Casi una semana más pasa, pero en esta ocasión Arinka está cada vez más consciente de las pequeñas contracciones. Por lo que asustada llama su ginecobstetra, para consultar sobre las mismas. La doctora Anna, quien bajo mis órdenes de no solapar la cesárea, le sugiere más descanso alegando que son las bien llamadas contracciones Braxton Hicks, le explica que es la preparación del útero para el momento del parto, pero que debe relajarse ya que ella está programada para una intervención quirúrgica dentro de tres semanas.
Dos días después, maldigo cuando nuevamente el sonido de mi celular me interrumpe del sensual espectáculo que tengo reflejándose en la inmensa pantalla en el cual mi zhena está jugando con su vagina y pezones en busca de autoplacer mientras su esposo duerme profundo en brazos de Hipnos a su lado. Sin duda el pequeño Belov y yo compartimos varios gustos tanto culinarios como sexuales; dos grandes placeres. Me masturbo con fuerza para hacerles compañía, finalizada la privada película porno en vivo, respondo la insistente llamada.
Una reunión urgente requiere de mi presencia, me aseo superficialmente y me traslado en compañía de Oleg al sitio de encuentro.
Son excelentes noticias, para mí, permitiéndome avanzar más pronto de lo esperado en mi meta de ser el nuevo pakhan. Me informan que los soldados y el nuevo brigadier siguieron mi plan a la perfección logrando arrebatar un gran contrabando de trata de blancas al supuesto desmembrador. Sé bien que esto traerá consecuencias sangrientas para ambos lados, pero debemos de alguna forma frenar sus embestidas. El conteo de los caídos de nuestro personal es poco si lo comparamos con el número de baja de nuestro oculto y misterioso competidor. De todas formas, siempre gano, ya que las nuevas viudas y huérfanos serán carne fresca en mis prostíbulos.
Para celebrar llevo a Sombra a la clínica de Anna, allí le entrego su regalo de cumpleaños: una vasectomía.
—Así podrás evitar que Ivett te haga caer en un embarazo no deseado —con este argumento lo convenzo de dejar en manos de Anna lo que él llama el mejor aparato sexual del mundo. Sin saber que su versión de aparato sexual está obsoleta si lo comparamos con el mío, pero que sueñe con esa tonta idea no es mi problema.
Media hora después Sombra se recupera de su ridículo desmayo. Él sabe bien que este acontecimiento será su talón de Aquiles conmigo. «Muchas horas de burla le esperan», pienso divertido ante tan graciosa idea.
Una semana después, le doy las últimas exigencias a Anna para el parto de Arinka. Empiezo a enumerar; —La petite merde, no entrará al quirófano, le advierto, no quiero ningún hombre allí, sólo busca mujeres para que te asistan. Quiero una cámara grabando todo lo que ocurra tanto en la habitación asignada como en la sala de parto. Yo seré quien saque a mi hijo de su madre. Y por último necesito que me dejes a solas con mi hijo al menos durante unos diez minutos. «Control... control... control, que fácil es salirme con la mía», pienso lo liberar que es ser controlador.
Le entrego la detallada lista a Anna, luego de leerla, ella la analiza intentando rechazar algunas de las condiciones. Pero le advierto con la mirada que más vale que prepare todo para que la pueda cumplir. Baja la cabeza maldiciendo en silencio, lo sé; su mirada, tensión y expresión corporal la delata, pero como siempre digo, eso no es mi problema.
Aunque estoy concentrado en la llegada de mi pequeño Belov trato de mantener al menos una videollamada diaria con moglie; me mantiene informado de sus amargas vomitadas mañaneras, de lo feliz que está al imaginar cómo será nuestro hijo, que espera con inmensa alegría el primer ecosonograma. Intenta comunicarme algo, pero se muerde los labios para ocultarlo, es un gesto que descubrí desde nuestra cita en aquel café hace años atrás.
—¿Moglie? —Le advierto para indicarle que sé que me oculta algo. La veo bajar la mirada en busca de sus manos, las cuales las debe tener apretando la tela de su falda floreada, tal cual como sucedió cuando mi madre la presionó con el tema de mi necesidad de tener descendencia.
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EL AROMA DEL PODER.
RandomNo me creo un dios que decide quien vive sino un diablo que sentencia quien muere. De su vientre nacerá sólo mi descendencia aunque sea yo quien escoja el momento y las condiciones del embarazo. Me importa una mierda que ella sea ajena y est...