Me succiono el dedo para limpiar el jugo de las uvas que he estado comiendo con mucha satisfacción.
Creo que hoy es un buen día. Mi subconsciente me ha dado un descanso y hasta me he dejado impresionar por la excelente vista de la naturaleza que tengo desde lo que se ha convertido en mi hogar.
― Te ves tan satisfecha ―ríe Dorian―. Te conseguiría todas las uvas del mundo si causan esa reacción en ti.
― ¡Me siento satisfecha! ―río acariciándome el estómago―. Hace mucho tiempo que no sabía lo que era llenarme de verdad.
― Nunca más volverá a faltarte nada ―se inclina hacia mí―. Haré todo lo que esté en mi poder para hacerte feliz, eres mi amada.
Me incomodo ante su confesión pero no dejo que me afecte, he tenido que acostumbrarme a las constantes muestras de afecto de Dorian y al hecho de que parece estar todo el tiempo consintiendome.
― ¿Dónde consigues mi ropa? ―cuestiono para cambiar de tema.
― Está hecha por los mismos ángeles.
― Me gustan ―murmuro acariciando la seda del vestido corto sencillo que llevo puesto―. Pero más me gustarían si fueran de color negro.
― Tengo una amiga a la que le encantaría hacer vestidos para ti ―sonríe.
La punzada de celos que me revuelve el estómago me toma por sorpresa y carraspeo para distraer a Dorian de mi reacción.
― ¿Qué amiga?
Me frustra que mi voz haya salido un tanto aguda y desvío la mirada al pecho de Dorian.
― La Diosa de la Presunción ―sonríe pícaramente ante mi incomodidad―. Te ha puesto incómoda el hecho de que sea mi amiga.
― No quiero saber cómo será su personalidad ―espeto irónicamente.
― Es divertida ―se encoge de hombros―. Pero es una vieja amiga de mi madre a la que le gusta consentirme.
Me remuevo en el banco hecho de un tronco seco y suelto una risita.
― Creo que ya es tiempo de que hagas tu recorrido para ver que todo esté bien.
― Volveré en un rato ―se pone de pie―. Puedes darte un baño mientras no estoy.
Se acerca y deja un beso en mi frente tan suave que me hace cerrar los ojos. Para cuando vuelvo a abrirlos ya no hay rastros de su presencia.
Un baño parece perfecto para aliviar mis músculos agarrotados por el entrenamiento al que me he negado dejar de practicar.
"Kellyanne."
La voz de Siverius detiene mi caminata hacia el pasillo del edificio y doy un traspiés hacia atrás antes de caer sobre mi trasero en el suelo.
― ¡Joder! ―chillo adolorida.
"Rápido, concéntrate en mí, no tengo mucho tiempo."
"¿Qué sucede?"
Me levanto del suelo y me siento en la cama despacio, tendré una muy fea contusión luego.
"Escucha bien lo que te voy a decir: ¡No te alejes de Dorian! No importa qué suceda, debes permanecer a su lado cueste lo que cueste."
"Sí, porque sino ambos podríamos morir..."
"Una de las razones es esa... Pero hay un mal peor acechandolos a ambos, principalmente a ti."
"¿A qué te refieres, Siverius?"
"Es Zadrid, el tío de Dorian. Siempre se ha opuesto al amor pero el hecho de estar condenado a una eternidad sin amor ha hecho que su cordura lo abandone casi que por completo." "Sin amor, no puede obtener descendencia y si algo llegara a pasarle todo su reino quedaría a merced de cualquiera que quisiera adueñarse de él."
"¿Qué tiene que ver el amor con el hecho de tener hijos?"
"Los hijos de los Dioses son creados a partir del amor, son el resultado de un amor verdadero y duradero." "Es por esa razón que Zadrid ha cuidado a Dorian con recelo toda su vida. Su sobrino es lo más parecido a un hijo que podría obtener jamás." "Dorian le abandonó para buscarte a ti."
"Maldita sea."
"No podrá hacerte nada si te mantienes cerca de Dorian. Tú y él juntos son demasiado fuertes."
"Soy una simple humana."
"No, no lo eres."
"¿Qué?"
"Acoplate a Dorian, no puedo decirte más."
"¡Siverius!"
No obtengo respuesta y me frustro.
Cuando creo que puedo aceptar lo que ha estado sucediendo algo nuevo pasa y desestabiliza todo mi mundo.
¡Estoy cansada de todo esto!
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SURVIVOR: El Mundo de las Sombras
FantasyNo importa cuánto tiempo haya pasado desde que El Boquete se abrió. A veces incluso parece que ha estado ahí desde siempre, pero yo sé muy bien que no es así. El Mundo de las Sombras encontró el camino hasta nuestro mundo y lo arrasó todo a su paso...