—¿Qué? —preguntó Ron, pensaba que su amigo se había vuelto completamente loco, no pensaba, tenía la certeza de que así era, tanto guerra lo había transformado.
—¿Qué dices Harry? —Hermione resopló y entorno la mirada furiosa. Quitó su mano de entre las de Harry y se levantó del sofá marrón oscuro de la sala común.
Harry la volvió a tomar en un efecto de reflejo, no tenía tiempo para las idioteces de Hermione sobre enfadarse en ese momento. Ella se giró para mirarle con la misma rudeza que había constado toda su noche. Los ojos esmeralda de Harry estaban bañados en esperanza y tristeza, Hermione era incapaz de hacerse la dura contra esos ojos de gato herido. Se le quitaban las ganas de estar enfadada y volviendo a resoplar, tomó aire profundamente y se sentó junto a Ron.
—Dejadme que os cuente todo lo que pienso —comenzó Harry. Les contó todas las indirectas que la profesora le había dedicado, cosas como: pregúntaselo tú mismo, no tenemos la misma suerte Harry. Y también les contó lo de la poción para alguien o lo que él creía que era, la salvación de Severus.
—Y entonces, ¿Dónde crees que esta Severus? —preguntó Ron extrañado, sin entender muy bien los puntos salteados de Harry, manteniendo aun en su pensamiento la probabilidad de que se hubiera vuelto loco.
—En la enfermería —respondió Harry con el entrecejo fruncido, ya que realmente tampoco estaba seguro al cien por cien, ni siquiera a un veinte por ciento.
—Si Severus se debatiera entre la vida y la muerte no estaría en una simple enfermería —respondió Hermione, dejando a los dos chicos pensativos—. Debe ser un lugar difícil de encontrar. Un lugar en el que nadie husmee y en el que puedan estar las cosas necesarias para salvar su vida —volvió a decir ella después de unos minutos—. Pero tampoco puede ser San Mungo.
—La sala de los —dijo Ron entusiasmado.
—Menesteres —terminó Harry alegremente.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de los tres, la esperanza y la vida volvían a esos ojos color esmeralda y Ron y Hermione lo sabían. Puede que la idea de encontrarlo les pareciese loca, pero querían encontrarlo por el bien de Harry.
—Pero será difícil de encontrar —dijo Hermione.
—Es cierto, cuando nosotros la usamos no nos encontraron de no ser por Cho —terminó de explicar Harry.
—Simplemente le tenemos que preguntar a alguno de los que intentó pillarnos la última vez —dijo Ron y los dos observaron a su amigo con los ojos como platos y las bocas abiertas.
—Brillante Ron, no sabía que tenías cerebro —dijo Harry, parpadeando rápido y repetidas veces.
—Ha Draco —dijo Hermione, volviendo a su expresión natural.
Los dos chicos la miraron y Ron levantó una ceja.
—Y será Ron el que se lo pida, después de todo os lleváis muy bien —le dijo la morena con una sonrisa y le dio un pequeño codazo.
—¿Y-yo? —preguntó Ron, apuntándose a él mismo.
—
Ron iba caminando por el pasillo, veía caminar solo a Draco. Desde que la guerra había terminado, nadie le prestaba atención al rubio y tampoco él se las daba de gallito como antiguamente.
Draco se había vuelto un fantasma y no simplemente por el hecho de que nadie le prestase atención. Su piel se había vuelto más pálida, tenía ojeras y caminaba sin vida por los pasillos de Hogwarts, desde la guerra había cambiado mucho.
Ron se acercó a paso rápido hasta ponerse a su lado y Draco se giró para mirarle con una ceja levantada al estilo Malfoy.
—¿Qué quieres pelirrojo? —le preguntó con una sonrisa entre los dientes.
Ya no le insultaba, tampoco se lo decía con asco, le preguntaba de manera neutra o casi con un poco de entusiasmo.
