Capítulo 9

320 38 2
                                    

Cuando menos lo esperaba

Esa noche llegue a mi casa como si me hubieran quitado un enorme peso de encima. Me acosté y dormí tan tranquila como no lo hacía en años.

En la mañana me levanté, me bañé y ore encomendando a Dios mi día. Me concentre tanto en la oración que se me hizo tarde. Corrí a tomar un taxi o llegaria tarde al trabajo, olvidandome completamente de desayunar.

El día paso tan rápido que no me dió tiempo de nada. Volví a mi casa exhausta. Abri el refrigerador me prepare un sándwich y cuando iba a lavarme los dientes abrí el botiquín para tomar el enguage bucal.

Depronto veo las pastillas y me sorprendo..

Tenía años de padecer una gastritis severa. No podía pasar un día sin tomar esas pastillas. Y cualquier cosa se me podia olvidar, pero tomarmelas ¡nunca!. O sufriría las consecuencias.

Había orado mucho por mi sanidad. En especial cuando las crisis me jugaban malas pasadas. Nunca en esos años padeciendo esa enfermedad había olvidado tomarme las pastillas..

Pero por más que oraba por mi sanidad, no pasaba nada..

Recuerdo haber escuchado a la pastora predicar; Exodo 15: 26 "Porque yo soy Jehová tu sanador"

Ella había dicho que muchas enfermedades nacían del odio, el resentimiento o el rencor y que la medicina estaba en el perdón..

Gracias a esa palabra yo decidí perdonar a Lucas y a su mujer. Creí que sanaria inmediatamente. Pero no fue así..

Mis crisis eran igual o aveces peores. Me cansé de pedirle a Dios que me sanara. Así que lo olvidé y seguí con mi vida..

Pero al ver que se me había olvidado todo el día tomar las pastillas y habia comido un plato grande de diferentes carnes con mis compañeras de trabajo. Me sorprendí al hallarme ante mis pastillas ¡sin ningun síntoma!.

Aproveche y saque una cita con el medico que veía mi caso, y este me hizo todos los exámenes y su diagnostico fue: No sé como Rebeca, ¡pero estás completamente sana!. No tienes rastros de haber padecido nunca de una gastritis tan severa como la que padecistes. Y si no fuera tu medico de años, creería que mientes. O que estas loca al consultar
por algo que no tienes..

Estaba atonita. Pero necesitaba respuestas. Salí del consultorio y fui a contárselo a mi pastor ..

¿Pastor porqué ore por mucho tiempo por mi sanidad, incluso perdone a Lucas y a su mujer y a cuanta persona recordaba que me hubiera hecho daño y nunca sane.? Y después de que vine a verlos y les dije lo de Julian y como me sentía con todo lo que había hecho. Y ustedes oraron por mí, toda la oración se trato de otras cosas y ahora porqué me encuentro.. ¡Sana!.. ¿porqué?

Porque te faltaba alguien por perdonar..

¿¡A quién!?.. pregunté sin comprender a quién no habia perdonado..

¡A ti misma Rebeca!.. tú aún no te habías perdonado.. y esa noche renunciaste a seguir siendo victima de tus propios errores e hiciste las paces contigo misma..

Cuando te perdonaste, la cadena se rompió y con ella esa enfermedad que tomo tu cuerpo como una maldición..

Su respuesta me dejó impactada.. En realidad yo era victima de mi misma. Culpandome de todo y buscando herirme con mi propio rechazo..

Ahora al aceptar la verdad y comprender que no podía cambiar nada de lo que ya habia pasado. Hacia las paces conmigo misma y con mi presente. Sin desesperarme por mi futuro..

Era libre por el poder de Dios. Sana físicamente y emocionalmente libre de la culpa..

Me había rendido al orar por mi sanidad. Pero Dios no se rendía conmigo y nuevamente me sorprendía con su amor..

El naufragio de DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora