CAPÍTULO DIECISÉIS

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¿Aceptar que estoy destinada a un Dios que tiene un ejército de Sombras devora humanos? Es difícil. En cambio, mi cuerpo no tiene problemas para aceptar eso.

Sigo sintiéndome débil. Estuve a punto de morir y mi cuerpo se llevó la peor parte. Dorian, sin embargo, parece haber recuperado su energía en el momento en que su boca tocó la mía. Eso acentuó nuestras diferencias, mi cuerpo totalmente humano casi no resistió a lo que sea que fue sometido.

Siverius me dio una breve explicación de lo que pasaría si no acepto que le pertenezco a Dorian pero no me dijo que fue exactamente lo que me pasó.

Me he acostumbrado al colchón mullido y a acurrucarme debajo de suaves mantas limpias. Mi subconsciente detesta que yo esté teniendo un poco de felicidad y no deja de recordarme que todo mi Clan debe estar sufriendo mi desaparición.

Y hay una interrogante que no me ha dejado pegar ojo. ¿Tengo el poder de detener a las Sombras ahora? A Dorian no parece importarle el resto de los humanos aparte de mí. Tampoco me he atrevido a preguntarle qué es lo que pasa con los humanos que las Criaturas Oscuras consumen. Me siento culpable porque los días siguen pasando y yo sigo sin hacer nada. El tiempo no se detendrá por mi cobardía y los humanos seguirán sufriendo.

Aunque Dorian acepte que un Dios decidió por él a quién amaría yo no estoy del todo bien con eso. Sí, estoy profundamente cautivada por su belleza y mi cuerpo lo añora de una manera que deja a mi cerebro bastante incómodo. Es como si no pudiera controlar mi cuerpo y mi cerebro se quedara en un segundo plano observando lo que pasa totalmente en desacuerdo.

No quiero enamorarme del Dios de las Sombras, no quiero amarlo. Es su culpa que el mundo esté así. Han destruido todo y no les importa.

Sin embargo, hay una voz que me susurra que tengo el poder de cambiar el mundo. ¿Qué tan loca debo estar para intentarlo siquiera? La verdad es que no le debo nada a nadie. Ni siquiera tendría que hacer nada por Adrien o por Simone, saben cuidarse solos y no les importa qué pueda pasarme. Seguramente alguno de los dos haya tomado el puesto de Líder del Clan Survivor en el momento que se dieron cuenta de que había desaparecido, sin molestarse en buscarme.

La indecisión que tengo no es algo que esté disfrutando. Estar cómoda, limpia y calentita tampoco he logrado disfrutarlo. No puedo. Me niego a sentir el mínimo goce cuando hay millones de niños en condiciones desastrosas y desapareciendo a cada minuto.

No sé cómo hablar con Dorian. Me pone nerviosa, me incomoda y su personalidad cambiante me aterra y me atrae en la misma medida. No sé si estar temerosa a su alrededor o cómo comportarme.

Pero no puedo estar más tiempo sin hacer nada. Si tengo que conformarme con existir y ser la... ¿Esposa? ¿Novia? ¿Mujer? De Dorian, haré que las Sombras se vayan a molestar a otra parte.

Si Dorian tiene la suficiente fuerza para mantener un portal abierto durante años, también puede hacer que las Sombras desaparezcan de la Tierra.

En caso de que se niegue... Hay una segunda opción.

Pero ni siquiera puedo pensar en ello.

SURVIVOR: El Mundo de las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora