CAPÍTULO VEINTITRÉS

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Todo es un desastre. Me siento como un desastre.

No sé cuánto tiempo ha pasado pero una vez más el Boquete está irradiando muchísima energía. Las Criaturas Oscuras están fuera de control y ni siquiera Dorian ha podido evitar que consuman tantos humanos como pueden.

Siempre imaginé que ese momento del Boquete era crítico pero nunca supe hasta qué punto. Que el mismísimo Dios de las Sombras me lo confirmara lo hacía todo demasiado real.

También está el hecho de que al tener a Dorian lejos ocupándose de las Sombras mi energía disminuyó casi que por completo y por las bolsas oscuras debajo de sus ojos diría que a él le sucede lo mismo.

¿Mi preocupación? Es hasta qué punto nos afecta la conexión que tenemos uno con el otro. ¿Jamás podré volver a tener mi vida en solitario por completo? ¿Necesitaré de su presencia toda la vida? ¿De qué manera se entremezclan nuestros mundos? ¿Qué es lo que ignoramos de estar destinados? ¿Cómo me afecta eso a mí? ¿Cómo lo afecta a él?

No es para nada sano estar sola con mis pensamientos y es por eso que considero que estoy siendo un desastre. Pero al mismo tiempo trato de separar los pensamientos realistas de los negativos: sí, hay mucha mierda sucediendo aquí, pero sigo siendo una sobreviviente adaptándose al Ahora.

Aún tengo una especie de reticencia ante la atracción que siento por Dorian y eso está poniendo trabas entre nosotros. La energía corriendo entre los dos es una especie de montaña rusa con altos y bajos que nos está afectando de sobremanera. A Dorian le cuesta concentrarse en su mandato como Dios y a mí hay días en los que me cuesta hasta levantarme de la cama.

Y de hecho creo que lo único que ha mejorado con la llegada de Dorian a mi vida es que ahora tengo comida todos los días y hasta puedo disfrutar de un baño caliente poniendo la bañera frente a la ventana para que le dé el sol. Mi peso ha aumentado, Dorian me ha dicho que me veo más sana y mi piel se ha teñido de un leve bronceado que me encanta observar.

Es cuando me relajo en la bañera que me pregunto: ¿Qué le debo yo a la humanidad? Podría simplemente disfrutar de mi suerte y dedicarme a vivir la vida que me ha tocado. Otras personas en mi lugar lo harían, pero yo no puedo.

Siento y verdaderamente creo que tengo en mis manos el poder de generar un cambio en el Ahora. Aún no sé cómo hacerlo pero pienso que debo hacerlo.

Intentar ignorar la existencia de Adrien y Simone es imposible. Los recuerdo todo el tiempo y solo pienso en que debería tratar de contactar con ellos.

Debo hablar con Dorian de todas estas cosas pero no sé cómo abordarlo ni tampoco lo conozco demasiado como para saber las reacciones que tendría ante ciertas cuestiones y dudas que tengo.

Pero, de nuevo, soy una sobreviviente y me adapto al Ahora.

SURVIVOR: El Mundo de las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora