Capítulo 5

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_¡Si me vuelvo a caer voy a escupir el niñón!- Se quejó SooJeon, es un pequeño berrinche.
_Eso no pasará. Te haz caído tantas veces que ya hubieses escupido hasta el apéndice.

Ella le hizo una mueca fastidiada.

Llevaban un rato patinando, Jungkook viendo a la omega caerse cada vez que iba a dar un paso. Tuvo que sujetarle y ayudarle a caminar.

_Hum...- Dijo- A este paso se te va a aplanar el trasero, SooJeon- Dijo Jungkook, quien la veía caerse una y otra vez, fascinado por su perseverancia aún sabiendo que volvería a irse de bruces al suelo.

Ella se puso de pie una vez más y calló hacia adelante, contra el pecho del alfa.

Él sintió el cálido toque de otra persona. Hacía tiempo que no recibía contacto físico. No podía recordar la última vez que Hoseok le abrazó.

Sonrió y sujetó sus manos para continuar patinando.

_¿Ves? Ya vas mejorando- Dijo Jungkook.
_No mientas. Estoy de mal en peor...
_No es cierto. Ahora puedes pasar al menos diez segundos de pie.

SooJeon le miró con una ceja alzada, y el rey mostró una sonrisa inocente.

Esa noche, Jungkook sintió una nueva sensación en su pecho.

Hacía tiempo que no se iba a la cama con aquel aleteo soñador en su interior.

Al menos por unos momentos, su vida dejó de ser tan insípida.

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Ese día era realmente atareado. El alfa Jeon despertó temprano y, tan pronto como lo hizo, se encerró en la oficina. Necesitaba firmar documentos importantes, resolver problemas cotidianos y tomar su clase de literatura clásica con su maestro.

Apenas eran las doce del día cuando tres toques a la puerta se hicieron presentes.

_Pase- Habló el rey.

SeokJin entró, con la mirada baja.

_Majestad. Es hora de dar el anuncio oficial al reino de Jegum. Estarán encantados- Dijo- ¿Usted desea dar la noticia en persona o hará un comunicado escrito?

Jeon lo pensó. No mantenía contacto con nadie desde hacía mucho. Dar la noticia personalmente incluía presentarse en el balcón de la torre real, y hablar para miles de súbditos oyentes.

De sólo pensarlo podía sentir la sangre burbujear al pasar por sus venas y su cabeza daba vueltas.

Era un gobernante. No debía ser tímido. Debía tener facilidad para comunicarse públicamente, no se suponía que pasara tanto tiempo escondiéndose tras los muros del palacio.

Pero... ¿Qué iba a suceder si en un arranque de nervios decía algo equivocado? ¿La gente dejaría de tenerle el respeto que le tenían como rey? No, no podía arriesgarse a eso. Era mucho mejor escribir, poner su sello real en el papel, y dejar que Jin se encargara de hacer la noticia oficial. Es decir, ya todos en el pueblo sabían de la “nueva omega” de Jeon. Pero el comunicado aún no era oficial.

Jungkook se había perdido en sus pensamientos, y no escuchaba a SeokJin llamándole.

_¿Majestad? ¿Qué debo hacer?
_¿Qué crees que sea mejor?- Preguntó.

Al fin y al cabo, Jin era en consejero real. Su deber era aconsejarle. Y necesitaba un consejo ahora mismo.

_Siendo sincero, su alteza, yo le recomendaría dar la noticia personalmente.
_¿Por qué crees que es lo mejor?
_Señor, la gente de Jegum lo respeta mucho. Siguen sus órdenes y acatan sus leyes... Pero nadie lo conoce realmente, física o emocionalmente. Creo que es hora de que deje de hacer proclamas con la pluma y comience a hacerlo con su boca.

Tu Rey «Jeon Jung Kook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora