16º AMANDO SU PIEL 🔥

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Ron podía sentir cada caricia sobre su piel, como Draco empezaba a repartir besos por su cuello e iba bajando hasta llegar a su ombligo.

Draco pensaba que tenerlo ahí, tumbado y con las mejillas encendidas mientras le repartía besos, era la mejor forma de estar.

Draco movió su mano hasta llegar a la entrepierna de Ron, y al llegar, apretó lo justo para hacer gemir al pelirrojo. El tacto sobre la tela era rudo y no sólo eso, necesitaba más, los dos necesitaban más de ese contacto.

Draco bajó la cabeza hasta estar delante del miembro de Ron, y con un ligero shhh... empezó a bajar la cremallera con la boca.

—D-Draco... —gimoteó Ron, al sentir el cálido aliento del Slytherin encima de su bóxer.

Draco le arrebató los pantalones y los bóxers de un solo tirón. Lo que hizo que Ron se tiñera de todos los colores posibles, y se tapase la cara con las manos.

—Ron... —dijo Draco, besando su miembro y disfrutando del estremecimiento del muchacho—. No te tapes —le pidió, y volvió a depositar un beso en el glande.

Ron hizo caso, lentamente comenzó a retirar las manos de su rostro. Pero un sobresalto fue inevitable, cuando sintió la cálida boca de Draco, envolviendo su miembro entero.

—D-Draco... —gimió entrecortadamente, y llevó su mano al cabello rubio de su novio.

Draco podía sentir cada espasmo, cada jadeo y cada gemido que Ron soltaba. Y él, lo estaba disfrutando tanto que no le importaba no ser tocado, si podía tener así al pelirrojo.

Continuó con las dulces lamidas sobres el miembro de Ron, sintiendo como cada vez más, Ron trataba de meterlo entero en su boca.

—D-Draco... Ya... —gimió Ron, pero no pudo terminar la frase con todas las sensaciones que estaba sintiendo en esos momentos.

Draco comenzó a masajear su muslo mientras continuaba con la felación. Y lentamente llevó su mano hasta agarrar el miembro de Ron, llenándose las manos de saliva y presemen. Y esos mismos dedos, los comenzó a llevar lentamente hasta la piel arrugada que había entre sus nalgas.

—Draco... —dijo Ron, un poco asustado por lo que le iba a hacer.

—Ron, tranquilo —dijo Draco, mientras se incorporaba para llegar hasta la boca de Ron—. Prometo que intentaré que no duela —le dijo tiernamente, y le besó en los labios.

Metió lentamente el primer dedo dentro de Ron, y el pelirrojo llevó sus manos hasta el cuello de Draco, para volver a besarle con desesperación. Ron no se dio cuenta cuando entró el segundo dedo, quizás por la leva presión un poco, pero estaba muy concentrado en los besos y en el olor embriagante que desprendía Draco.

—Ron, te amo... —dijo Draco, acariciándole con la nariz el pómulo, mientras el pelirrojo gemía con todas las sensaciones que estaban poseyéndole.

Draco sacó los dedos de dentro de Ron, y lo miró a los ojos, como si estuviese admirando el diamante más grande y hermoso del mundo entero. Y Ron podía sentir todo lo que él rubio decía con la mirada, deseo y amor, lascividad y cariño.

—Ron, no me iré de tu lado —le dijo el rubio, acercándose para volver a besar esos labios que lo traían loco.

El beso se volvió candente, mientras Draco que ya se había desprendido de su ropa, llevaba su miembro hasta la hendidura de Ron, y lo masajeaba antes de entrar en él.

—Te amo... —gimió Ron, cuando pararon el beso para conseguir aire. Y en ese mismo instante, Draco empezó a entrar dentro de él.

Ron apretaba fuertemente los párpados por la sensación dolorosa de tenerle dentro, o de comenzar a tenerle dentro. Es cierto que el placer también estaba, pero lo único que lo consolaba era saber que esa piel de porcelana estaba erizándose mientras entraba en su interior.

—¿Duele? —preguntó Draco, cuando entró entero en él—. Estas demasiado... Estrecho —gimió Draco, sintiéndose en la gloria.

—Duele un... Poco —dijo Ron, y soltó una pequeña risa—. Pero nada que no pueda soportar alguien como yo —dijo orgullosamente y Draco se movió dentro de él—. Vale, vale, me rindo —dijo Ron, y se abrazó con fuerza a Draco.

—Te amo... —dijo Draco, y Ron lo besó de nuevo, moviendo un poco las caderas para sentir a Draco mejor—Me moveré, si te duele, avísame... —y Draco se movió un poco dentro de Ron, gimiendo a la par que el pelirrojo.

La habitación insonorizada se llenó de gemidos de los dos, sonidos húmedos cada vez que Draco se movía dentro de Ron y cada vez que se besaban.

Draco empezó a aumentar el ritmo de las embestidas a la vez que con una de sus manos acariciaba con fuerza el miembro de Ron.

Y no duraron mucho más después de aquello, Ron sé corrió en los dos abdómenes y Draco dentro de su amado pelirrojo.

—Te amo, pelirrojo —dijo Draco, y le besó una última vez antes de salir de su interior.

—Yo también te amo, rubio —dijo Ron sonriendo, y gimió una última vez cuando Draco salió de su interior.

Se tumbaron cada uno a un lado, recuperando la respiración. Se giraron para mirarse a los ojos. Luna y mar, una combinación perfecta.

—¿Te quedarás conmigo para siempre? —preguntó Draco con una sonrisa, y se acercó mucho más a Ron, sintiendo el aliento del pelirrojo, chocando en su cara cálidamente.

—Para siempre, ¿Y tú te quedarás conmigo para siempre? —preguntó, acercándose más a Draco, casi rozando sus labios.

—Para siempre —dijo Draco, antes de volver a besarle y fundirse con ese beso.

Aquel día el para siempre fue la frase que los unió.

SNARRY-el fantasma del que me enamoré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora