LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 71)

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LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 71)

En cuanto leí el mensaje de Isaac, me sentí molesta con Dante, salí de casa, subí a mi auto, conduje hasta la casa de Dante, me bajé, toqué, Dante abrió, se asombró al verme, —¿pasa algo, Lava?— preguntó, yo no dije nada pasé a un lado de él, y me metí a su casa, —Lava no, espera— dijo Dante.

Me topé con una mujer extremadamente guapa en su sala.

—Oh vaya, ahora entiendo todo, perdón no quise interrumpir— dije saliendo a toda prisa.

Dante me detuvo, —Ven acá pequeño tomatito Cherry, esto no es lo que pensás, deja esos celos—

—¿Celos? ¿Cuáles celos? Ja, ja, ja, ja, ja, por favor, Dante.—

—Esos que se ven en esos ojitos, mira voy a mostrarte— dijo Dante, haciendo una señal a la chica, ella se puso de pie y se fue.

—¿Qué? ¿Por qué se va tu novia?— Pregunté.

—Mi novia aún no sé va— dijo Dante tomando una cajita que estaba en su mesa, la abrió y oh Dios era un anillo precioso, con un rubí.

—Lava, ¿quieres ser mi novia, mujer, amante, esposa, mejor amiga, mi todo?— dijo Dante.

Mi corazón se paralizó, sentía una electricidad recorrer mi cuerpo, sentía emoción, miedo, nostalgia, sentía de todo.

—Si, si, si, si, si, si quiero— dije, extendiendo mi mano.

Él colocó el anillo y me besó, me besó lenta y apasionadamente, tocó mis pechos y entonces di un salto.

—Lo siento Lava, es que sos una mujer preciosa, es inevitable sentir la necesidad de acariciar tu cuerpo, pero no quiero que te sintas obligada a ceder, quiero que quieras ceder.—

—No se trata de ceder, se trata de querer y yo te quiero, tal vez no de la forma que esperas o quieres, pero te quiero, y quiero esto, lo deseo.—

—Yo no espero que me quieras de ninguna manera, con que me quieras me haces feliz, estoy seguro que sos la mujer de vida, y es aquí donde quiero estar.—

Se me quedó viendo a los ojos, nos besamos, quitó lentamente mi ropa, me veía distinto a como me habían visto antes, él me veía con ternura y amor, quitó su ropa, yo lo veía, quedamos totalmente desnudos, me llevó a él, me besó, me recostó lentamente en la alfombra frente a la chimenea, besó cada parte de mí, me tocaba con amor, en todo momento me repetía al oído lo perfecta que era, yo gemía y lo veía a los ojos, se metió entre mis piernas, entró lentamente en mí, nos veíamos a los ojos, el sonrió, se movió lentamente, gemí y acaricié su rostro, mis piernas lo abrazaban, mis manos acariciaban su espalda, y él se movía lentamente, gemíamos, él me veía a los ojos, me besó, y los dos fuimos de la mano al cielo.

—Quiero dormir dentro de vos— dijo.

Sonreí y lo abracé, nos quedamos dormidos al calor de la chimenea, cuando desperté al día siguiente, Dante acariciaba mi espalda, —que bonito es ver dormir a un pequeño tomatito cherry— dijo, dándome un beso en los labios, y reímos.

—¡Hoy es el gran día! ¡Feliz cumpleaños cariño!— dije dándole un beso.

—Este por mucho está siendo el mejor cumpleaños de mi vida, porque es el primero de muchos a tu lado.—

Desayunamos juntos, luego me llevó a casa para que me preparara para la fiesta, él regresó a su casa, pasaría por nosotros en la noche.

Papá iría disfrazado de pirata, Augusto se disfrazaría del fantasma de la ópera, Tessa de Alicia en el país de las maravillas, y Dante de emperador de Dantesía (su propia ciudad imaginaría).

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