Capítulo 18. Gazpacho sexual.

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Una improvisada intervención de la Pinyin, maldita mafia china, en uno de mis más productivos puntos hace que me traslade al norte de Italia. Aunque ideé tomarme el tiempo necesario para disfrutar de la unión de mi semen en mi zhena, pero lamentablemente, los invasores amarillos de ojos achinados arruinaron el momento. «Se arrepentirán por hacerme enojar».

Nada que un caliente baño de líquido espeso, viscoso y rojosangre no pueda calmarme, después de todo; ¿cuántos golpes debo estrellar contra sus jetas para agrandar y redondear sus ojos? me pregunto como antesala a la inevitable escena que se desplegará para mi deleite.

Con Sombra y catorce de mis soldados procedemos a frenar el inútil intento de adueñarse de mis previos, todos cumplen con mi orden de operarles los ojos a golpes, aunque al final queden inservibles. Los charcos de sangre y alguno que otro globo ocular rebotan en el piso y parte de las paredes del laboratorio clandestino.

Para no dejar de demostrar mi poder envío cada uno de los globos oculares restantes en una caja de madera a su líder, advirtiéndole que no seré tan condescendiente la próxima vez. El elegido para entregar tal encomienda es Pavet quien casualmente fue el más deficiente en la emboscada contra la triada china. Nadie lo manda a ser tan lento, aunque lo que más me enfadó fue la cara de asco que puso cuando uno de los ojos rodó hasta dar con su pie. Su castigo lo implantará el jefe chino, ya que sé que arremeterá contra él cuando destape la cajita.

Horas después estoy saliendo del hueco delantero de Susanne, no puedo mantener mi autocastidad por mucho tiempo, ayer llegué a casa de mis suegros quienes no me esperaban. Aunque estoy teniendo sexo con moglie, mi mente está concentrada en contar los días desde mi primera representación teatral en mi rol como asistente médico.

Ayer mi esencia masculina debió fecundar exitosamente el óvulo en las magistrales trompas de falopio de mi Arinka. Dejo nuevamente que mi mente fanática del control se concentre en mi zhena mientras beso con intensidad el primer tatuaje de Susanne, paso lentamente mi lengua sobre los tres puntos que semejan lunares en forma de triángulo en su seno derecho. Río internamente al recordar cuando convencí a la italianita a tatuarse: sólo tuve que decirle que los tres puntos representan nuestro lazo familiar, pero ¡que mierda! esa mujer que duerme a mi lado convencida que soy su esposo fiel es más ingenua de lo esperado... «esos tres puntos son solamente un recuerdo físico a quien debo hacerle el amor, pues con las demás follo para saciarme y Susanne no es la excepción».

Dejo que mis paternales pensamientos se enfoquen en hoy, ya que es el segundo día, el óvulo fecundado tiene tres días más para avanzar hacia el útero. Sonrío al darme cuenta que mi mente lleva un control total del "plan mis ángeles". Procedo a voltear a Susanne apoyándola en el frío mármol que rodea el lavamanos, me introduzco lento en su vagina, haciendo que ella pierda el control empezando a moverse como una loca en busca de satisfacción, me divierto al ver su arrebato sexual y por primera vez la dejo llevar las riendas, sólo por pocos movimientos. «Eso de ceder el control no va conmigo».

Alejo a moglie de mi entrepierna, subo el zipper, lavo mis manos, estampo mis labios en los hinchados de ella y procedemos a reunirnos en el tradicional comedor veneciano con sus padres donde el olor a salsas de tomates, quesos parmigiamo reggiano y pecorino della maremma se mezclan en la perfecta danza con los ahumados sabores del salami y la panceta.

Una nueva voz femenina irrumpe dejando ver la dueña de ella, una no tan joven mujer con cara de ángel y cuerpo de diabla, sin mucho respeto a quien la trae de su brazo la desnudo con la mirada. La imagen de un trío con ellos donde me cojo al hombre mientras con la boca juego con su vagina, y claro para rematar, con Susanne observando hace que mi pene se active, tomo la mano de moglie indicándole que baje el zipper —mastúrbame —le ordeno en susurro, total el mantel sirve de cortina.

EL AROMA DEL PODER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora