Capítulo 2

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— ¡Definitivamente necesitas esto! —exclamó Rebecca levantando una lámpara que había visto y le había gustado.

Llevaba así todo el rato dentro de la tienda, ¡yo sólo buscaba cobertores para el sofá!

—Rebecca ya te lo dije. No compraré cosas que ya tengo y no insistas, mi casa no tiene nada malo ¿sí? Me gusta tal y como está. Ahora camina, acabo de ver unos cobertores que me gustaron —tomé a mi amiga de la muñeca y la hale hacia dónde había visto los cobertores.

Rebecca emitió un pequeño "¡Ugh!" y yo rodé los ojos. Mi amiga es algo compulsiva en cuanto a tiendas y compras se refiere.

Feliz de haber comprado los cobertores perfectos salimos de la tienda en busca de comida. Era medio día y yo moría de hambre.

—La fraternidad de Derek hará una fiesta el viernes en forma de bienvenida —Derek es el novio de Rebecca.

—¿Qué estás insinuando? —pregunté mientras le daba otro sorbo a mi soda.

Rebecca rodó los ojos y luego respondió:

—No estoy insinuando nada...

—Sólo estas afirmando que iremos a esa fiesta —la interrumpí.

—Míralo como la bienvenida oficial a la facultad —se encogió de hombros y bebió de su té helado.

—Rebecca, sabes que no me gusta ese tipo de fiestas. No sé por qué te esmeras en convencerme.

— ¡Vamos Val! No empezarás con tu lado de niña santa y responsable ahora ¿verdad?

Por si no lo habían notado, Becca es del tipo de persona que se la pasan de fiesta como si su vida dependiera de ello. Y aquí es dónde entró yo y trato de mantenerla sobria en el mundo.

No les miento, no soy tan santa como Rebecca me pinta. El hecho de que no me gusten las fiestas y no tolero una gota de alcohol no me hace una santa: no me gusta esa vida y no hay nada de malo con ello, y eso es algo que Rebecca nunca ha entendido

—No me hago "la santa" Rebecca. Sabes que no me gustan las fiestas —sé que mi respuesta no la complace del todo.

—Como quieras abuela.

Pero conozco a Rebecca y se que al final terminaré yendo a esa fiesta. No sé por qué me niego si al final siempre cedo, o más bien me obliga a ir.

No piensen mal, mi lado protector siempre me hace remorderme por dentro si dejo que Rebecca vaya sola a esos lugares. Sé perfectamente que ella es mayor y puede cuidarse sola, pero una ayuda extra —y en sus cinco sentidos— nunca está demás.

—Gracias Becca.

—No agradezcas, nena. Se que te prometí pasar contigo el resto de la tarde pero surgió un pequeño problema en la oficina —mi amiga frunció el labio.

—Ya tendremos más tiempo. Por cierto ¿conoces de algún lugar dónde estén contratando personal?.

—Valerie ¿piensas trabajar? —Su tono era el que siempre usaba cuando hacia algo que no debía, era su tono de "Soy mayor que tu por un año y tengo derecho a regañarte".

—Ya me conoces Reb, no pienso dejar que mi padre me patrocine todo. Venir a Nueva York incluía trabajar y lo sabes. —Rebecca rodó los ojos y caminó hacia la puerta.

—Si sé de algo te avisaré. Pasaré a verte mañana después de mi turno.

—Hasta mañana —tiró un beso al aire y salió del apartamento cerrando la puerta detrás de ella.

Perdidos En Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora