Capítulo 21

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_Bestia- Dijo SooJeon, cayendo en la cama. Su respiración agitada- ¿Me quieres matar?
_No... No era la idea, pero bueno- Rió el rey, mirándole.

La muchacha se envolvió en la sábana, hasta que cubrió su pecho. No tenía mucho sentido, ya que hace unos minutos no estaban precisamente tomando el té de medio día.

Jungkook la había arrastrado a su habitación cuando sintió su olor hacerse más potente.

El celo de SooJeon. El primero que pasaría con ella.

Había pasado una semana desde que tuvo aquella discusión con HeeNa. Aquella bruja le había dado sólo tres días para decidir. Pero, para la suerte de todos, había tenido que marcharse al día siguiente, por "problemas personales".

Jungkook suspiró. Acarició el cuerpo desnudo de la chica por debajo de la sábana.

_Manitas fuera, rey Jeon.

Él se rió.

_Qué curioso, hace unos minutos, era "manitos dentro".

Ella le dio un leve golpe en la cabeza y se recostó en su pecho.

_¿Haz considerado ser el de abajo?- Rió ella- Piénsalo.
_¿Qué estás diciendo?- Frunció el ceño, confundido- ¿Estás segura de que eres una mujer?

Ella se carcajeó bajito.

_Tengo sueño, alfa...- Murmuró, y, lentamente, fue cerrando los ojos.

Jeon respiró, liberado, cuando escuchó su respiración ralentizarse.

Se sentía bien cada vez que hacían en amor. Era una bonita sensación, y bastante placentera, por cierto.

Era gracioso porque, siempre que terminaban, SooJeon aseguraba que sus gemidos eran falsos y que solo lo hacía para subirle la autoestima.

Pero hacía sólo minutos ella le apresuraba entre lloriqueos.

Jungkook le dio algunas caricias antes de cerrar los ojos.

Estaba perdiendo la consciencia casi, cuando llamaron a su puerta.

_Majestad. Su Alteza la reina HeeNa exige su presencia.

Jeon abrió los ojos de par en par y se cubrió los ojos.

_Dios mío- Dijo, y se levantó tan rápida y sigilosamente como pudo, para no despertar a su omega, que se apoderó de su lado de la cama.

No era su culpa que Jungkook oliera tan bien.

El rey se vistió y se arregló.

¿Qué diablos podría querer su madre ahí? ¿No se suponía que estaba lo suficientemente lejos?

No. Justamente, la esbelta mujer le estaba esperando, sentada en una de las mesas de la terraza del palacio.

Pero no. No estaba sola.

Una muchacha de cabellos castaños, con destellos rubios, estaba junto a ella.

La mujer no pasaba de los veinte años. Tenía un aspecto aniñado, pero a la misma vez tenía presencia, porte, y elegancia.

Era más que obvio, que ella pertenecía a la realeza. Quizá alguna doncella de palacio, o, una princesa.

_Rey Jeon- Habló HeeNa- Le presento a Eun Jin Ha. ¿Recuerda? Le hablé de ella con anterioridad.

El rey frunció el ceño, pero se acercó, e hizo una pequeña reverencia en signo de educación.

_Soy Jeon Jung Kook.
_Un placer, Majestad.

Ella parecía haber sido sacada de alguna obra de teatro, porque de verdad, el aura de elegancia que la rodeaba, se podía casi palpar.

Jungkook miró a HeeNa, con el ceño fruncido.

_¿Podemos hablar unos segundos, Su Alteza?- Le preguntó a su madre.
_¿Y dejar sola a esta hermosa señorita? Eso no sería educado, Rey Jeon.

Jungkook le miró.

_Discúlpenos un momento- Se dirigió a Jin Ha, y señaló la puerta a HeeNa, que levantó el mentón y salió de allí unos minutos.

_Creo que le he dejado claro antes cuáles eran mis intenciones- Dijo Jungkook, bastante molesto.
_Y yo las mías, Rey Jeon.
_SooJeon será próximamente mi reina.
_Esa mujer no tiene la mitad de educación que JinHa.
_Pero esa chica que está ahí dentro no me gusta.
_Oh, querido Rey, a mí no me gustaba su padre, el rey JiWoo, cuando me casé con él. No se preocupe, se acostumbrará.

Aquella revelación hizo que la sangre de Jungkook hirviera en sus venas.

JiWoo era un buen hombre. A pesar de estar siempre ocupado, guardaba algún tiempo para él. Para hacerle figuras de origami y jugar en la fuente.

Sin embargo, enfermó después de algún tiempo, y falleció tan sólo días después.

Jungkook tan sólo tenía doce años. La corona se caía de su cabeza, al quedarle tan grande. Y pesaba mucho. Tanto, que algunas veces, cuando nadie miraba, se la quitaba.

Había sido un infierno, y aún así, extrañaba a su padre.

Que HeeNa dijese eso ahora, casi lo cegó.

_¿Cómo puedes decir eso?- Dijo, informalmente, alzando un poco la voz.
_Rey Jeon, será mejor que conserve su respeto hacia mi persona, y no me hable como si fuese una sirvienta cualquiera.
_¡No!- Dijo- Claro que no. Las sirvientas han estado ahí en mis cumpleaños, y me atienden cuando me enfermo. Preparan mi comida, lavan mi ropa. Tú no haz hecho una sola de esas cosas. Nunca en tu vida. ¡¿Cómo iba a tratarte como si fueses una sirvienta?!

Un ruido seco se escuchó en la habitación.

La mejilla del rey ardió, al igual que la mano de HeeNa.

Hacía tiempo que no le abofeteaba.

_No sea insolente- Dijo HeeNa, recuperando la compostura- Ahora entre de nuevo donde su nueva prometida. Tenemos asuntos que arreglar.

Sin embargo, aquella bofetada le recordó todas las veces en las que había recibido aquel tipo de golpe.

Si por error le llamaba mamá, o madre, él salía corriendo y se escondía en algún lugar. En aquel entonces, aún amaba a su madre.

Pero con el paso de los años, fue dándose cuenta de que ella no merecía aquel cariño maternal. Fue evitando verla cuando venía a visitarlo a palacio. No la hablaba para evitar llamarle "madre" por equivocación.

Para cuando el rey había cumplido dieciocho años, HeeNa no era su madre: era su verdugo. Era la dueña de casi todas las desgracias que había pasado en su vida.

Y dejó de ser "mamá", para ser "Su alteza, la reina HeeNa"

Jungkook miró unos segundos a la nada, y entró después con aquella mujer y JinHa.

Miró a los ojos de la muchacha.

Eran muy bonitos, sí. Pero no tenían ni una gota de la alegría que tenían los ojos de SooJeon.

Suspiró.

_Y bien, señorita JinHa- Habló el rey- ¿Exactamente qué es lo que desea?

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*Tose*

Me da cosita con Jungkook >:v

Adelante, dejen sus teorías de lo que creen que va a pasar próximamente, justo...
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Gusbai

Seme Cuidan.

Tu Rey «Jeon Jung Kook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora