SNARRY-el fantasma del que me enamoré

22º POR AMOR

La relación de Draco y Ron, aún no se había hecho publica. El pelirrojo era muy popular a diferencia del rubio. Uno era un ex Mortífago y el otro uno de los salvadores del mundo mágico, así que era una diferencia un tanto abismal.

Y, aunque Draco no quería hacerlo publico por el bien de Ron, el pelirrojo se rebotaba y enfadaba por no entenderlo.

Y ahí estaban otra vez, Draco separándose de Ron por los pasillos.

—Te he dicho que me esperes —dijo Ron con la voz temblando del enfado.

—Y yo te he dicho que tengo prisa —recriminó Draco, comenzando a caminar más rápido por los pasillos.

Y en ese mismo instante, el pelirrojo paró en seco. Lo que acababa de escuchar de un grupo de personas de Slytherin y Ravenclaw, lo habían dejado pensativo, y Draco podía notarlo.

—Es cierto, ese asqueroso Slytherin, tratar así a alguien tan importante como Ron —decía una Ravenclaw.

—Sigue siendo un asqueroso Mortífago que se arrastra por misericordia —y ahí, fue donde Ron no pudo evitarlo.

Me lanzó un puñetazo al tío que había soltado eso de su novio, y si no fuera por él mismo rubio, lo habría matado. Draco le acababa de sujetar los brazos a la espalda, tratando de contener la rabia que se desbocaba de Ron, tratando con todas sus fuerzas, de inmovilizar al pelirrojo.

—Ron, tranquilo... —le susurraba al oído Draco, mientras todos los demás del grupo Slytherin-Ravenclaw miraban sorprendidos a Ron.

—¡No sabéis nada! Estuvisteis en la guerra, pero aunque teníais ojos, no podíais ver nada. El sufrimiento, estaba en todos lados, en el corazón de todos nosotros, y el corazón de Draco también se quebró, mucho más que el vuestro. Así que cerrad el pico, por que este chico a estado conmigo en todos mis malos momentos... —dijo Ron a gritos, y Draco se abrazó a su espalda con cariño.

—Ya está Ron, nadie entiende las guerras de los demás —le susurró Draco con lentitud y Ron, por fin dejó de forcejear y se quedó muy quieto.

—¡Largaos! —gritó Ron a todo el grupo que había delante de sus narices, y ninguno de ellos se quedó allí. En apenas unos segundos, estaban Draco y Ron, solos en el pasillo.

—Ron, ya está, tranquilízate —le dijo Draco, comenzando a acercarse a la pared.

Cuando toparon con la fría pared, Draco giró a Ron para tenerlo cara a cara, y se le partió el corazón, observando su expresión. Ron tenía los labios apretados, tratando de detener las lágrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos, estaba muy rojo, y Draco no sabía si era de ira o de tristeza.

—Ron... —le dijo Draco en un hilo de voz—. No llores mi vida —le pidió Draco, y acarició sus mejillas con dulzura.

El rubio se acercó a sus labios lentamente y los besó sobre la tensada lámina roja que se cernía sobre sus suaves labios. El beso fue dulce y como si de una caricia se tratase, Ron se dejó llevar.

—Es normal que la gente me trate así, Ron. No puedes pasarte la vida pegándole a cualquiera —dijo Draco con una risa que le siguió.

—Lo sé, pero no puedo evitarlo —contestó el pelirrojo bajando la mirada.

Draco le besó la cabeza, y le abrazó la espalda, estrechándolo contra él, protegiéndolo o intentándolo.

—Draco, quiero que lo nuestro se sepa —dijo Ron, levantando un poco la mirada azul, para encontrarse con la grisácea.

Draco se quedó pensativo unos momentos, estaba decidiendo que hacer, si decir que sí, y arruinar la reputación de su novio, o si al contrario, negarlo, y ganarse otro enfado del pelirrojo.

—Está bien —Ron enfadado daba miedo, miedo por miles de razones, así que el rubio, había escogido la más normal, SÍ.

—Gracias, Draco —dijo Ron, y le besó los labios con dulzura, antes de comenzar a caminar por el pasillo nuevamente.

—•—

Draco ya estaba sentado en la mesa de Slytherin, en el Gran Comedor. Esa misma tarde, le había dicho a Ron, que estaba bien hacer pública su relación, pero ¿Qué tenía pensado él pelirrojo?

Cuando vio a Harry entrar en el comedor, supo que Ron iría detrás de él o que iría detrás de Hermione. Eso lo tenía asegurado, puesto que el trío, era inseparable.

Y fue cuando todos aplaudieron, que se fijó en que Ron iba el último de los tres. Y lo peor de todo, es que cuando se sentaron Harry y Hermione, el pelirrojo se despidió y comenzó a caminar nuevamente.

A paso lento, llegó hasta la mesa de Slytherin y Draco se lo quedó mirando extrañado. El pelirrojo se acercó más y más hasta llegar donde Draco estaba sentado y haciendo que uno de los chicos que estaban al lado del rubio, se separase para Ron, el pelirrojo se sentó al lado de su novio.

Cogió la nuca del rubio salvajemente y la acercó hasta besarle, un beso de apenas unos segundos, pero que consiguió un silencio sepulcral en todo el comedor y las miradas de todas las mesas, observaron la situación con un deje de sorpresa.

—Estoy saliendo con Draco Malfoy —comenzó a explicar Ron—. Así que espero que a partir de ahora, se le trate como es debido —terminó de explicar el pelirrojo.

—Eres un encanto —dijo Draco, con una de sus sonrisas, al estilo Malfoy, y pasó su mano por la cintura de Ron para pegarlo más a él.