—Bueno, emm...verás —atinó a decir Ron.
Unos ojos grises como la luna no dejaban de mirarlo de arriba abajo. Ron bajaba la vista, jugaba con sus manos de forma nerviosa y balbuceaba por lo bajo sin saber que decir realmente.
—Weasley —le dijo el rubio para llamar su atención y por fin, Ron levantó la vista.
—Necesitamos tu ayuda —dijo Ron con una mueca de las suyas propias, labio ligeramente levantado y haciendo forma de puchero de forma inconsciente.
—¿Necesita-mos? —preguntó separando la palabra, no entendía a quien se refería.
—Hermione, Harry y yo. L-los tres la necesitamos —dijo Ron, observando al rubio con la boca abierta y esbozando una pequeña sonrisa.
—Bueno, está bien...—se quedó callado unos segundos—. Después de todo he arruinado demasiadas vidas y...—volvió a dejar unos segundos tensos—. Tengo que reparar mis errores o al menos intentarlo.
Ron se acarició su cabello cobrizo intentando no parecer nervioso cuando hablase esta vez. Lentamente caminó hasta el rubio y este se fue desplazando hacia atrás. Hasta quedar con la espalda colocada en la pared y Ron a unos centímetros con los ojos cristalizados y tristes. Lo observó boquiabierto y Ron entendió su mano para acariciar su mejilla y pasar sus cálidos dedos por las bolsas y ojeras que tenía Draco.
—No puedes reparar lo que ya has roto, Draco...—Ron lo observó unos segundos—. Debes pedir perdón y enseñar tu nueva forma de ser. Hacer que te quieran por quien eres ahora y no por el Malfoy que fuiste antes. Eres distinto, eres tú, estás enseñando tu lado Draco, no tu apellido Malfoy.
Ron se acercó a su rostro y besó delicadamente esos labios pálidos que parecían temblar. Con suavidad depositó sus labios sobre la comisura del contrario. Parecía que todos sus sentimientos se acababan de revelar.
Se separó aturdido por lo que acababa de hacer y sintió como se enrojecía tanto como su propio color de cabello.
—B-Bueno t-te e-esperamos en los lavabos de M-Myrtle —Ron salió corriendo, dejando a un rubio tocándose los labios con la gema de sus dedos y sonriendo como un idiota al aire que pasaba cerca de su boca.
—
Ron, Hermione y Harry estaban en los lavabos. Charlaban sobre posibles lugares donde podría encontrarse Severus, los menesteres era solo una opción y no se dieron cuenta, cuando la puerta se abrió.
—H-hola —un rubio en pijama cerraba la puerta tras de si y se acercaba a los tres.
—Por fin llegas —dijo Harry aliviado.
—Siéntate al lado de Ron —comentó Hermione, señalando el lugar entre Harry y el pelirrojo.
Draco obedeció como si en un pasado se hubiese tratado de Voldemort y se sentó al lado de Ron. Lo miró con una sonrisa mientras él, bajaba la mirada y prestaron atención a Harry.
Harry le explicó a Draco lo que pensaba y todo lo que había escuchado, junto con las indirectas de la directora.
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SNARRY-el fantasma del que me enamoré
Fanfiction"𝐿𝐴 𝑀𝑈𝐸𝑅𝑇𝐸 𝑃𝑈𝐸𝐷𝐸 𝑆𝐸𝑅 𝐸𝐿 𝑉𝐸𝑁𝐸𝑁𝑂 𝑀𝐴́𝑆 𝐷𝑂𝐿𝑂𝑅𝑂𝑆𝑂 𝑃𝐴𝑅𝐴 𝐿𝑂𝑆 𝑄𝑈𝐸 𝑌𝐴𝐶𝐸𝑁 𝐸𝑁 𝑉𝐼𝐷𝐴." Harry pensaba que no levantaría cabeza. La muerte de Severus había sido un fue...