Capítulo 5

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NICK

Abrí la puerta de la casa de mi padre y como era costumbre, el silencio me resivió, no había ningún ruido, completo silencio. Me quité la chaqueta que traía puesta y la colgué en el perchero que estaba por la puerta, escuché un ruido en la cocina y luego vi salir a Taylor de esta.

—Hasta que apareces —exclamó con esa risita que tanto odio.

Me limite a volcar los ojos y negar con la cabeza.

—No me vengas con tus juegos, Taylor. Sabes que odio tu sarcasmo.

—Tú qué no odias, primito —volvió a soltar su risita y mordió la manzana que tenía en su mano.

Odiaba ir a casa de mi padre, cada vez que ponía un pie dentro, miles de recuerdos desagradables llegaban a mí, y la única razón por la que llegaba a esa casa era por ese pequeño ángel que alegra mi vida.

— ¿Dónde está Jasmine? —pregunté ignorando su comentario.

—Está en su habitación terminando su tarea. Por cierto el abuelo está bien, ¿sabes?— y aquí vamos otra vez con su sarcasmo.

—Ya sé que el abuelo está bien. Jasmine me dijo que estaba mejorando— respondí indiferente.

—Deberías ir a verlo. Pregunta por ti cada vez que lo veo.

Mi silencio le bastó para que no dijera una palabra más. Mi prima podría ser un grano en trasero cada vez que ella se lo propusiera.

—Yo sé que nos odias y odias todo lo que tenga que ver con los Black —hizo una pausa y se acercó a mí—. Pero te recuerdo que también eres un Black, aunque te duela aceptarlo.

Mis puños se cerraron automáticamente y sentí como mi mandíbula se tensaba, cerré los ojos y traté de respirar para tranquilizarme.

—Mañana llevaré a Jasmine al teatro, ya le dije al tío Peter —escuché la puerta cerrarse confirmando que Taylor se había ido.

Relajé mis músculos y exhalé aire ruidosamente.

Mi prima Taylor venía casi que todos los días luego de la universidad a cuidar de Jasmine hasta que yo llegara, lo cual siempre pasaba tarde porque pensaba tres veces antes de venir a esta casa, pero siempre lo terminaba haciendo por Jasmine. Cuando mi madre murió le prometí cuidar de ella, sé que a mi padre tampoco le agrada mi presencia en esta casa, pero él sabe que no podía alejarme de Jasmine del todo.

Subí las escaleras para llegar a la habitación de mi pequeña hermana, llegué a su puerta que por lo general siempre permanecía abierta. Me maldecía internamente ya que por mi culpa mi padre no le daba su debida privacidad a mi hermana. "No cometeré el mismo error dos veces" fueron sus palabras cuando traté hacerlo cambiar de opinión. Lo cual me parecía absurdo porque Jasmine no sería capaz de hacer algo malo a comparación mía.

Por medio de la abertura de la puerta pude ver como mi ángel estaba sentada en su escritorio escribiendo en su cuaderno y cantando una ridícula canción que había escuchado en alguna parte.

Con los nudillos toque la puerta para llamar su atención.

— ¡Hermano! —exclamó saltando de la silla y corriendo hacia mi para abrazarme.

Perdidos En Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora