Su cuerpo dolía como los mil infiernos. Su anatomía yacía sobre una pila de escombros, sin poder moverse y el sonido de agua cayendo era todo lo que podía escuchar. Quien quiera que haya hecho esto lo iba a matar
Soltó un quejido y poco a poco intentó reincorporarse. Una tarea bastante complicada debido al reducido espacio en el que se encontraba pues algunos escombros bloqueaban su paso.Su vista no era clara, así que tuvo que ser muy cuidadosa al revisar si no tenía una herida de la cual no se haya dado cuenta. Afortunadamente no fue así.
— ¡Leah! —escuchó a lo lejos una voz masculina— ¡Leah!
— ¡Aquí! —indicó.
Al instante, el hombre de acero apareció frente a ella. Tony suspiro aliviado al encontrarla bien.
— ¿Estás bien? —cuestionó con preocupación. Después de una caída así era normal encontrar heridas graves.
— Me siento como si me hubiera caído un edificio encima. —respondió, al mismo tiempo que su amigo la ayudaba a salir— Pero estoy bien. ¿En dónde están todos?
— Tranquila, los encontraremos. Pero tenemos que salir de aquí.
Tony rodeó su cintura con su brazo para ayudarla a caminar al menos hasta que recuperara algo de fuerza además de que el camino era algo complicado. En el transcurso encontraron a Steve, yacía sobre los escombros con los ojos cerrados, al parecer inconsciente.
— Dime que no está muerto.
— Créeme, este hombre es difícil de matar. —dijo Stark— Vamos, amigo. Despierta.
Steve abrió los ojos tan pronto escuchó las voces ajenas.
— Si lo sigues soltando, me lo voy a quedar. —le advirtió entregándole nuevamente el escudo que seguramente perdió cuando todo se vino abajo.
— ¿Qué pasó? —preguntó el rubio incorporándose.
— Si te metes con el tiempo, él responderá. Ya lo verás.
— No estoy segura de querer ver más. —comentó Leah.
Pronto hallaron una forma de salir del derrumbe, pero no tenían ni siquiera una señal de vida de sus compañeros ni en donde se podían encontrar. A excepción del dios del trueno, quien ya se encontraba afuera al parecer desde hace un buen rato.
Leah sintió su estómago revolverse al ver al gigante que les arruinó la vida hace cinco años justo a unos cuantos metros de distancia. Inmóvil, sin siquiera decir una sola palabra.— ¿Qué ha estado haciendo? —preguntó Tony sin dejar de mirarlo.
— Absolutamente nada. —informó Thor.
— ¿Dónde están las gemas? —Steve se mostró inquieto. Esperaba que el guante estuviera bajo tierra, al menos ahí, Thanos no daría con el.
— Entre los escombros, quizá. —dijo Leah— Mientras él no las tenga, supongo que seguiremos vivos.
— Mantengámoslo así.
Thor alzó su brazo y los truenos anunciaron su llegada en el oscuro cielo.
— Matémoslo como se debe.
Los tres hombres tomaron la delantera mientras mantenían a la castaña detrás de ellos. Ni siquiera en momentos así podían olvidar su sobre protección. Pero a la vez, era una buena estrategia. Era cuestión de tiempo para que el poder de Leah despertara sin control alguno.
— No pudieron vivir con su propio fracaso. ¿Eso a dónde los llevó? De vuelta a mi.
Su voz.
En los últimos cinco años no hubo un día o una noche en la que no la recordara. Solía tener pesadillas recreando a detalle aquel horrible día; verlos desaparecer frente a sus ojos, sus nombres en las listas de los ausentes y esa voz recordándole que habían fracasado.
ESTÁS LEYENDO
2 | DUSK TILL DAWN (BUCKY BARNES)
Fiksi Penggemar- Lo perdí. -dijo la chica entre lágrimas. - Lo sé. -le respondió el chico- Pero yo puedo hacerte feliz. ¿Cuál era el problema? Fácil. Él no era James.