LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 36)

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GINA

Me lancé sobre Lava, la abracé fuerte, ella no reaccionaba, no decía nada, estaba muy lastimada, —¿qué tiene, qué le pasa? ¿Por qué está así, qué le hicieron?— le pregunté a Issac.

—Es una crisis nerviosa, al parecer está en shock, ¿le había pasado esto antes?— Preguntó.

—No, nunca, es la primera vez que la veo así— mentí.

—Perdonen que interrumpa, pero necesitamos hablar, con la señorita Lava, ella nos tiene que explicar quién es la otra chica, porqué tenía su ropa y su cadenita, porque por ahora ella es la principal sospechosa— dijo el detective Francisco.

Me le quedé viendo, me acerqué a él, y le dejé ir tremenda bofetada.

—¡Gina!— gritaron Isaac y Tessa.

El detective, se me quedó viendo con ojos de odio, —no te mando detener, porque sé que esto es causa del mal momento que estás pasando.—

—No señor, usted se equivoca, esto es lo que se merece por el tremendo hijo de puta que es, usted no es de mi agrado, y esa bofetada se la ganó a pulso, ¿en qué momento se le ocurrió poner a mí hermana como victimaria en lugar de víctima? Maldito estúpido.—

—Gina cálmate, es mi padre— dijo Isaac.

—Ojalá hubieses defendido a Lava de tu padre, así como defendes a esa escoria de mí, ¡salgan de la habitación de mi hermana, todos! No quiero a nadie aquí.—

—Gina por favor— dijo Isaac.

—¡Qué te largues de aquí y te lleves a la narco Barbie y al anciano infeliz— grité señalando a Tessa y el detective.

—Estás sobrepasando los límites, Gina— dijo Isaac bastante molesto.

—No, yo estoy defendiendo a mi hermana con los huevos que a vos te faltaron, ¡salgan!— grité.

Isaac, Tessa y el detective salieron de la habitación.

Me tranquilicé y me acosté al lado de mi hermana, la abracé fuerte, y empecé a llorar, —ya abre tus ojitos, necesito verlos brillar, es más te voy a cantar la canción que te hice cuando llegamos a vivir a Carbesh, hace años que no te la canto, a ver si la recuerdas.—

«Larislava, lava en la lavadora,
Larislava, lava en la lavadora,
en la lavadora lava, Larislava,
en la lavadora lava, Larislava»🎶

—¿Recuerdas? cada vez que te ponías a lavar nuestra ropa yo te la cantaba y nos poníamos a reír, ya abre tus ojitos, no podés dejarme sola.—

—Señorita, el horario de visitas ha terminado y la paciente necesita descansar.— dijo la enfermera.

—Yo voy a quedarme a cuidarla— dije.

—No está permitido, es una paciente que necesita descansar, vaya a su casa y mañana viene otra vez.—

—Está bien, me voy, pero por favor cuidemela mucho señorita, en verdad necesito que ella esté bien.—

Le di un beso a Lava en la frente, y salí de la habitación, salí del hospital, para esperar un taxi, —¿te llevo?— dijeron, volteé a ver y era Tessa, no puedo creerlo, se estaba ofreciendo a llevarme aún después de que la insulté.

—Oye, disculpa por lo que dije ahí adentro, no creo que seas así, de hecho sos muy atractiva, pero ese tipo me sacó de mis casillas.—

—No te preocupes, yo hubiese reaccionado igual o quizá peor, ven sube te llevo— dijo Tessa.

Subí a su auto y me llevó a casa, bajé, ella bajó y le agradecí, y justo cuando nos despediamos, nos quedamos viendo a los ojos, y... nos besamos.

ISAAC

Después de que terminó mi guardia, me fui a la habitación de Lava, ella seguía inconsciente, me volví a recostar a su lado, la abracé fuerte, y volví a susurrarle al oído.

«Cuando apareciste en medio de la noche y entre la oscuridad, fue entonces; que me detuve a contemplar la luna.
- Iván Medina.»

Me acerqué a sus labios y la besé, mientras tomaba su mano, apretó mi mano y abrió los ojos.

—Lava, háblame, di algo, por favor—

—Te quiero Isaac, hace tiempo que todo lo que leo lleva tu nombre, amo la poesía y ahora toda la poesía entre líneas me grita tu nombre, sos mágico, sos como arte, me robas el aire, y creo que...—

Continuará...

- Lissbeth SM.

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