Capítulo 22. Encrucijada.

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Quién gane esta final universitaria para mí es totalmente insignificante, pues las dos únicas cosas relevante en este partido son; mi ascenso en la mafiya y claro está las medidas planificadas entre las distintas mafias mundiales para frenar al de...

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Quién gane esta final universitaria para mí es totalmente insignificante, pues las dos únicas cosas relevante en este partido son; mi ascenso en la mafiya y claro está las medidas planificadas entre las distintas mafias mundiales para frenar al desmembrador. Como es típico entre los ojisachinados se intentan acusar entre ellos, pobres diablos amarillos, no saben que sus imputaciones los debilitan frente a nuestros ojos.

De algo estoy más que seguro, el desmembrador no forma parte de una organización legendaria como La Yakuza, Las Triadas, la Cosa Nostra, la Camorra, L'Ndragueta o la Sacra Corona Unita, ni mucho menos nosotros; La Mafiya. Definitivamente, no, debe ser el líder de una incipiente mafia que se va fortaleciendo cada vez más con cada ataque perpetrado contra cada una de las organizaciones clandestina, tal vez deba enfocarme en encontrarlo entre los cárteles de la droga de Colombia o México, o entre las pandillas centroamericanas de Mara Salvatrucha, Latin Kings o los Trinitarios.

Ese desmembrador me ha demostrado a mí y a todos que es un hombre con las bolas cuadradas, tan cuadradas como las mías, me encantaría conocerlo. No para ser su amigo sino todo lo contrario, lo analizaría, para luego de aprender alguna que otra cosa finalmente comérmelo vivo, ¡si vivo!, así su sangre estaría calentita tal cual me gusta. Pero, en fin, mientras los demás líderes y sus respectivos consejeros se enfrascan en adivinar quién coño es, yo; Krov' continúo buscándolo.

El viaje de vuelta a mi añorada Rusia se me hace lento, muy lento para mi gusto. Así que me enfoco en lo que es importante para mí: descifrar al desmembrador, esa mala copia de lo que yo soy internamente. Cierro mis ojos dejándome relajar delante de Sombra, hoy, lo necesito más como escudo que como mano derecha.

Una de las azafatas se acerca con una bebida no solicitada, gesto que nos extraña a ambos, así que sin dudar mi escudo lo avienta con fuerza contra el piso sobresaltando a la casi esquelética mujer. La mano gruesa de Oleg la toma de la barbilla presionándole la mandíbula, observo sin simpatía alguna, como sus mejillas son empapadas por un torrente de lágrimas. Me importa una mierda lo que pase con ella, veo como Sombra la arrastra hacia la cabina del baño en la parte posterior del avión. No pasa más de diez minutos cuando un Sombra vuelve a mi lado, claro; como es de esperarse está sudado con olor a sexo forzado, así que se acomoda en su asiento con una radiante y sádica sonrisa en su rostro.

—Al parecer es toda una gata —río al verle más de un rasguño en el rostro.

—Gata es poco yo la llamaría fiera —se suelta los tres primeros botones para lucir el enrojecimiento de las huellas de unas garras.

Le resto importancia a lo acontecido y cierro mis ojos mientras repito mentalmente como loro «desmembrador, desmembrador, desmembrador», permito que mis pensamientos se enfoquen en él, «sé muy bien que te voy atrapar antes que otro lo haga». Así que decido activar cada uno de mis sentidos conocidos y los desconocidos también.

EL AROMA DEL PODER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora