Capítulo 32 (Final)

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_Ya basta, es doloroso- Murmuró SooJeon- Quita las manos, Jungkook, que me duele.
_¿No tengo derecho a tocar a mi bebé?
_Cuando nazca puedes tragártelo, pero ahora no lo toques, él hace un circo cuando lo tocas, y me dan contracciones.

Jeon giró los ojos.

El vientre increíblemente abultado de su mujer casi no la dejaba, siquiera, caminar.

No veía sus propios pies, era horrible.

_Ya, ya, no tocaré- Rodó los ojos Jungkook, dejándola en paz. Bueno, casi. Él apretó disimuladamente uno de sus senos.
_Quita, Jeon- Murmuró, apartando su mano de un manotazo- ¿Dónde está Hoseok?
_Está en el jardín, jugando con Lewis. No sé cuál de los dos va a volverse loco primero.
_Hoseok es una ventosa, creo que Lewis va a enloquecer primero- Rió ella, yendo al balcón.

Y allí, en el jardín, estaban los dos. Más bien, los tres. Lewis perseguía a Hoseok, que a su vez perseguía a JinHa.

¿Que quién era Lewis?

Luego del incidente con HeeNa, uno de los pequeños hurones albinos que, enredados en el vestido de SooJeon, fueron salvados de una muerte inminente, se encariñó, quizá más de lo normal, con ella.

Era largo, delgado, y, realmente, muy bonito.

Y de paso, Hoseok lo usaba hasta de bufanda. Sí, tanto el rey Jung como JinHa, se convertían en un par de infantes persiguiendo una pelota cuando el animalito estaba cerca.

En cuanto al nombre, fue elegido por Jungkook.

SooJeon quiso ponerle Louis en un principio, pero Jeon argumentó que, cada vez que dijera su nombre, iba a acordarse del “bestia de Louis Adagio”.

De segunda opción estaba Eduardo, y está de más decir por qué el rey rechazó la propuesta de su mujer. Odiaba aquel libro lo suficiente para quemarlo y bailar sobre sus cenizas.

El hurón pasaba los días sin nombre. Le decían “cosa”, de cariño. En el caso de Jungkook, le llamaba rata, llevándose siempre un buen zape por parte de su mujer siempre que lo mencionaba en su presencia.

Y, bueno, Lewis fue un “plan c”. Un día, el alfa de cabellos negros se levantó y dijo: “La rata va a llamarse Lewis”

Parecía un nombre horrible para el pálido animal, pero, era eso o “Cosa”

La opción fue descartada los primeros días, por básicamente todos. Incluyendo a JinHa, y Hoseok.

Pero con el pasar del tempo, el nombre se le fue quedando y, ya todos le llamaban Lewis.

SooJeon sintió los brazos de su hombre abrazarla por detrás, y acariciar su mano. Ellos miraron el par de anillos de compromiso.

Sí, hacía apenas dos meses, se había llevado a cabo el matrimonio real.

El día fue un total desastre desde que comenzó.

SooJeon y Jungkook se levantaron tardísimo. Básicamente casi llegaron tarde a su propia boda.

Uno de los zapatos de SooJeon se rompió mientras bailaba el vals, con su ahora esposo, y aprovechó el largo del vestido para quitárselos de un par de patadas, sin que nadie se diera cuenta.

En fin, no fue una boda perfecta, cursi, y rosita, pero fue, definitivamente, uno de los mejores días que la pareja real viviría.

_Jungkook, no- Jadeó ella, cuando sintió a su alfa lamer la marca en su cuello. La marca que le había hecho la noche de bodas.

Oh, ellos recordaban que, luego de que formaron aquel vínculo, no hubo alma que les hiciera salir de la habitación en una semana entera.

SooJeon ni siquiera se vistió en aquellos días, sabiendo que su marido volvería a tomarla en cualquier momento. Sí, sólo una pequeña lamida allí y era suficiente para distraerla y volverla una masita.

Era como un... punto débil. Y a SooJeon le gustaba, pero también le molestaba que Jungkook fuese capaz de convencerla de casi todo, con sólo dejar uno o dos besos sobre la marca.

En fin, ella se dejó besar un poco, aún peleando bajito.

No iba a admitirlo ni aunque amenazaran con quemarla de nuevo, pero ella adoraba la atención, y era bastante caprichosa en ese sentido.

_Jungkook, tu hijo, hija, o lo que sea, está intentando hacer batido con mis órganos. Creo que encestó un riñón en la costilla- Rió.
_Esa imagen mental no se va a ir en largo tiempo- Murmuró el Rey.

Jeon había sido en los últimos días un calenturiento de primera.

No dejaba de encontrar maneras de pegársele por detrás (o por delante, da igual), ni de mordisquear su cuello, murmurando sugerentes invitaciones en su oído.

Oh, y ella adoraría aceptar cada una de ellas, pero sabía que tan pronto Jungkook la moviera un poco de sitio, el pequeño revolvería sus entrañas hasta sacárselas por las orejas.

Huy, debía quitarse ese tipo de ideas psicópatas. Todo era culpa del libro nuevo. Un libro de, uhm, terror, misterio, asesinatos, que le había sugerido JinHa.

Sí, ella se había vuelto toda una rata de biblioteca en las semanas que llevaba casi inamovible.

Los días del pueblo habían sido bastante tranquilos desde la muerte de la reina.

Y de su cómplice, SeokJin. Sí, Jin había sido ejecutado dos días después de que HeeNa muriera.

Cuando fue informado al pueblo, muy por el contrario de todas las reacciones posibles, el reino de Jegum guardó silencio. Un minuto de silencio.

Sí, puede que ellos supieran lo malvada que era la reina, pero algunos continuaban viéndola como una representación del rey JiWoo, aún después de muerta.

Tampoco faltaron los fiesteros, que se alegraron y pensaron hasta en hacer un brindis.

El nuevo consejero real, Park Ji Min, era más... Bueno, maduro. Sinceramente, Jeon estaba muy celoso de él los primeros días, porque SooJeon parecía llevarse de maravillas con Jimin. Pero luego de que el rey casi le comiera la boca delante del rubio, quedó claro que no llegaría más lejos que una conversación con, la, ahora, reina.

Jungkook sonrió, mirando como Hoseok caía sobre la hierba, con el pequeño hurón blanco enrollándose en su brazo. JinHa aprovechó disimuladamente para lanzarse sobre el pecho de Jung. Y sí, esos dos se traían entre manos mucho más que coqueteos.

Probablemente

_Bueno...- Murmuró Jungkook, acariciando su estómago con una sonrisa.

Esta vez, ella no lo detuvo. Secretamente moría de ternura cada vez que el alfa mostraba afecto por el abultado vientre, o mejor, cuando le hablaba y le hacía mimos.

El bebé pateaba contra su mano y se removía.

Y, oh, después de hacerle pasar tales incomodidades, cuando el niño naciera iba a tener que amarla más que a nadie, para compensárselo.

Pero eso no era problema ahora. Tenía un marido, tenía amigos, y próximamente, iba a tener su primer (y probablemente último) retoño.

Tenía todo lo que quería.

Incluso lo que no sabía que necesitaba.

Porque ahora tenía consigo a su pequeña, bonita, y extraña familia.

Fin

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Y aquí termina esta linda
novela :3

Pero no se preocupen. No los dejaré con ganas de conocer al heredero jsjs

Publicaré una segunda temporada en mi perfil, que constará con no más de cinco capítulos.

Les adoro❤

Seme Cuidan.

Tu Rey «Jeon Jung Kook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora