LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 14)

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—Pratick, Patrick, Paaaaaaaaaatrick— gritaba, no logro explicar como pero yo era espectadora desde un rincón de mi mente, era Emily quien luchaba contra Don Rubén que en realidad nos estaba ahorcado, mamá tampoco hacía nada, solo veía con un tipo de sonrisa en el rostro.

Nos estábamos quedando sin aire, en el forcejeo cayó al suelo el jarrón lleno de rosas que estaba en la mensa de noche, y Patrick no aparecía, de pronto Emily habló de nuevo.

—Patrick, que no se te olvide que si ella muere nosotros también— en el momento en el Emily dijo eso, escuché a Patrick llegar, quítate le dijo a Emily, y en cuanto Patrick tomó el control de mí, aventó a don Rubén que quedó arrinconado junto a la mesa de noche, me puse de pie y entonces Patrick habló, era una voz totalmente gruesa, de macho.

—Me presento, soy Patrick, y si a Emily le tuviste miedo, conmigo te vas a cagar, perra— dijo dirigiéndose a mamá, quien al momento de escuchar todo, intentó salir corriendo, la tomé del cabello y la aventé al lado de don Rubén, tomé las tijeras, —ve a traer a Gina en este momento, y ni se te ocurra huir o te juro que rebanaré a este tipo aquí mismo, como el cerdo que es—

Mamá tomó las llaves y salió corriendo de la habitación, Don Rubén temblaba, y yo podía ver el poder que tenía Patrick, mamá regresó muy asustada con Gina, en cuanto Gina entró me vio y dijo: —¿Sos Emily o Patrick?—

—Pero mira que niña tan inteligente, soy Patrick, mucho gusto Gina, ahora ve a tu casa por lo que tenés guardado, ya sabemos que es, y me esperas afuera de casa, pero antes toma un poco de mi ropa y ponla dentro de ese pequeño maletín—

Gina muy apresurada lo hizo, salió de la casa.

En ese momento Don Rubén se puso de pie, y me tomó del brazo, me volteé lo empujé, Patrick tenía mucha fuerza, me agaché, tomé la tijera de nuevo, y una rosa, empuñé fuerte la rosa y la tijera, y en cuanto Don Rubén se acercó a mí, sentí toda la fuerza de Patrick y empujé la tijera junto con la rosa en su estómago, Don Rubén se quedó inmóvil, mientras escupía sangre por la boca, yo empujaba más fuerte, cayó al suelo, boca arriba con la rosa sembrada en el estómago.

—Un cerdo violador menos— grité.

—¿Qué le has hecho a Don Rubén, maldita endemoniada?— gritó mamá.

—Nada que no mereciera— respondí, tomando otra rosa y acercándome a ella.

—No hijita de mi vida, por favor no me hagas daño—

—¿Ahora si suplicas, perra?— dijo Patrick, y entonces intervine.

—No Patrick a ella no por favor, no es necesario—

—Te salvas solo porque tenés una hija de buen corazón— dijo Patrick golpeándole la cara con la Rosa, tomé las llaves, cerré la puerta, salí hacia la calle, yo sangraba por el parto, tenía mucho dolor pero era mi oportunidad de ser libre, Gina me esperaba afuera, en cuanto me vio salió corriendo a ayudarme.

—Le avisé al señor Barshá, nos espera afuera de Shartel— corrimos fuerte, muy fuerte para llegar a las afueras de Shartel, llegamos, yo sentía, que no podía, iba llena de sangre, de líquidos, y también lloraba, en cuanto el señor Barshá nos vio bajó corriendo a ayudarnos, —hija qué te hicieron?— preguntó.

—Me obligaron a ser mamá— respondí entre lágrimas.

El señor Barshá y Gina me abrazaron, estaba por empezar mi libertad.

Continuará...

- Lissbeth SM.

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