Capítulo 3

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En tus fuerzas

Mirar el rostro furioso de Lucas me hacía temblar. Tenía miedo pero no quería que lo viera. Lo miré a los ojos rogando en mi interior que no descubriera que estaba aterrorizada.

Si esperas que te diga que te daré el divorcio. ¡Estás equivocada! En mi familia nadie se a divorciado y yo no seré el primero.. Así que éste es el trato. Te irás a la casa y pensarás bien lo que me dijiste y luego me llamarás para disculparte..

Me disculpare contigo ahora.. No voy a cambiar de idea. O decides caminar con Dios y con nosotros o no hay futuro para nuestra relación..

¡Debiste pensar en eso antes de casarte conmigo Rebeca.! Ahora te debes a mí. Esta estúpida discusión se terminó! ..

El niño será internado en un lugar donde pueda ser cuidado por profesionales hasta que se muera y tú empezaras a verte con un especialista. Soy tu esposo y tengo derecho sobre ti y sobre él y ¡se hará como digo!..

Su cara me daba miedo. No sentía mis pies. Me había congelado de la impresión.

No sé de donde salieron mis fuerzas pero dentro de mí sonaba una palabra : No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré..Isaías 41:10

Sentí un valor como nunca había sentido y me le enfrente: ¡Mi hijo se queda conmigo.! Es mi derecho como madre. Y sin importar lo que digas o lo que pienses ¡me quedaré a su lado cada minuto y cada segundo de su vida.! Hasta que Dios diga lo contrario.

Si tengo que escoger Lucas. ¡Escogo a Dios y a mi hijo!. Y si tú no escoges lo mismo. No tenemos nada de que hablar.. Di media vuelta mientras él veía como su corderito asustado se convertía en una leona defendiendo a su hijo con uñas y dientes..

Enojado me siguió tratando de intimidarme. Pero Dios me había cubierto con su fuerza y ni siquiera supe como subí a mi auto y me fui del lugar sin nisiquiera mirarlo.

Volví al lado de mi hijo y la niñera llamada Susi, me abrazó y supe que comprendía mi dolor y mi espanto por lo que acaba de hacer.

Se arrodilló conmigo y oro por mí pidiendo a Dios fuerzas y como si necesitara más confirmación de que lo que había hecho era lo correcto cito la misma palabra que resonaba una y otra vez en mi cabeza..

Gracias Dios.. ¡Gracias por perdonarme! .Sé que estás conmigo y que hoy fuiste tú el que me dió el valor para enfrentarme a él y tomar la decisión de amar a mi hijo hasta que se vaya contigo. Así sea toda mi vida. Estoy dispuesta a hacerlo con tu ayuda.. Mis palabras eran sinceras. Pero no estaba segura de cual seria la reacción de Lucas ..

Pero lo supe demasiado pronto. El dinero que me enviaba no llegó esa semana ni la otra y mis padres estaban enojados conmigo. ¡Ni que decir mis hermanos!. Estaba sola.

Busque a la esposa del pastor y le conté mi situación..

Mira muchacha. Lo mejor para ti es someterte a tu marido. La biblia lo dice así y Dios está deacuerdo con eso. Además apegarte a ese niño que tiene tantos problemas de salud terminara enfermandote. .

Busca a tu esposo y has lo que él te dice..

¿Esta usted segura de que Dios apruebe que abandone a mi hijo y corra tras un hombre que lo llamo: ¡cosa!?. ¿Sabe usted de lo que habla?. ¿Sabe lo que siento cuando lo veo y él me mira con tanto amor? ¡Solo me tiene a mí!.. Y me pide que lo tire como algo inservible y me olvide de él porque no es el hijo que Lucas soñó tener..

Discúlpate muchacha ¡estás hablando conmigo!.. decía la esposa del pastor indignada por mi forma de hablarle.

Creí que usted me entendería..Es madre. Pero no ..¡me equivoque!..Adiós señora.

Dios no está contigo la decisión que tomaste es un error.. Me decía mientras me iba..

Me volví hacia ella al escucharla y le dije muy segura de mis palabras: ¡Se equivoca!. Él me dijo otra cosa está mañana. Y salí de allí sin derramar una lágrima.

Al pasar por una cafetería vi a una mujer mayor con una niña jugando. Su nieta tenia síndrome de down. Me quede mirando como la besaba y reía mientras su pequeña nieta saltaba feliz junto a ella..

Me miró y lo unico que me dijo fue: ¡Dios te bendiga!.

Y eso fue como una corriente que me atravesó y me hizo sonreír.. Me fui del lugar y pasé al cajero, sacaría lo último que tenia y le compraría algo especial a mi pequeño. Cuando con tristeza esperé encontrar lo mínimo, me tope con el milagro de que había suficiente para mí y para mi hijo para mucho tiempo..

Parecía una loca llorando ante el cajero y repitiendo: Gracias.. gracias ¡gracias Dios.!

Un hombre se me acercó y me ofreció un pañuelo y sin saber nada sobre mí me dijo: El señor es bueno y él está contigo y promete ayudarte.. Sin decir nada más se fue dejándome su pañuelo..

Salí feliz a comprarle a mi hijo regalos. No le había comprado nada especial desde que él nació y ahora estaba segura de la ayuda y el perdón de Dios. Y eso había que celebrarlo.

No me volvería a sentir sola ¡jamás! Su palabra y sus señales de amor me lo habian confimado. Isaías 41: 10 Dios sería mi fuerza y mi ayuda ¡Siempre!

El naufragio de DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora