LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 54)

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DANTE

Estaba profundamente dormido, soñaba con Sara y la forma en la que ella me había hecho pedazos, esos sueños eran los que me hacían beber, y caer en excesos, solo buscaba olvidar el dolor de todo aquello que viví hacía ya unos años.

Me despertó el sonido de mi celular, era Lava, el solo ver su nombre en Lana pantalla me dio paz, estaba feliz por recibir una llamada de ella; me dolía saber que Isaac la había herido, pero gracias a él Lava dejó de cerrarse a mí, y yo estaba dispuesta a amarla muy por encima de todo.

—Lava pero que gusto escucharte, ¿cómo estás?— dije.

—Dante, por favor ven por mí, sacame de aquí, no quiero verlo— dijo Lava entre sollozos, no pregunté más.

—Ahora mismo salgo para allá mi niña— dije, salí de la cama, me vestí y salí corriendo en busca de Lava.

LARISLAVA

En cuanto escuché que Isaac venía hacía la casa sentí dolor, no quería verlo, escucharlo, no quería saber de él, no lo odiaba, jamás podría odiarle, pero al parecer él era incapaz de darse cuenta de todo el daño que me causa con tan solo unas cuantas palabras, a él jamás le importó mi dolor o lo que me hacía sentir con sus actos, a él solo le importaba sentirse bien él y si con eso se llevaba a los demás de paso, estaba bien.

Me vestí, eran aproximadamente las 6:40 p.m. esperaba, rogaba porque Dante llegara antes que Isaac; no sabía si soportaría hablar con Isaac, yo seguía amandolo y su forma de verme y tratarme dolía, dolía tanto y no quería sentirlo, tocaron la puerta, fui rápido, supliqué que fuese Dante, mis súplicas fueron en vano, ahí estaba Isaac parado frente a mí, tan perfecto como siempre, con su barba bien perfilada, sus ojos color noche, sus manos grandes, delgado, alto, sus labios perfectos y esa maldita sonrisa de medio lado que me había hecho perder ma cordura, lo vi a los ojos he intenté mantener la calma.

—Disculpa Isaac pero en este momento no puedo atenderte, voy saliendo.—

—Te dije que venía, necesitamos hablar Lava, dame unos minutos por favor.—

—Ja, ja, ja, ja, ja, pero vaya cinismo el suyo Doctor Monroy, ¿pretende que usted truene los dedos y yo salte o cómo son las cosas con usted? Porque la verdad yo no lo entiendo, deje de perder tiempo conmigo y vaya con su novia Darián, será tiempo mejor invertido.— dije

—¿Todo esto es porque regresé con Darián?— dijo Isaac.

—No, todo esto es por Dante, que acaba de llegar por mí, que tenga una linda noche, respetable doctor Monroy— dije despidiéndome de él.

—Lava si te vas con él no volverás a saber de mí— vociferó Isaac.

Si voltear a verlo levanté la mano, —fue un placer conocerle, Doctor— dije y me subí al auto de Dante, en cuanto entré al auto me vine abajo, —sácame de aquí Dante, te lo ruego— dije totalmente desconsolada.

Dante no me preguntó nada, solo me sacó de ahí, mi celular sonaba, era Isaac, lo apagué.

—Neceisto que me ayudes Dante, necesito que me lleves a esta dirección y me sigas la corriente en todo— dije, no le expliqué lo que había pasado con Isaac, él no preguntó.

—Claro, yo te llevo, y hago lo que me pidas, Lava.—

•••

L: —Rawwwr, este hombre me encanta, me pone fogosa.—

E: —No le veo segundas intenciones con Laris, así que me cae bien.

P: —Lo apruebo, ah y échale agua a la puta antes que nos incendie con su calor vaginal.—

•••

Llegamos a casa de la señora Carola, ella nos recibió y entonces mentí.

—Señora disculpe que la moleste, a esta hora, pero mi amigo Dante es un hombre de negocios, y busca hacerlos con su esposo, entonces por eso estamos acá, para hablar con él.—

—Así es señora, yo no sabía que Lava conocía a su esposo; y le estaba comentando que buscaba a Augusto y muy asombrada me dijo que lo conocía, y pues aquí estamos— dijo Dante.

—Pero claro cariño; ahora mismo los llevo con él, siganme— dijo la señora Carola.

Nos guió hasta una oficina, entró, pasaron unos minutos y luego salió.

—Pasen— dijo muy sonriente.

—Hola, Lava que gusto verte— dijo Augusto.

—Hola, Augusto Miordansh— dije

Continuará...

- Lissbeth SM.

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