Ojos y oídos cerrados
Mi vida comenzaba de nuevo todos los días. Unos días me sentía muy fuerte y capaz de todo y había otros donde me costaba salir de la cama.
Podía decirse que mi mayor lucha era conmigo misma. Me derrotaban muy a menudo mis propios pensamientos. Y aún los días donde no quería pensar despertaba sintiéndome mal.
Para animarme solía imaginar que cada niño que enseñaba era mi pequeño bebé. Cuatro años habían pasado ya de su muerte. Pero yo aún la seguía viviendo.
Por un momento creí haberla superado, pero la llamada de mi hermana Jen la volvió a traer a mi memoria como si fuera ayer.
El hecho de que el hijo de Lucas tuviera la misma enfermedad que mi hijo era como un recuerdo doloroso cada vez que oraba por él. Pero algo en mí no me dejaba olvidar que me habia prometido a mí misma orar por la sanidad de ese pequeño.
Recuerdo una tarde estando en la escuela observar el rostro frustrado de un padre venir a recoger a su hijo de ocho años con su hermanito de diez. El niño de diez era completamente sano. Su mirada al tomarle la mano al pequeño de ocho me recordó a Lucas.
Sentí indignación y rabia. ¿Que culpa tenía ese pequeño de ser así? ¿Porque tenía que ser menos amado que el niño sano?.
Me encontre defendiendolo en mi interior.. Su madre lo recibió antes de entrar al auto y veía la verguenza y la culpa dibujarse en su rostro. ¡Me vi en ella! y me avergonce de juzgar tan mal a aquel hombre.
Pensé en lo mal que podía sentirse la actual esposa de Lucas. Y un sinnumero de emociones me sobrecogieron. Desde ¡Se lo merece! Con venganza y enojo. Hasta ¡lastima! por lo doblemente duro que debía ser lo que pasaba con Lucas y con su hijo.
Supongo que mi rostro no ocultó lo que pasaba en mis adentros, porque una mujer se me acercó y me dijo: ¡No todo es tan malo como parece..!
¡Disculpe!.. respondí sin entender a que se refería.
Señorita Miller.. Para los padres que se enfrentan con una situacion así, no les es fácil asimilar todos los cambios en su vida que significa un niño especial. La actitud de la gente, amigos, familiares, las miradas de gente imprudente o curiosa. Las mismas actitudes y reacciones de los niños los confunden y los retan. Para algunos se convierten en un tesoro. Por su ternura y amor incondicional. Para otros en una dura prueba.
Si lo pasan solos, la carga emocional es muy fuerte. Si la sobrellevan con psicólogos más liviana. Si lo hacen con Dios, su carga será ligera. Porque Dios los llenará de fuerzas y de amor inagotable por esos bellos angelitos.
La mirada de aquella mujer tenía tanta paz que me causó verguenza. Yo había ocultado mi pasado. Todos me conocían como la señorita Miller. No había sido esposa, ni mucho menos madre. Siete largos años de mi vida los queria borrar y olvidar que habían existido. Pero yo comprendía a perfección como se sentían esos padres. Tanto los que se sentían culpables y avergonzados. Como los que amaban a sus hijos con locura.
Comprendía el dolor y la tristeza y la alegria y la ternura. En todo habia sido puesta a prueba. Y mi experiencia podría haber ayudado a esos padres. Pero me mantenía al margen. Con los ojos y los oídos cerrados; para no involucrarme. Para no evidenciarme.
Una palabra que había leído en la Biblia un tiempo atrás sonó en mi cabeza y se clavó en mi corazón como una espada: Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar.. Salmo 32: 8
Yo le había orado a Dios que me mostrara mi destino. ¿Que era lo que él quería que yo hiciera?.. y en esa escuela podía ver en el rostro de muchos padres las mismas emociones que yo habia vivido y también las mismas emociones con las que aún peleaba en mi interior.
Veía mi cobardía y mi debilidad. Mientras otros miraban con orgullo a esos pequeños y los apreciaban como a sus mayores tesoros, yo solo me quedaba en la línea de enseñanza y no iba más allá, ni con los niños y niñas, ni con sus padres. Pudiendo hacer más, me limitaba a hacer lo mínimo.
Me escondía y me protegía de no ser herida o juzgada. Veía y escuchaba, a los niños y a los padres, pero no hacia nada.
Baje mi cabeza y me quede callada. Que fácil era juzgar y no mirarse a sí mismo..
Estaba ante una reprimenda de Dios. Tantas veces había orado pidiendo su dirección y nunca había orado por mis alumnos y por sus padres. Veía cosas, escuchaba a los niños y solo me iba a mi casa a preparar mi lección del día siguiente.
Pero esta vez, yo era enseñada por el corazón de una hija de Dios. Dándome la respuesta a mi oración que yo no quería oír ni aceptar. Una obvia respuesta que yo me negaba a ver.
Gracias señora..
¿Porqué?.. Me respondió al verme conmovida.
Porque usted a sido mi luz en medio de la oscuridad en la que me envolvía. Mi egoísmo no me dejaba ver ni escuchar a nadie más que a mí misma, y hoy.. usted me habló en nombre de Dios, respondiendo a mi oración y recibí la respuesta a travez de usted..
¡Gracias señora.!
Julieta.. me llamo Julieta.. sonriendome se veía satisfecha y feliz de haberme ayudado.
Es un placer haberla conocido señora Julieta..
Solo Julieta.. no es necesario tanta formalidad entre familia..
Nuevamente me recordaban que era parte de una familia. Y eso me trasladó a aquel día en el hospital con aquella dulce anciana que Dios usó e impidió que hiciera una locura.
Julieta.. gracias.. Una vez fui la señora Flening y tuve un hijo con necesidades especiales. Tenía células falciformes y durante dos años viví un sinnumero de cosas. El abandono de mi esposo. Su culpa y mi verguenza. Mi enojo y depresión. Su regreso y humillación. La muerte de mi hijo por mi error. Y el inmenso amor de Dios que jamás me abandonó.
Le debo las gracias por dejarme ver lo que me negaba a ver y por dejarme oír su respuesta. Además gracias por escucharme y dejarme sacar de adentro mi historia.
Con un abrazo esa mujer me habló sin palabras que comprendía lo que sentía. ¡Le agradecí tanto ese abrazo.! Hacía mucho tiempo que lo necesitaba..
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El naufragio de Dios
RomanceRebeca era una joven hermosa y soñadora que deseaba conocer el amor y enamorarse. Conoció a un muchacho que parecia llenar todas sus expectativas. Y parecía el hombre ideal. Hasta que una vez casados el maravilloso hombre la dejó ver su verdadera...