CAPÍTULO CINCO

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― Necesitamos hallar la manera de desarmar al Clan Darkness ―murmuro frustrada.

Adrien, mi segundo soldado al mando me mira seriamente.

― El Líder del Clan Darkness sabe algo que nosotros aún no nos hemos enterado ―me informa―. Nuestro whistleblower estaba asustado y parecía paranoico.

Simone es mi tercer soldado al mando. Es una mujer seria, alta y fuerte. En este momento no me está mirando y parece lo suficiente incómoda como para que yo me tense.

― Dime que sabes, Simone.

Que pronuncie su nombre la sobresalta y eso dispara mi alarma.

― Dímelo ―exijo.

― Hace algunos días... ―comienza dudosa.

La miro fijamente esperando que continúe y eso parece intimidarla por lo que bajó la cabeza y pegó su barbilla al pecho.

― Era una persona mayor ―dice finalmente―. Estaba ciego y me dijo que su hijo lo había abandonado. No pude evitar quedarme con él para protegerlo.

― Debes ser dura ―le digo ignorando la punzada de dolor en mi corazón―. Los niños son nuestra prioridad, los adultos saben ocultarse muy bien de las Sombras.

― Lo siento, Kellyanne ― endereza la espalda y me mira con un toque de rebeldía que me tiene ocultando una sonrisa―. Sin embargo, me dio algo a cambio. Tengo presente que no debemos ofrecer nuestro servicio de protección sin que nos den algo antes.

― ¿Información? ―pregunta Adrien.

― Efectivamente ―asiente―. No sé qué es lo que sabe el Clan Darkness, pero el vetusto me dio información que podemos utilizar para nuestro beneficio. Me contó que la leyenda del Dios de las Sombras y su amada no está completa y que ni siquiera está muy seguro de que él esté aquí junto con las Criaturas Oscuras.

― Eso parece interesante ―enarco una ceja sorprendida.

― Hay más ―frunce el ceño―. No estoy muy segura de si creer esto pero de hecho no me sorprendería que fuera real. Hay dioses que fueron desterrados de su mundo y enviados aquí a la Tierra.

Mi corazón deja de latir por unos segundos para reanudar su bombeo precipitadamente.

― Hay unas jodidas criaturas horribles casándose a todo lo que puede sentir miedo ―interviene Adrien―. ¡No me extrañaría que hubieran también dioses desterrados!

― Nadie además de nosotros debe saber esta información ―me apresuro a decir.

― ¿Cómo hacemos para encontrar a un Dios? ―cuestiona Adrien.

― Dijo que solo un alma pura podría distinguir a los mortales de los dioses ―se encoge de hombros.

― Tienen una nueva misión ―interrumpo―. Busquen a ese vetusto y tráiganlo al fuerte. Debemos obtener más información, a cambio lo mantendremos a salvo.

Sus manos derechas se posan sobre su corazón y asienten.

Los veo alejarse y frunzo el ceño. No entendí qué quiso decir el vetusto con la referencia a un alma pura. Sería difícil encontrar alguna en el Ahora.

Dudaba que alguien tuviera alma después de El Boquete.

SURVIVOR: El Mundo de las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora