Hermione estaba con Harry. Caminaban con cuidado y con miedo de encontrarse algún profesor.
Después de varios minutos de actuación lenta, llegaron hasta las escaleras de caracol y Harry dijo la contraseña "sorbete de limón". En aquel momento, recordó la primera vez que había ido al despacho de Dumbledore. Y un amargo recuerdo intervino en su mente.
Subieron por las escaleras y llegaron al despacho, no había nadie para la suerte de ellos dos.
—¿Qué tal estas Fawkes? —preguntó Harry al ver al fénix en en el mismo lugar de siempre.
—Vamos Harry, no te entretengas —susurró Hermione, y se acercó hasta donde estaba el pensador.
—Uff... —a Harry se le erizó todo el vello corporal, al saber que volvería a observar el recuerdo tan amargo y dulce, de Severus.
—¿Estas preparado? —le preguntó Hermione apenada, sabía que le dolía hacer aquello.
—Sí, estoy preparado —dijo Harry, frunciendo el ceño mientras miraba el pensador.
Se acercó a paso lento hacia el lugar donde estaba Hermione. Con las manos temblorosas se quitó el colgante que levaba la pequeña botella con el recuerdo. Abrió la botella lentamente, y vertió el recuerdo encima del pensador.
Respiró hondo una última vez y sumergió la cabeza dentro del pensador.
—•—
—¡No! —lloraba Severus, cogiendo entre sus brazos a James y Lily.
Lloraba y los abrazaba con sumo cuidado y pedía perdón, suplicaba que no murieran, que no le dejaran, que no se fueran.
Unos llantos altos, mucho más altos que los de Snape se escucharon.
Rápidamente dejó los cuerpos inertes de los Potter y se acercó a la cuna de la que provenía el llanto.
Harry Potter, con una enorme cicatriz en la frente, llorando con esos ojos esmeralda que poseía. Tan débil se le podía observar en aquella cuna, pero él había detenido al mago más poderoso sin ninguna complicación, siendo un bebé.
—Harry... —susurró Severus, y acogió al niño con sus manos temblorosas.
Lo acunó en sus brazos hasta que el pequeño se quedó dormido y le depositó un beso en la cicatriz de rayo cuando sus ojos esmeralda se hubieron cerrado.
—•—
—Ah, sí. Harry Potter. Nuestra nueva... celebridad —dijo con hielo en la voz el profesor Snape.
—•—
—10 puntos menos para Gryffindor —dijo el profesor Snape, con una sonrisa irónica.
—•—
—¿Cómo te atreves a utilizar mis propios hechizos contra mí, Potter? ¡Yo los inventé! ¡Yo soy el Príncipe Mestizo! —le gritó a Harry, sabiendo que su pequeño había estudiado bien a fondo su libro.
—•—
—Mírame... mírame... Tienes los ojos de tu madre —dijo Severus, con lágrimas en los ojos.
—•——Lo has mantenido con vida para que pueda morir en el momento indicado. Lo has criado como un cerdo para el matadero —dijo indignado, Severus a Dumbledore.
—•—
Harry sacó la la cabeza del pensador y sintió cómo las lágrimas más dolorosas salían del fondo de su corazón, de su alma, de su ser.
Hermione cogió con un pequeño bote de cristal las lágrimas que Harry soltaba y mientras tanto sentía la empatía por todo su cuerpo.
—Ya está, ¿cierto? —preguntó Harry, aún con lágrimas en los ojos.
—Sí, Harry... sí —dijo Hermione, mientras devolvía el recuerdo al bote y se lo entregaba a Harry.
Le dio un abrazo a su amigo y él, la abrazó como si fuera la última gota de agua en medio de un desierto y él fuera el caminante sediento.
—•—
Ron y Draco corrían por los pasillos con la capa puesta y sin saber la contraseña del despacho se esperaron fuera. Harry y Hermione tardaban demasiado y a Severus solo le quedaban horas de vida.
Finalmente, los dos Gryffindor bajaron y Draco y Ron se quitaron la capa.
—Severus está —decía Draco.
—Severus camilla —comentó Ron.
—Pero entonces... — trató de explicar Draco.
—Pues tenías razón y... —dijo Ron observando a Harry.
—El profesor —dijo Ron.
—McGonagall —comentó Draco.
—¡BASTA! —gritó Hermione, al escuchar tantos balbuceos y palabras—. Que hable uno.
Los dos se miraron y Draco comenzó a explicar, al ver que Ron asentía.
—Severus está vivo —a Harry le brillaron los ojos—. Pero falta una cosa para terminar la poción. Y son las lágrimas de Harry —terminó de explicar Draco.
—Vayamos corriendo a ver al profesor King, él la está preparado —dijo Ron.
Los cuatro comenzaron a correr hacia las mazmorras y cuando llegaron abrieron la puerta sin llamar.
—¡Chicos! ¿Qué hacéis aqu.. —intentó preguntar King.
—Tenemos las lágrimas para Severus y así podemos darle la poción y que despierte —dijo Hermione.
King los observó detenidamente, cogió el tarro con lágrimas que Hermione le enseñaba y abrió corriendo la puerta donde estaba la poción de color amarillo.
Abrió el tarro y miró a los cuatro chicos que lo observaban con impaciencia y hecho todas las lágrimas en la poción.
El tono amarillento cambió rápido a uno rojo y el olor que provenía de él era dulce y agradable.
—¡Ya está! —gritó alegremente King y hecho la poción dentro de un recipiente que tenía cerca.
—Vamos a la enfermería —dijo Draco.
El profesor no sabía cómo esos chicos podían ser así de inteligentes, pero después de todo, formaban un equipo ejemplar en habilidades.
Corrieron por los pasillos y llegaron a la enfermería, Madame Pomfrey se sobresaltó.
—¡Ya la tengo! —se limitó a decir King y entró corriendo hacia la pared seguido de los cuatro y de la enfermera.
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SNARRY-el fantasma del que me enamoré
Fanfiction"𝐿𝐴 𝑀𝑈𝐸𝑅𝑇𝐸 𝑃𝑈𝐸𝐷𝐸 𝑆𝐸𝑅 𝐸𝐿 𝑉𝐸𝑁𝐸𝑁𝑂 𝑀𝐴́𝑆 𝐷𝑂𝐿𝑂𝑅𝑂𝑆𝑂 𝑃𝐴𝑅𝐴 𝐿𝑂𝑆 𝑄𝑈𝐸 𝑌𝐴𝐶𝐸𝑁 𝐸𝑁 𝑉𝐼𝐷𝐴." Harry pensaba que no levantaría cabeza. La muerte de Severus había sido un fue...