LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 23)

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Llegué a la florería, tenía varios pedidos, y había uno de rosas, yo odiaba las rosas, la que se encargaba de esos arreglos era Gina, pero no podía salir porque estaba golpeada y eso podía levantar sospechas, de pronto recordé lo que le había dicho a Isaac sobre endulzarte la vida, así que me puse en contacto con la chica que me ayudaba con esos detalles, le pedí una caja de los chocolates favoritos de Isaac y se los mandé con una notita que decía: «...Y luego está él que hace que valga la pena quitarse la armadura, Isaac te dije que te endulzaría un poco la vida, con cariño: Lava».

Horas más tarde, como a eso de las 3:30 p.m. Valeria la chica de los detalles me informa que ya había entregado los chocolates, y que Isaac había reaccionado muy sonriente y poniéndose muy rojo, sonreí al imaginarlo como tomatito, seguí trabajando en las entregas, estaba sentada en el suelo de la florería, armando un arreglo floral, amaba trabajar sentada en el suelo, cuando de repente vi entrar a Isaac, rápidamente quise ponerme de pie.

—No, no, quédate ahí, estás trabajando, yo me siento con vos— dijo muy sonriente.

Me le quedé viendo y sonreí, seguí en lo mío.

—Lava, gracias por el detalle que me mandaste, no sabes lo feliz que estoy, lo especial que me sentí, no puedo dejar de sonreír— dijo.

—Sos especial, nunca dudes eso— respondí.

—No era necesario que gastarás en mí, me gustó mucho lo que hiciste, pero en verdad no era necesario, con tenerte en mi vida es más que suficiente—

—Se que no era necesario, pero quise hacerlo, porque se medio la gana, y porque puedo, así de simple—

—Te quiero, Lava—

Yo solo sonreí, él se me quedó viendo, y se acercó lentamente a mí, mi corazón latía como a dos mil kilometros por hora, sentí que la respiración me faltaba, tomó un trozo de mi cabello, lo puso tras mi oreja, acarició mi rostro y se acercó un poco más, sus labios estaban a punto de rozar los míos, cuando de repente alguien entra a la florería, los dos nos asustamos y nos alejamos.

Era una niña, entró corriendo y detrás de ella iba una señora gritando.

—Aisha detente—

La niña sonrió y se dirigió a los tulipanes, —son estos mami— dijo con una voz dulce, me dispuse a ponerme de pie, Isaac me ayudó, me dirigí hacía donde estaba la niña, pero al verla me petrifiqué.

Era idéntica a mí cuando tenía su edad, su cabello castaño, ondulado, ojos grandes, labios gruesos, ¡Dios mío era una niña preciosa! En cuanto la vi sentí unos deseos enormes de abrazarla, y no entendía porqué.

—¿Cuántos años tienes?— Pregunté intentado contener mis emociones.

La niña, levantó su mano y extendió 5 deditos, sentí tantos deseos de llorar.

—Dele todos los tulipanes que quiera, rápido por favor que tengo prisa— dijo la madre de la niña mientras hablaba por celular.

—¿Cuántos tulipanes querés, preciosa?— Pregunté.

La niña volvió a levantar su mano y extendió 5 deditos, yo sonreí tomé once tulipanes y se los di, la niña sonrió y se lanzó sobre mí, me abrazó, la abracé, y puedo jurar que sentí que era una parte de mí, no entendía que me pasaba con esta niña.

—¿Cuánto es?— preguntó la mamá de la niña.

—No es nada, señora; su hija es muy linda quiero regalárselos—

—Bueno, gracias; acabamos de mudarnos acá y con este gesto que acabas de tener con mi hija, serás la florería oficial de todas mis fiestas— dijo la señora, tomando a la niña de la mano y saliendo de la florería, mientras la niña me decía adiós muy sonriente.

En cuanto salieron de la florería, empecé a llorar, Isaac me vio muy asustado, me abrazó fuerte.

—¿Qué pasa, Lava; por qué lloras?—

—Te juro que por instante sentí que esa niña era mi hija—

Continuará...

- Lissbeth SM.

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