones humana-gatuna. - Cariño, está hermosa, como tú.

Pero que extra me salió.

- Me alegro que te guste - dijo mientras esbozaba una sonrisa pequeñita como ella.

- ¿Has compuestos más canciones? - curioseó acercándose a ella y a sus labios.

- A ver, no son la gran cosa, pero un par si - respondió - pero esas si no están ni a la mitad así que no te las puedo mostrar - continuó al ver a su rubia a punto pedírselas.

- Bueno yo espero lo que haya que esperar - dijo mientras se movía ágilmente y ponía sus piernas a cada lado para acercarse más.

Pues parece que no quiere esperar más para otras cosas.

Y bueno lo que viene después ya nos lo sabemos. Así que yo ya me iba a la terracita. Pero no. Sonó un móvil. La pelinegra contestó mientras Alba seguía en lo suyo bajando por su cuello.

- Ehh... pero no puede ser mañana. - silencio - vale voy.

- ¿Que pasa? - la que estaba concentrada en otra cosa preguntó.

- Es mi padre. Dice que tiene que comentarme algo - dijo mientras se levantaba e iba a por sus cosas dejando a Alba sola (bueno no, si me tiene a mi) - no me mires así, cariño.

- Como quieres que mire a mi novia que se va y deja el horno medio encendido - dijo e hizo soltar unas carcajadas a Natalia - ¿vuelves?

- ¡Claro! Hay que resolver el tema del horno, yo lo apago o lo enciendo más, mi amor, como desees - dijo y se despidió de Alba, al igual que de mi, está chica si me cae bien.

- Si ya nos quedamos solas reina.

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