Acorde

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Empiezo un nuevo reto gracias al talento de Natsumi Niikura para crear listas inspiradoras y a su generosidad para compartirlas :)

Mi intención en esta historia es prestarle a Luka la atención que merece por una vez, aunque la sombra de Adrien acecha tras cada esquina: reconozco que mis tendencias Adrinette y Lukanette están en grave conflicto. ¡A ver hasta dónde nos lleva eso!

La idea es que sean capítulos de unas 1000 palabras, y la actualización aproximadamente semanal. ¡Comenzamos!

***

Marinette exhaló un leve suspiro y se concentró en el cono de helado que sostenía, dispuesta a disfrutar de la nueva combinación de sabores que le había propuesto André. Azul y rosa esta vez. Como si su magia realmente hubiera sido capaz de reflejar el cambio que empezaba a buscar para su corazón.

Estaba rodeada por todos sus amigos, con el alma envuelta en un dolor sordo tras echar un pequeño vistazo por encima de su hombro del que se arrepintió de inmediato. Adrien y Kagami estaban muy cerca, y él acariciaba con suavidad la mejilla de la japonesa. No quiso ver más.

Probó un pequeño bocado, frío, dulce y cremoso, y lo dejó extenderse por su paladar. De repente, solo fue consciente de aquel sabor y de sí misma, como si sus sentidos se volcaran hacia el interior, ignorando en cambio lo que la rodeaba. Se concentró en el retumbar de sus propios latidos, sus párpados entrecerrados para sumergirla en una relajante oscuridad, la cadencia de su respiración, el tacto rasposo de la galleta entre sus dedos y el delicioso helado refrescando su boca como un beso solo para ella, no compartido con nadie más.

Y cuando aquella nueva sensación, aquel sonido cristalino, se coló en su mente, lo hizo con una delicadeza tal que dudó si ya estaba dentro de ella antes incluso de que hubiera sido capaz de percibirla, si formaba parte de su mundo interior, o si en cambio representaba la evidencia de que el tiempo había comenzado a recuperar su curso habitual, fluyendo de nuevo.

Los acordes acariciaron perezosamente el borde de su consciencia, haciendo tremolar su pequeña burbuja, hasta que abrió los ojos para hacerla explotar. Avanzó unos pasos, dejándose mecer por aquellas notas que contenían la promesa de una melodía. Una que cada vez estaba más segura de querer escuchar.

Se acomodó junto a Luka, sus pies colgando hacia el río. El eco de las palabras de la carta que el maestro Fu había escrito para ella reverberó en su interior, recordándole que quedaban en su vida muchos regalos que disfrutar. Solo debía asegurarse de estar abierta a ellos para no dejarlos pasar.

--¿Estás bien? --preguntó el músico, todavía sujetando su guitarra.

--¿Qué fue de aquella canción? --optó por devolverle la pregunta en lugar de contestar la suya--. ¿Me dejas escucharla?

--¿Seguro que quieres oírla?

Aquella simple pregunta formulada en tono casual se sintió, sin embargo, como algo más profundo. Las palabras no subieron por su garganta, así que se limitó a asentir con un leve movimiento de cabeza. El chico imitó su gesto, y la música pronto llenó el aire.

Marinette siguió el ritmo con los pies, dejándose envolver por la melodía como si se tratara de una manta mullida y confortable. Cerró los ojos y apartó hasta el fondo de su mente los pensamientos acerca de lo que dejaba atrás para concentrarse en los acordes que acariciaban su presente. Le gustaba cómo Luka la hacía sentir, cómo parecía capaz de entenderla, y también de confortarla, sin necesitar ni siquiera palabras.

Abrió los ojos para encontrarse de frente con su mirada calmada y azul, y sintió su corazón acelerarse de golpe. Él le dedicó una medio sonrisa que elevó el rubor de sus mejillas, que tomaron el color de la grana cuando los ojos del chico se deslizaron un instante hacia sus labios, en un gesto tan sutil que no sabría decir si había sido real o más bien un reflejo de su propio deseo.

Porque lo cierto era que aquel deseo latía en su interior, atrayéndola hacia Luka como la luna hacía bailar a las mareas. Por más que la brillante luz del sol la hubiera deslumbrado durante tanto tiempo, la caída de la tarde había revelado sentimientos nuevos que necesitaba explorar.

Sus miradas seguían conectadas mientras los dedos del chico se deslizaban con seguridad sobre las cuerdas de la guitarra, volcando su alma en cada acorde. Cuando las últimas notas se disolvieron en la brisa, Marinette dejó salir un suspiro melancólico, como si echara de menos su sonido nada más terminar.

--¿Te gusta? --preguntó Luka.

--Me encanta --musitó ella.

--Es tuya --el chico se encogió de hombros, como si no pudiera arrogarse más mérito que el de extraer del aire algo que ya existía.

--Es preciosa.

Una gran sonrisa iluminó el rostro de Luka, y una chispa traviesa destelló en su mirada.

--Entonces he hecho un buen trabajo captando tu esencia, porque tú también lo eres --aseguró, bajando la voz y acercándose como si compartiera una confidencia. Rio por lo bajo al ver que ella enrojecía de nuevo, como si no se esperase el cumplido.

Ella agachó la cabeza con gesto tímido, y a él le costó un mundo no acariciar su mejilla para que lo volviera a mirar, para dejarla leer en sus ojos lo en serio que lo decía. Sin embargo, prefería cederle toda la iniciativa en cuanto a contacto físico se trataba antes que arriesgarse a incomodarla.

En cambio, volvió a empuñar la guitarra y habló con aire pensativo.

--Creo que el final no es perfecto todavía. Es como si le faltara algo. ¿Qué te parece a ti?

Volvió a rasgar las cuerdas mientras ella escuchaba con atención. Cerró los ojos para sentir mejor cómo su melodía los envolvía, y volvió a abrirlos de golpe cuando sintió los labios de Marinette quemar dulcemente su piel cuando ella los presionó en un beso, que colocó justo en la comisura de su boca. Un temblor recorrió su cuerpo, sus dedos resbalaron sin querer, y un acorde discordante resonó en el aire.

Luka sintió un súbito calor en el rostro que tuvo su reflejo en el corazón. La mirada azul de Marinette conservaba un punto tímido, pero en su sonrisa brilló una nueva seguridad tras comprobar la reacción que el leve contacto había provocado en él.

--Apuesto a que no es este el final que estabas buscando para la melodía... --bromeó--. Pero a mí me ha sonado realmente bien...

Continuará :)

Still loving youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora