Problema con las emociones
Después de hablar con el pastor podría decirse que había entendido lo que tenía que hacer. Mantenerme a distancia de Rebeca por un tiempo y orar por ella..
¿Pero cuanto significaba ese tiempo? Pensaba demasiado en eso y las emociones empezaron a traicionarme.
El sábado a dos semanas de haber hablado con el pastor y decirle que le daría espacio y que no le daría tanta importancia. Estaba ante la puerta de la casa de mi madre. Sabía que ella estaba ahí, con mi sobrina y su amiguito Esteban.
Pensé que me había precipitado y que no había orado lo suficiente. De hecho todas mis oraciones en esos días siempre tenían muchas ansias y poca sensatez.
Cuando me iba a marchar mi madre abrió la puerta: ¡Julian!..¿Porqué no me dijiste que vendrías? Ibamos a tomar un helado para celebrar el triunfo de los pequeños..¡Puedes creer!.. Lily y Esteban ganaron su primer examen con muy buenas calificaciones..
Ya que estás aquí.. ¡Acompañamos!..
Sí tío Julian.. ¡ven con nosotros.! Lily saltaba a mi alrededor, mientras Rebeca con la cabeza baja miraba al suelo tomando la mano de Esteban.
¡Me sentí mal!. Sabía que me había equivocado. Aún no era el momento.
No..¡será otro día!.. quise salir de mi error e irme. Pero no pude. Lily no me lo permitió..
Estando con ellos en la heladería un tipo quiso pasarse de simpático con Rebeca y como si fuera mi esposa me paré detras de ella en señal de que ella era mía. Era más que obvio que estaba celoso.
La hice sentir muy incómoda. Al parecer ese tipo de comentarios y de situaciones no le eran extrañas y sabía como salir de ellas sin mi ayuda.
Estaba cometiendo error tras error y eso podía alejarla. Mi falta de obediencia estaba echando a perder las cosas..
Me fui al baño y oré: Señor Jesús, ¡me precipite! y estoy cometiendo un error tras otro al dejarme llevar por mis emociones.
¡Ayúdame!.. no sé como salir de ésta sin causar daño o alejarla.. ¡Ayúdame Señor! y perdóname por dejarme llevar por mis deseos y no por tu dirección.. ¡me equivoque! Pero necesito tu ayuda ahora mismo. Dame una salida..¡La necesito!.
Salí del baño y me propuse actuar como siempre lo hacía. Enfocándome en Lily.. llevé a Esteban y a mi sobrina a los juegos y por más que lo deseaba no miré hacía donde estaban mi madre y Rebeca. No la haría sentir más incómoda. Comprendía el aprecio que le tenía a mi madre y lo confundida que podía sentirse con mi cercanía tratando de llamar su atención.
Me sentí aliviado al sentir que ésta vez actuaba como debía hacerlo. Muy a pesar de mis emociones, que me traicionaban a cada rato invitandome a mirarla, en especial cuando la oía reír.
Una prueba difícil, en la que yo mismo me había metido..
Después de acompañarlos a la casa, mi madre tuvo la "brillante idea" de que llevara a Rebeca a su casa porque ya era tarde. Primero dejariamos a Esteban y despues la dejaría a ella.
Mi madre no sabia nada de quién o que significaba Rebeca para mí y nisiquiera tenía porque sospecharlo. Porque yo no le había dicho quien era ella. Para evitar que las cosas cambiaran entre ellas.
Ahora otro momento difícil se asomaba y tenía que hacerlo bien o terminaria con algo que deseaba empezar..
Llevé a Esteban a su casa y salude al padre de Esteban y luego me despedí de él. Le agradecieron a Rebeca y nos fuimos rumbo a su casa sin pronunciar una palabra..
Bajé del auto y le abrí la puerta; ella salió y me dijo: ¡Gracias por traerme.!
Fue un gusto Rebeca..¡Que descanses! Y eso fue todo. Arranque el auto y me fui sin mirarla por el retrovisor. Cuando tuve que detenerme para darle tiempo a una pareja de ancianos para que pasaran la calle, miré por el retrovisor y Rebeca aún seguía parada en la entrada de su casa mirando hacía mi auto. Pensé en dar la vuelta e ir hacia ella. Pero una voz en mi interior me dijo: ¡Aún no!.
¡Había sido un necio!. Y siempre mis emociones me traicionaban. Esta vez estaba dispuesto a oír la voz de Dios y seguir su dirección..
No haría caso a mis emociones. Habia pedido la ayuda de Dios y seguiría sus instruciones esta vez. No iría hacía la casa de Rebeca como lo deseaba, ni le daría señal de que la vi mirando hacía mi auto. Me iría a mi casa como lo había dispuesto y oraria para que Dios me mostrara el momento justo para acercarme a ella.
No cometeria el error de ser impulsivo como siempre. Me dejaría llevar por el Espíritu Santo y seguiría obediente su voz y su dirección.
Él hablaba a mi corazón y me dejaba sentir en mi interior lo que estaba bien y lo incorrecto. Desde que llegue a la casa de mi madre me hizo saber en mi corazón que era un error..
Y si no hubiera pedido la ayuda de Dios habria caminado cometiendo error tras error y terminaría quejandome de los resultados..
Gracias a él tuve paz y supe dar los pasos correctos por encima de los deseos de mi carne..
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El naufragio de Dios
RomanceRebeca era una joven hermosa y soñadora que deseaba conocer el amor y enamorarse. Conoció a un muchacho que parecia llenar todas sus expectativas. Y parecía el hombre ideal. Hasta que una vez casados el maravilloso hombre la dejó ver su verdadera...