CAPÍTULO ONCE

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Me siento diferente, hay algo nuevo en mí.

Siento mi cuerpo más ligero y de hecho hay algo mullido y cómodo debajo de él. Es como estar sobre una nube esponjosa muy cálida.

Tomo una respiración lenta. Estoy muy confundida y mi cabeza está llena de imágenes que aún no puedo poner en orden.

Soy Kellyanne, Líder del Clan Surv...

¡Las Sombras!

Me incorporo tan rápido que un mareo se apodera de todo mi cuerpo y creo que voy a desmayarme de un segundo a otro.

Duele. Todo mi cuerpo duele. Especialmente ese punto en mi cuello que antes pensaba era una marca de nacimiento y ahora resulta ser una marca muy dolorosa hecha por un ángel.

Miro a mi alrededor y solo me confundo aún más. Estoy casi segura de que se trata de un edificio pero está tan limpio y hay tantos muebles sanos que me pellizco para saber si estoy consciente.

Es real.

Observo mi cuerpo y quedo pasmada. ¡Estoy limpia! Hasta hay un olor agradable proveniente de mí. Tengo puesto un vestido blanco de gasas semitransparentes, puedo ver el contorno de mis senos y al mirar más abajo me doy cuenta que ni siquiera llevo unas bragas.

El vestido tiene un escote profundo que llega casi a mi ombligo y es de tirantes finos. Tiene un corte en una pierna hasta la altura del muslo y siento mi espalda bastante desnuda.

No entiendo qué es lo que está pasando y siento que he despertado en otro mundo.

Mis pies descalzos están limpios y mis uñas perfectamente recortadas. Me observo las manos y los brazos. Hay pulseras doradas en mis muñecas y mis uñas están tan prolijas como las de los pies.

El rose de mi pelo en la cintura me sorprende y llevo una mano a mi cabeza para tocarlo. Esta suave, no tiene enredos y cuando lo pongo al alcance de mi vista parece sano. El color chocolate parece demasiado fuerte en contraste con mi piel pálida por la falta de luz solar.

¿Qué sucedió? Lo último que recuerdo es que estaba rodeada de Sombras. Pero en este momento parece todo cálido, no escucho susurros y hasta logro sentirme segura.

¿Dónde estoy? No tengo la menor idea y me da miedo moverme.

Lo que parecía una nube esponjosa es un colchón blanco de lo que parece una plaza. Es cómodo y la almohada es igual de blanca y suave.

Mis alarmas se disparan, todo está demasiado perfecto para el Ahora.

Ya nada es así, lo más afortunados tienen colchones o almohadas pero nunca nada demasiado limpio.

La cama está en medio de una habitación con paredes de ladrillos, una ventana deja entrar un poco de luz y está rota. El único indicio de que aún sigo en el Ahora. No hay puerta pero una cortina de color blanco se hamaca con la brisa casi veraniega.

Me levanto sobre mis pies inestables y el vestido cae en una caricia lenta por mis piernas. Es largo y hace cosquillas en la cima de mis pies.

Doy un paso indecisa y el tajo del vestido deja toda mi pierna derecha al descubierto. Está tonificada por el trabajo duro pero la tonalidad de mi piel pálida parece acompañar el suave blanco de la tela.

El escote deja ver un poco demasiada piel y me siento muy desnuda sin ropa interior.

Recuperandome mínimamente de la sorpresa camino hacia la cortina y salgo de la habitación. Hay un pasillo oscuro y solo logro ver hasta un metro desde donde estoy parada.

Los vellos de mi cuerpo se erizan y doy un paso atrás alerta.

Son ellas, están aquí.

Ellas me trajeron aquí.

SURVIVOR: El Mundo de las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora