Capítulo 2. Olor a pólvora.

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Ha transcurrido una semana del culinario y afrodisiaco encuentro con Masha

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Ha transcurrido una semana del culinario y afrodisiaco encuentro con Masha. Estoy disfrutando de unos merecidos tragos en un moderno pab del noroeste de Ekaterimburgo, las tenues luces estratégicamente ubicadas con sus movimientos aleatorios nos permite cierto grado de privacidad, mientras que el olor a cigarrillos importados y habanos cubanos nos impregnan cada poro de la piel, el sonido estridente de la música electrónica de Alan Walker hace vibrar el torrente sanguíneo, con Oleg sentado junto a mí y con la sensual Talya sobre mis piernas pido otra ronda más de vodka para nosotros y kvas para la fémina, entre brindis y brindis hago una lista mental de los trabajos de cobranza a ejecutar antes de iniciar los preparativos de mi partida a la universidad.

Sé y entiendo que tendré un par de años más que mis futuros compañeros de aulas, situación que me tiene sin cuidado me basta saber que la cantidad de dinero, poder y liderazgo que he alcanzado es mucho más de lo que la mayoría de ellos podría tan siquiera soñar.

Entreno riguroso y rutinariamente tanto en el gimnasio como en las peleas callejeras para mantenerme en plena forma, pues, con un cuerpo tatuado de dos metros con tres centímetros acompañado por una musculosa e imponente contextura bien trabajada, no soy otra cosa que una máquina destructiva. Sin duda me será muy fácil intimidar a cualquier hijo de papá criado en una burbuja de cristal. Sin embargo, debo mantenerme perfil bajo, estoy más que consciente que no sólo voy a prepararme profesionalmente sino también estudiaré a la perfección el manejo de la bratva en ese país; pues calculo que en menos de cinco años seré contra viento y marea el nuevo pakhan.

Lamento que mi padre no pasara de ser un simple soldado en la organización, pero por mis venas corre sangre cual magma digno de la meta que me he propuesto. Doy gracias a Dios que el conformismo no es hereditario, eso sería una desgracia.

Se evocan en mi memoria las imágenes de hace seis años; cuando el agradable olor a pólvora que emitió el armamento al ser activado intuitivamente por mis juveniles pero decididas manos lograron salvar la vida del sovethik o consejero, la mano derecha del actual pakhan.

Observo con detenimiento el corto y traslucido vaso de vodka para dejar que las imágenes asalten mi mente tal cual como si las reviviera solamente por el simple placer de sentirme un héroe aunque en realidad no soy más que un villano dentro de la bratva.

Era un lunes cualquiera el cual debía acompañar a mi achantado padre a su oficina para irme familiarizando con su tedioso trabajo de escritorio donde se limitaba a llevar la contabilidad de las ganancias de tres de las bratvas dirigidas por Victor.

Paso unoMe indicaba mi padre, verás hijo, estos libros son muy importantes para la mafiya porque contienen toda la información de nuestros deudores continuaba explicando todo orgulloso por su labor mientras mi mente estaba en algún lugar a miles de kilómetros de allí...

Concéntrate Vladislavme gritó sacándome de mis pensamientos a donde continuamente viajo para crear mi mundo real, al menos para mí, donde soy el pakhan.

EL AROMA DEL PODER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora