La Búsqueda de los Recuerdos

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El momento perduró tanto en su mente como en su corazón, hacía tanto tiempo que no sentía aquel latir en su ser. Los latidos de su madre eran la cura a todos los males que lo atormentaron hasta aquel instante. No existe nada más relajante que los propios latidos de la mujer que nos dio la vida, provocan nuestras sonrisas más profundas y las lágrimas más sinceras y puras…

Recuerdos… Los recuerdos más dorados, apreciados de su infancia, donde Velitia disfrutaba de la felicidad característica de aquellos días de sol, repercutian en forma de lágrimas acompañadas de una sonrisa… Sin embargo esa ves la nostalgia y una simple motivación no sanarian su llanto.

Lo sanarian su madre…

La felicidad de aquel momento nunca se borraría de su alma, haría todo lo posible e imposible porque esta misma predominará en el camino de la vida, recordando y reviviendo hasta la más mínima palabra que su madre le dedico con todo su amor.

Ningún momento se compararía, si, tuvo grandes momentos en su vida que fueron la razón de su felicidad, pero si debía reconocer cual en verdad llegó a conmocionarlo, deseando incluso que jamás acabará… Sería el vivido junto a Velitia…

Más de 20 años de ausencia, en donde la vida y el egoísmo le habían arrebatado el amor de su madre… Eran recuperados, compensados en una noche, que a pesar de haber sido nada más que pocas horas, la voluntad de su presencia se debía por amor y preocupación…

Debía dejarle en claro cuánto lo amaba y guiarlo por el buen camino...

Nuevamente el sol cumplía con su rutinario labor acompañado de aquellas personas que madrugaban únicamente para conseguir la libre elección de un buen sitio en la playa. Lamentablemente la temporada de vacaciones en La Feliz siempre se veía repleta por montonares de individuos que pretendían disfrutar de unas maravillosas vacaciones. ¿Por que lamentablemente? La respuesta era un tanto absurda como divertida, respuesta que se utilizaba con normalidad en el ámbito cómico. Si vas a la playa hay millones de personas y si te queres recostar, tu cabeza se apoya en unas medialunas, a tu lado una señora de enormes proporciones y los clásicos sonidos del mar eran opacados por aquellos vendedores de comida, lo normal…

El movimiento en el hogar de los Saiyan iniciaba desde temprano, tanto el Rey Vegeta como Tarble estaban acostumbrados a iniciar su día a día desde temprano, con mayor exactitud, a las ocho de la mañana. El segundo es despertar fue Goku, quien tan sólo abrió sus ojos pudo apreciar aquella hermosa sonrisa que retrataba el rostro de su amado. Instintivamente, le regaló un dulce beso en sus labios, preguntándose las miles de situaciones que su Veggie estaría soñando en aquel instante, deseaba poder indagar hasta en el más recognito sitio de su mente solamente para lograr aclarar sus tiernos interrogantes.

El último en despertar fue Vegeta, su despertar fue sin duda motivador, se sentía inspirado, lleno de vida.

Ese mes en Mar del Plata era su mes. Nada ni nadie se lo arrebataria.

Con las energías a más no poder inició su día, trotando se dirigió a las escaleras para así descender en dirección a la cocina con aquella maravillosa sonrisa inspirada en su madre, lo cual sorprendió a todos los presentes por su repentina hiperactividad.

Vegeta- ¡Buenos días!- Tal cual le prometió a su madre corrió en dirección a su padre y hermano para así regalarles el más fuerte de los abrazos del mundo.

Por poco lanzaba a Tarble de su silla a causa de la brusquedad, sin duda su repentino accionar los había dejado sorprendidos completamente. Tanto el Rey Vegeta como Tarble correspondieron a su sentimental abrazo, los tres sonreían y de a ratos leves risillas escapaban de si mismos. Sin duda aquella imagen para Goku fue conmovedora, especial, la vives con la cual Vegeta iluminó aquel día indicaba el retorno de su felicidad.

Retorno del Protocolo 27 (Goku x Vegeta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora