Capítulo 16

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Gozo compartido

Lo primero que Julian hizo después de pedirme que fuera su novia y de que eso significara un compromiso hacia el matrimonio..fue orar conmigo.

En el auto y antes de que alguien lo supiera, Dios sería el primero en sellar nuestro compromiso. Nuestra oración era de acción de gracias por su misericordia con los dos..

Después de orar una palabra se clavó en mi corazón y abrí la Biblia para leerla y compartirla con Julian, la palabra decía: "Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callara de amor, se regocijara sobre ti con cánticos" Sofonías 3: 17

Esa palabra era la confirmación de Dios para nosotros. Habiamos tomado la decisión correcta y nos habíamos colocado en el camino de Dios. Las sendas que Dios había preparado para mí y para Julian se unían de nuevo a la voluntad de Dios en nosotros como pareja.

Por precipitarnos habíamos tomado caminos errados. Por dejarnos llevar por nuestros deseos nos habiamos equivocado y herido. Ahora, esperar en el Señor por encima de nuestros deseos o sentimientos había sido la decisión correcta y nos sentíamos felices de haber esperado en Dios y saber que él se alegraba con nuestra decisión de unirnos como pareja.

Definitivamente él Señor estaba en todo en mi vida. Su intervención divina me lo mostraba a cada momento y la dirección de su Santo Espíritu me daba la dicha de sentir el amor de nuevo en mi ser. Pero esta vez, con su consentimiento.

Fuimos después a ver al pastor y se lo contamos. Él nos felicitó y después organizó para nosotros un seguimiento pastoral con citas de consejería donde pudiéramos en acompañamiento hablar de asuntos en cuanto a nuestra relación y los planes y pensamientos a futuro.

Debíamos limar asperezas y ordenar nuestros planes de tal manera que antes de casarnos tuviéramos claro que esperaba el uno del otro.

¡Magnifico!..los dos teníamos vidas separadas con compromisos adquiridos. Nuestras ideas de vida podían chocar y arruinar algo bueno sino nos deteniamos a organizar mentalmente y en nuestro tiempo y espacio una vida juntos.

El pastor tenía razón..Era mejor ¡ahora! que pretender solucionarlo después..

Salimos de su oficina y con poco tiempo para iniciar mi lección con los niños llegamos a casa de Julieta.

Entramos como si casualmente nos hubiéramos encontrado, pero a una madre como Julieta su hijo no podía engañarla: ¿Que te sucede Julian? Parece que te hubieras comido el sol. ¡Tu cara resplandece de felicidad!.. te eh visto tan callado estas semanas y ahora vienes como si te fueras a reventar sino me dices que te ocurre..

¡Te amo mamá!.. ¡Me conoces tan bien.! Con una gran sonrisa me tomó de la mano y le dijo a Julieta: ¡Mamá voy a casarme!..

¡Vaya!..Así no me imaginé que se lo diría a su madre.. espere que le dijera que yo era su novia y que teníamos planes de casarnos. ¡Pero no así de golpe!.

¿Con la señorita Miller?..Tío..¿¡Vas a casarte con la señorita Miller?..

¡Sí mi princesa!.. Voy a casarme con ¡el amor de mi vida!. Con Rebeca Miller, que muy pronto será la señora Cabalzeta. ¡Mi esposa! Como siempre debió ser..

Julieta estaba asombrada..Yo era la mujer del retiro. La chica de la que su hijo siempre guardo la esperanza de volverla a encontrar. La muchacha que él decía que era la mujer perfecta para él. La mujer que Dios había escogido para que fuera su esposa. ¡Rebeca!.. ¡Vaya sorpresa la que tenía Dios escondida bajo su manga!.

Mientras Julieta procesaba la noticia. Lily saltaba riendo a nuestro alrededor. Esteban llegó con su madre y Lily gritó al verlos: ¡Mi tío Julian se va a casar con la señorita Miller!. Esteban ¡ella va a ser mi tía!

Estaba eufórica con la noticia. Esteban empezó a brincar como lo estaba haciendo Lily y los dos festejaban como si estuvieran en una fiesta.

La madre de Esteban se acerco a Julian y le dijo: Me alegro mucho por ti Julian, la señorita Miller es una maravillosa mujer y estoy seguro que te hará feliz. Juntos de la mano de Dios verán sus sueños cumplirse..

Sus palabras de bendición me hicieron llorar.. Julian al verme me abrazó y ocultó mi rostro en su hombro para que los niños no interpretaran mal mis lágrimas.

Después de un abrazo felicitandonos la madre de Esteban se fue..

¡Quiero celebrar con un helado! Mañana estudiaremos..¿Verdad Esteban?..mañana estudiaremos.. decía Lily.

¡Sí!..yo también quiero un helado como el de Lily..

Jajaja..Bien..¡Vamos por un helado!..respondió Julian.

Julieta aún no había dicho nada y tenía preocupación de lo que fuera a decir..

Nos fuimos a la heladería y Julian trajo los helados de los niños y el de su madre, mientras yo esperaba los nuestros.

Un hombre se acercó mucho a mí, mirandome y sonriendo eran más que obvias sus intenciones. Eso enfureció a Julian que poniendose en medio de los dos y tomándome de la cintura le dijo: ¡Alejate de mi esposa!.

Su cara no era de buenos amigos..

El hombre le respondió: ¡Tranquilo amigo! ¡No lo sabía!..y se fue..

Julian estaba muy molesto y yo sabía que esos arrebatos de celos eran el primer punto a tratar en nuestra primera cita de acompañamiento pastoral como pareja..

Había que solucionarlo ¡cuanto antes! o eso sería motivo de muchas discusiones y peleas entre nosotros.

Al llegar a la mesa su madre que lo habia visto todo, solo nos miró y me agradeció con su mirada mi actitud tranquila, como si no hubiera pasado nada.

Le pidió luego a Julian que llevara a los niños a los juegos. Ellos también se lo pedían, así que después de besarme se fue con ellos..

Entonces aproveche: Julieta.. usted aún no a dicho nada sobre lo de su hijo conmigo..

Tomando mis manos me respondio: ¡Estoy muy feliz por los dos!.. y te agradezco que tuvieras la serenidad para esperar y hablar con Julian sobre sus celos..

Él te a esperado tanto, ¡que teme perderte! y esa inseguridad lo lleva a actuar tontamente..

Mi hijo Rebeca, fue muy lastimado por malas experiencias con mujeres en su pasado y eso lo marcó. Tiene miedo y lo demuestra enojandose. ¡Es un buen hijo!. Pero como hombre tendrás que tolerarle esos arrebatos..

Yo la escuché y comprendí su amor de madre. Pero no estaba dispuesta a vivir bajo la amenaza de sus celos e inseguridades. Y no permitiría que nuestra relación estuviera marcada por experiencias de su pasado o el mío.

Dios me había mostrado que con él yo podía vencerlo todo y no tenia que ser diferente para Julian..

Los celos eran un pecado. Y sus arrebatos no tenían por qué destruir algo que Dios había bendecido.

Me dispuse a orar fuertemente por él en esa dirección y destruir esa fortaleza en su mente y en sus emociones. Para que al plantearlo en nuestra primera cita con el pastor en dos semanas, Julian estuviera dispuesto a reconocerlo..

El naufragio de DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora