—Ha sido una clase estupenda —dijo con una sonrisa Ron, mientras apoyaba su cabeza en el pecho de Draco—. ¿No crees? —le preguntó a su novio.
—Sí que lo ha sido, he alucinado con Severus —dijo Draco, abrazando la cintura de su novio, mientras este descansaba entre sus piernas.
Draco estaba apoyando su espalda en el tronco de un árbol, con todo el pasto alrededor. Ron, por otro lado, estaba sentado entre sus piernas y apoyado en el pecho de Draco.
Ron giró la cabeza al sentir ese cálido abrazo y besó castamente a su novio, mientras él comenzaba a acariciar con su lengua el labio, hasta adentrarse dentro de su boca y comenzar a explorarla con deleite.
Las manos de ambos jugaban en el cuerpo contrario. Ron sujetándose de los hombros de Draco mientras se giraba al completo, y Draco acariciando toda su espalda, de arriba abajo, y de abajo arriba. Sentían la calidez en el cuerpo del otro, sentían sus bocas insaciables continuar con ese beso húmedo sin parar. Draco olía a limón, como si utilizase un champú del mismo, pero también tenía un dulce olor a lirio, que escapaba sobretodo de su cabello. Por otro lado, Ron olía dulce, como las cerezas o las fresas, y a Draco le hacía gracias que el olor encartase con la fruta del mismo color que su pelo.
—Draco... —gimió Ron, cuando Draco bajó su mano un poco más de la cuenta, llegando a rozar el miembro ya erecto de Ron.
—Vamos a mi habitación —pidió Draco, y se levantó jadeando, llevando a Ron detrás de él, en las mismas condiciones.
Caminando con rapidez por el castillo hasta llegar a la sala común de Slytherin, en la cual no había casi nadie y adentrarse en su habitación, cerrando detrás de ellos la puerta.
Draco lanzó un hechizo silenciador y cerró los pestillos para que nadie interrumpiera lo que él rubio quería hacer.
—D-Draco —dijo Ron, sintiéndose muy nervioso por saber lo que estaban a punto de hacer.
—Ron, no puedo más... —suspiró Draco, y cogió la mano de Ron para llevarla a su propio miembro.
Ron pudo notar el miembro erecto de Draco encima de su pantalón, y como soltó un pequeño gemido al sentir que le tocaba.
—Y-yo t-tampoco puedo... —dijo Ron, quitándose la capa de Gryffindor para que Draco tuviese mejor vista de su erección debajo del pantalón negro ajustado.
Draco bufó y se acercó hasta el pelirrojo para besarle con desesperación nuevamente, sujetando su cadera y su nuca, juntándolo tanto a su cuerpo que podrían unirse fácilmente.
Sus erecciones se tocaban a la par, sentían la dureza del otro con extrema sensibilidad y Ron parecía que se iba a desmoronar.
Draco anduvo sin dejar de besar a Ron, unos pasos solamente, hasta llegar a su cama y empujarlo encima de esta.
—Eres hermoso —dijo Draco, al ver el rostro enrojecido de Ron y observarle con esa fina camisa, los labios rojos y el cabello despeinado tremendamente precioso.
Draco se empezó a quitar su capa de Slytherin, después la camisa y la corbata. Dejando a la vista su bien formado abdomen, y algunas cicatrices en su piel de porcelana.
—¿Quién te las hizo? —preguntó Ron de mala gana.
—Son de crucios que me lanzaba Voldemort cuando me negaba a algún trabajo demasiado duro —dijo Draco, y su semblante se ensombreció—. No era capaz de matar a nadie, ni a magos, ni a muggles —terminó de explicar.
Ron se levantó de la cama y se sentó, empezando a repasar con sus dedos las cicatrices. Y se acercó todavía más, para besarlas y lamerlas, mientras Draco se estremecía y balbuceaba cosas sin sentido por el gusto.
—Ahora te toca a ti —dijo Draco, separando a Ron y esperando para que se quitara su camisa.
A Ron le daba miedo quitársela, ni quería, ni debía. La enorme cicatriz que surcaba su espalda desde la guerra, era horrorosa y no quería que Draco le dejase por algo así.
Draco notó que algo no estaba bien, que su novio estaba muy nervioso en ese instante y que algo quería ocultar detrás de esa camisa.
—Ron —dijo Draco, pasando su mano por su mejilla—. Déjame desnudarte y sentirte —le pidió dulcemente y se agachó para que su cara quedase justo enfrente de su abdomen.
Ron asintió un poco preocupado y dejó que Draco comenzase a quitar un botón, y después otro, y después otro, y así hasta llegar al último y desatar también su corbata.
Cuando hubo terminado, lo observó con deleite, piel blanca y abdomen muy, pero muy poco marcado, pero con una delgadez hermosa. Podía ver alguna que otra peca en su piel, una mancha bellísima que lo hacía único. Y Ron tembló, cuando sintió que Draco comenzaba a deshacerse de su camisa con extrema lentitud.
Draco lo notó y se levantó un poco para poder besar sus labios y deshacer un poco el nudo que se había formado en el corazón de Ron.
—Ya está Ron... —dijo tiernamente Draco, acariciando su torso desnudo y después su espalda en las mismas condiciones, notando la enorme cicatriz, pero sin ganas de mencionarla—. Eres hermoso de todas las maneras —dijo con cariño Draco.
—Me la hice en la guerra, Nagiri casi me muerde y me caí por las escaleras, y choqué con una piedra enorme, rejandome toda la piel de la espalda. Después un mortifago me lanzó un crucio en ese lugar y desgarró todavía más mi piel —explicó Ron, mientras Draco continuaba con sus caricias.
—Cada cicatriz muestra algo, algo que nos hace más fuertes, así que no creas que es una debilidad. Y no hables de ella como si fuese malo —dijo Draco con una sonrisa, y le besó los labios nuevamente.
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SNARRY-el fantasma del que me enamoré
Fanfictie"𝐿𝐴 𝑀𝑈𝐸𝑅𝑇𝐸 𝑃𝑈𝐸𝐷𝐸 𝑆𝐸𝑅 𝐸𝐿 𝑉𝐸𝑁𝐸𝑁𝑂 𝑀𝐴́𝑆 𝐷𝑂𝐿𝑂𝑅𝑂𝑆𝑂 𝑃𝐴𝑅𝐴 𝐿𝑂𝑆 𝑄𝑈𝐸 𝑌𝐴𝐶𝐸𝑁 𝐸𝑁 𝑉𝐼𝐷𝐴." Harry pensaba que no levantaría cabeza. La muerte de Severus había sido un fue...