Capítulo 25

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| F i n a l |

Le echo otro vistazo al pasillo por el que se supone que la vería entrar. Tomó bruscamente el brazo de Sam donde llevaba un fino reloj, y la dejó caer tan pronto como se dio cuenta de que aún faltaban veinte minutos. Los invitados aún buscaban el mejor asiento entre las filas de sillas blancas para tener una mejor visión de la ceremonia.

Sus padrinos ya se encontraban junto a él, a excepción de dos, que no tenía idea de en donde se habían metido. Excelente momento escogieron para desaparecer. Steve palmeó su hombro, con una amplia sonrisa. ¿De qué se reía? ¿Acaso algo era gracioso?

— Tranquilo amigo. Estará aquí. —lo tranquilizó el rubio, pero sus palabras no hicieron mucho efecto en él.

— ¿Y si no? —cuestionó con miedo— ¿Y si se arrepiente?

— Créeme, si le diera a elegir entre arrojarme de un edificio, a escapar de su propia boda. Yo no estaría aquí. —bromeó Sam. Pero Buck mordió sus mejillas y volvió a juguetear con sus manos sudorosas.

Saludaba cortésmente al público ya impaciente.
Los invitados eran realmente excepcionales; iba desde la realeza de Wakanda, a los Guardianes. Incluyendo dos dioses, hechiceros y ciertos amigos con poderes de insectos.

María Hill llevaba un pequeño audífono en su oído, una carpeta y gritaba un sin fin de cosas para que todo saliera perfecto. Cuando tomó el mando de la organización del evento no hubo quien la detuviera. Y la verdad es que ella y las damas de honor supieron cómo lucirse.

Aunque no sólo ellas estuvieron involucradas, Tony se aseguró de escoger el mejor lugar para llevar a cabo la celebración diciendo que era su deber como padrino. La única razón por la que descartó los helicópteros y fuegos artificiales, fue porque Leah le rogó a Pepper que lo convenciera de abandonar esa idea.

— ¡Muy bien! La novia llegará en cualquier momento, así que quiero a todo mundo en sus asientos. —Hill continuó gritando. Tanto que incluso asustó al rey de Wakanda causándole una larga risa a su hermana menor y a Okoye.

En esa misma locación, dentro de una habitación, los nervios estaban a flor de piel. Ahí estaba ella, luciendo radiantemente hermosa. Mirando detenidamente su reflejo en el elegante espejo, asegurándose de que todo estuviera en su lugar y una vez que terminaba volvía a iniciar de nuevo.

Su vestido era hermoso. Nada comparado a lo que esperaba, ella podía casarse con el romántico y ligero vestido que se probó la primera vez que fue a una tienda de novias. Pero los planes cambiaron cuando Tony incrementó su presupuesto del vestido casi al triple, y después hizo una rabieta cuando supo que Leah no gastó hasta el último centavo.

Dos de sus damas andaban por toda la habitación balbuceando cosas que no comprendía muy bien porque sólo miraba de reojo la botella de champán sobre la mesa de cristal pensando en bebérsela toda de una vez.

— No. —advirtió Nat alzando un dedo en su dirección como si pudiera leer su mente. Luego se aproximó hasta ella para terminar de darle los últimos detalles al bonito peinado que consideraba su obra maestra— Estás perfecta.

Leah sonrió abiertamente. Luego se acercó Wanda entregándole el sencillo pero bonito ramo hecho con una variedad de flores, y con el labial en sus manos para darle más vista.

Sus otras damas que brillaron por su ausencia por un buen rato aparecieron de nuevo en la habitación. No era para más, pues estaban ayudando a Hill a guiar a los invitados a sus asientos.

2 | DUSK TILL DAWN (BUCKY BARNES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora