LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 44)

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GINA

Acababa de llegar del viaje universitario, estaba en casa de Tessa, ella se veía preciosa, era increíble la forma en la que me gustaba esa mujer, no me gustaba ninguna mujer, nunca antes me llamó la atención una mujer, pero Tessa no solo era preciosa físicamente sino también era inteligente, interesante, todo de ella me atraía, la veía fijamente, ella sonreía, abrió una botella de vino tinto, sirvió dos copas y se sentó al lado mío, tomamos y conversamos, de pronto todo se tornó silencioso, nos quedamos viendo y nos besamos, ella empezó a quitarme la ropa, y luego yo a ella.

—¿Estás segura de esto?— preguntó Tessa.

—Si es con vos, estoy más que segura— respondí.

Seguimos basándonos y quitando nuestra ropa hasta que las dos quedamos totalmente desnudas, tomé la iniciativa y toqué los pechos de Tessa, se sintió raro pero muy bien, Tessa respiró profundo, bajó hasta mis pechos y empezó a chuparme los pə-zø-nəs, me trajo hacia ella y me llevó a la alfombra que estaba colocada en el suelo de su sala, se posicionó sobre mí, se metió entre mis piernas, las dos temblabamos, besó mis piernas mientras estiraba sus brazos para alcanzar mis pechos, deslizó su lengua en el interior de mi sexo, gemí, ella lamia, apretaba mis pechos, me sentía perdida en el placer.

La tomé de las manos, la llevé hacía mí, nos besamos, probé mi sabor, luego bajé besando sus pechos, me encantaba como se veía desnuda, lamí al rededor de su ombligo, sus gemidos eran exquisitos, bajé hasta su sexo, tenía miedo de no hacerlo bien, nunca antes había intentado hacer algo así, chupé uno de mis dedos y lo introduje en ella, gimió, y mientras mi dedo entraba y salía empecé a lamer su clitoris, sincronizando los movimientos de mi dedo, con los de mi lengua, las dos estábamos al borde de la excitación, subí, me metí entre sus piernas, nuestros sexos se rozaban uno con otro, las dos moviamos nuestras caderas, mientras nos besábamos y acariciabamos, las dos empezamos a gemir fuerte y llegamos al clímax, mojando nuestros sexos con la mezcla de nuestra humedad.

—Wow, nunca había sentido tanto placer— dijo Tessa.

—Fue demasiado rico— respondí, dándole un pequeño beso en los labios.

Las dos estábamos tiradas en su alfombra totalmente desnudas, abrazadas una a la otra, de pronto mi celular empezó a sonar, y sonar, y sonar, llamada tras llamada, no quería responder, no quería cortar con la magia.

—Responde parece urgente, por tanta insistencia— dijo Tessa.

Tome el celular, era Isaac, respondí rápidamente, me comentó que Lava se había desmayado, que estaban en la florería, —en este momento salgo para allá.—

—¿Qué pasa? Preguntó Tessa.

—Debo irme a la florería, Lava tuvo un  pequeño problema.—

—Yo te llevo— dijo Tessa, las dos nos vestimos y salimos a toda prisa.

EN LA MENTE DE LARISLAVA

P: —No se que carajos está pasando con esta niña, se está volviendo débil, ya no puede recibir ninguna impresión porque corre a esconderse aquí con nosotros.—

L: —Está enamorada, y el amor nos hace susceptibles, débiles.—

P: —Por primera vez en mucho tiempo estoy de acuerdo con vos, cabaretera, nunca me he enamorado, eso del amor me da asco, pero si he visto personas caer desde lo más alto por amor, creyendo que su amado los espera en el fondo del abismo, saltan, y cuando llegan al fondo se estampan contra el suelo porque no hay nadie, y es así como los estúpidos rompen sus alas; y algo me dice que Larislava terminará así, como sino fuese suficiente el daño que le hizo su madre ahora se puso en las garras de esa oveja negra que es el loquero ese.—

E: —Efectivamente Larislava está así por amor, pero no por amor a Isaac, sino por amor a esa niña, tiene una lucha interior entre la culpa y su amor de madre, ella no quería tenerla, y el que exista una posibilidad de que esté viva, le carcome el alma.—

P: —Bueno, como sea, ayudemosle a despertar.—

ISAAC

Lava cayó al suelo; la tomé entre mis brazos, llamé a Gina, en cuestión de 15 minutos, Gina entró.

—¿Qué pasó?— Preguntó.

—Perdón creo que fue mi culpa, en cuanto le hablé de la adopción de mi hija Aisha, ella se desvaneció.— dijo la señora que estaba en la florería con nosotros.

—Ahora entiendo todo, nosotras fuimos adoptadas por nuestro padre, y posiblemente eso la puso nostálgica, Isaac en el botiquín hay alcohol, traelo por favor— respondió Gina.

Fui por el alcohol, se lo llevé a Gina, ella lo puso en la nariz de Lava y poco a poco fue reaccionando.

Lava abrió los ojos, y vio a todos lados, la vi fijamente y la besé, sin importar que todos los presente incluyendo a Tessa nos vieran, la besé, cada vez que algo le pasaba a Lava por pequeño que fuese sentía miedo a perderla, era alguien a quien no quería perder, la quería en mi vida.

LARISLAVA

Abri los ojos, vi a todos lados, luego vi a Isaac y me besó, ¡él me besó frente a todos! Pero agradecí que lo hiciera, su beso me dio paz, tanta paz, justo la paz que necesitaba para enfrentar aquel momento.

—Perdón señora Carola, es que mi hermana y yo somos adoptadas y por eso me causó impresión lo que me dijo—

—¿Ven? Se los dije— respondió Gina.

Era increíble la forma en la que Gina y yo conectabamos, no éramos hermanas de sangre pero nuestros corazones se reconocían.

—¿Cómo te sientes?— Preguntó Isaac.

—Bien, un poco mareada, pero bien respondí.

—Vamos, te llevaré a casa— dijo Isaac.

—Si, solo espera, Gina por favor dale una tarjeta con mi número de celular a la señora Carola, acepto el trabajo señora, marqueme y ya nos ponemos de acuerdo.—

—Sos un amor; mañana te marco, espero que sigas mejor— respondió.

Isaac me ayudó a ponerme de pie, subimos al auto, llegamos a casa, Gina y Tessa se fueron a la habitación de Gina, Isaac y yo fuimos a la mía, me ayudó a meterme en la cama y él se recostó a mi lado, lo veía y entonces comencé a recitar para él, fue algo que lo tomó por sorpresa.

«Y luego está él, él que es una bocanada de aire en medio de la asfixia.

Está él que es música en días tristes.

Está él que te ilumina la vida con su sorisa, con sus bromas.

Luego está él que hace que todo sea mejor, que cambia vidas, que le da sabor a todo, que cambia oscuridad por luz, que ayuda a otros a brillar.

Luego está él que dibuja en tu rostro sonrisas que ni vos sabias que tenías.»

Se me quedó viendo y me besó, —te quiero, y justo en este momento quiero hacerte mía— susurró.

—No sé mucho sobre relaciones sexuales, y eso me causa pena— respondí.

—Para mí eres maravillosa, perfecta.—

—Enséñame, quiero aprender todo con vos—, respondí.

Continuará...

- Lissbeth SM.

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