2º RECEPTÁCULO

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Harry despertó pronto aquella mañana, le dolía la cabeza horrores de los llantos de la noche anterior.

Cuando miró hacia delante, sin las gafas puestas, le pareció ver la capa negra de Severus aleteando y marchándose del lugar, pero al colocarse las gafas se fijó mejor, se dio cuenta de que no había nada.

—Buenos días, Harry —le dijo el nuevo profesor de pociones desde la puerta, que se encontraba detrás de Harry.

—P-Per...—antes de poder terminar, lo interrumpió.

—No tienes que pedirme perdón, sé que tienes tus razones—con eso y una sonrisa, Harry salió de allí con la capa puesta.

Llegó a la habitación antes de que todos despertaran y se preparó para ir a clases. Tenía los ojos incubados y rojos, y estaba más pálido que de costumbre.

Cuando Ron despertó, fueron al desayuno como siempre y después y por la tarde tocó clase de pociones con los Slytherin.

—Harry, ponte conmigo —le pidió Hermione y Harry miró a Ron.

—Tranquilo, me buscaré pareja —le dijo el pelirrojo tranquilizándolo.

—Oh, tranquilo puedes hacer tu pareja con Harry Ron —dijo Hermione, pero Ron tocó su hombro y le dio una sonrisa.

—Tranquila, me buscaré pareja —volvió a repetir.

En ese mismo momento, un rubio le hizo un gesto a Ron y Harry y Hermione se quedaron boquiabiertos.

—¿Ese...e-es? —balbuceó Harry.

—Sí Harry, sí —Hermione palmeó la espalda del Gryffindor.

Ron corrió hasta el lado de Draco y no dudó en sentarse aunque los nervios le atosigaran. Y la clase comenzó.

—Buenos días alumnos de Hogwarts —dijo alegremente el profesor de pociones—. Pueden llamarme profesor King —con eso y una sonrisa dio por terminada la presentación.

Hermione miraba a Harry, que apretaba los puños fuertemente y se incomodaba. "El recuerdo de Snape" pensó Hermione viendo a su amigo torcer los ánimos.

Harry miraba el escritorio determinadas veces. Pensaba en Snape mirándole con recelo y odio. Un odio tan falso como la fachada que pretendía enseñar.

Solo bastó una lágrima para enseñarle la verdad y el dolor que habitaba en el corazón de Severus Snape. Y Harry cayó de rodillas, sin permiso de olvidar y obligado a amar a alguien que ya no estaba.

Mientras pensaba esto, una dulce brisa pasó por su costado y se atrevió a mirar a su lado. Nada. Nada de nada. Ni rastro de la brisa. Torció la cabeza hacia atrás y. Nada. Nuevamente nada. Se estaba volviendo loco o eso le parecía, sentía a alguien cerca de él siempre, y cuando trataba de encontrarlo, nada.

—¿Señor Potter? —preguntó el profesor, haciendo que Harry girase la cabeza.

Pero en aquellos momentos el chico estaba pálido. Mirando una capa negra que aleteaba por la clase. Observando perplejo y apunto de salir corriendo para abrazarlo. Pero la voz del profesor King lo sacó de su trance.

Pálido y asustado giró la cabeza. No se encontraba bien, mejor dicho estaba mareado y sumergido en recuerdos.

—Señor Potter, no tiene buena cara —intervino el profesor en sus pensamientos—. Debería ir a descansar a la enfermería —miró hacia Hermione que se encontraba a su lado—. Señorita Granger, por favor, lleve al señor Potter a la enfermería para que pueda descansar y vuelva aquí —Hermione asintió.

SNARRY-el fantasma del que me enamoré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora