Capítulo 8

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NICK

Entré a mi oficina y cerré la puerta dando un portazo.

Estaba cansado de soportar los mismos comentarios hacia mi persona por parte de mi jefe, "incompetente" e "inservible" se leía entre líneas cada vez que su estúpida asistente decía que las correcciones que yo hacía no eran lo suficientemente buenas.

Esa mujer me odia y siempre trata de echarme de cabeza desde que pisé esta editorial, y no entiendo por qué.

Gruñí de frustración mientras pasaba mis manos sobre mi rostro tratando de buscar la calma. Sé que no estuvo bien lo que dije, mucho menos el haber roto el borrador y tirarlo a la basura tras decir que si no les gustaba mi forma de trabajar que se fueran a la mierda y lo hicieran ellos mismos, sé que no fue lo correcto pero ya estaba hastiado de sus comentarios hacia mi forma de trabajar.

Aflojé un poco el nudo de mi corbata para respirar mejor, enrollé las mangas de mi camisa hasta la altura de mis codos y me dejé caer sobre la silla de mi escritorio, quería gritar de la furia que sentía. La fotografía de mi ángel que suelo tener sobre mi escritorio inundó mi panorama.

—Lo siento mi pequeño ángel, sé que todo esto lo hago por ti pero no puedo seguir aguantando esos comentarios— devolví la foto a su lugar y enciendo mi computadora para poder desahogar mi enojo en letras.

Me dejé llevar por mis pensamientos y no me percaté que ya había atardecido. ¡Maldita sea! Llegaré tarde otra vez.

Cerré la computadora y la guardé dentro de mi pequeño maletín, cogí mi blazer y mis cosas, estaba listo para irme cuando alguien toca la puerta de mi oficina y entra sin esperar mi permiso.

—No te has ido todavía —dijo el papá de Taylor.

—No me di cuenta de la hora, pero ya me voy. Le prometí a Jasmine que llegaría temprano y le fallé otra vez —respondí y procedí a ponerme el blazer, las noches de otoño empiezan a ser frías.

—Últimamente no haces más que decepcionarla, o eso es lo que dice Taylor —rodé los ojos ante la mención de mi prima.

—Le he dicho a Taylor que odio que ande de chismosa —me defendí.

—Ya me enteré de lo que pasó con Vincent —mencionó cambiando el tema de conversación.

Una de las tantas cosas que odio de esta editorial es que los chismes corren como si de un río se tratara.

Tal vez Taylor tenga razón y yo odio todo, pero que les puedo decir, la vida me ha pateado tantas veces el trasero y como resultado me hizo odiar a toda cosa que respire a mi alrededor.

—Es culpa de Eliza y de su veneno que lanza en mi contra, el manuscrito estaba bien corregido he incluso le había añadido cosas con las que quedaría mejor, pero como siempre la víbora dijo que mi trabajo no sirve —suspiré—. Estoy cansado de sus comentarios, Marcos.

—Sé que puede llegar a ser un tanto tedioso, Nick. Pero piensa en Jasmine, estoy seguro que ella va a apreciar todo el esfuerzo y el sacrificio que haces por ella.

El papá de Taylor —mi tío político—, ha sido una de las pocas personas que me ha apoyado con la custodia de mi hermana, a decir verdad ha sido la única persona que me ha ayudado y ha estado pendiente de mí desde que mi madre falleció. En cierta parte sé que lo hace porque mi tía —la madre de Taylor y hermana menor de mi padre— se lo pide, agradezco su preocupación pero no es deber de él apoyarme, de hecho tendría que ser mi tía quien me ayudara, pero, como todo el que me conoce, se alejó de mí desde que ella y mi padre tuvieron una fuerte discusión y se divorció del papá de Taylor, por eso nunca pido ayuda, siempre he sido yo.

Perdidos En Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora