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Me encontraba acostada en mi cama. Selegna estaba a mi lado, también acostada.

Luego de que me anestesiaron desperté 3 horas después. Selegna y yo nos quitamos del colegio, ella me acompaño a mi casa asegurando que no me dejaría sola ni para ir al baño porque, según ella, me encontraba mal. Así que aquí estamos en mi habitación viendo películas de terror. 

Sonará raro pero me siento extremadamente cansada, me siento sin fuerzas, como si estuviera débil y eso que, literalmente, no hice nada en todo el día.

—¿Tienes hambre?— preguntó Selegna cuando acabo la película, mientras se sentaba y me miraba seria

—Algo— hice una mueca, _¿Tú tienes verdad?— si lo dice es por algo, la conozco bien

—Mucha— dijo haciendo un puchero. Agachó su mirada

—No tengo ganas de bajar— sinceramente no tenía hambre pero ella sí y ella no va a comer si no como con ella, dice que no le gusta comer sola

—Iré yo— dio un salto para levantarse de la cama y camino a la puerta

—Me iré a bañar— indique, porque desde que llegamos nos acostamos en la cama así que ambas tenemos el uniforme deportivo de la escuela

—Te lo lavas bien— dijo mientras salía

—¡Mensa!— solo oí su risa

Camine con toda la pereza del mundo al baño, cuando me quite el uniforme y mire que en mis piernas tenía hematomas. Todavía en la mañana que me puse el uniforme de la escuela no tenía nada. Tengo un mal presentimiento de todo esto.

Observe los hematomas y eran hasta de diferente color, los toque pero no sentí nada. No sentí dolor como esperaba.

—¡Dannaaaaaaaaaa!— pegué el brinco con el grito de Selegna. Me asusto.

—¿Qué pasó?

—¡Voy a comprar un refresco!— volvió a gritar

—Está bien, ve con cuidado

—¡No vayas a hacer nada, quédate en donde estás!

—Si mamá

—¡Lo digo en serio!

—Si, apúrate— dije para que se fuera de una vez

Escuche que sonó la puerta cuando la cerro, así que me dirigí a la ducha.

Cuándo termine me puse un pantalón que me queda grande para que no vieran los hematomas. Me miré en el espejo y los hematomas de las clavículas ya estaban desapareciendo, casi ni se notaban lo que lo hace aún más raro.

Una vez que termine de examinar mi cuerpo me puse una playera holgada. Salí del baño y me aventé a la cama para dormir un rato más, aunque diosito no quería que fuera así porque oí la puerta principal, de nuevo.

¡Danna!

—Estoy arriba

—Espera, no bajes voy por ti— escuché como subió las escaleras corriendo

—No era necesario— dije una vez que entro a la habitación y la miré

—Necesito cuidarte— dijo mientras me ayudaba a levantarme

Solo la deje ayudarme porque realmente me siento débil. Una vez que llegamos a la cocina nos sentamos para empezar a comer. Selegna fue la que se encargo de todo, yo solo llegue a comer, sólo espero que no pienso que no quiero hacer nada, bueno si es así pero no es porque quiera.

—Danna— me llamó, —come

—¿Hum?— me quede viendo un punto fijo de la mesa, perdí

—No has comido— contesto señalando mi plato lleno

—Ah si, me perdí

—¿Quieres que te de la comida?— pestañeó inocentemente mientras sonreía

—No, no, ya mucho hiciste. Ahora como— conteste mientras agarraba la torta intacta que estaba en mi plato

—Pero nada— se levanto de su silla, llego a mi lugar y se sentó a mi lado.

—No Seleg...— ni terminé de decir su nombre cuando llego

—Come— me detuvo. Agarro mi torta y la llevo hasta mi boca

—Ya que— me rendí, abrí mi boca y comí.

Termine de comer y me fui a mi habitación, Selegna se encargo de todo hoy, la hubiera ayudado pero realmente no me siento bien.

Me quedé dormida, me desperté porque oí las voces de Selegna y mis padres.

—Cariño vamos a cenar— entro mamá a mi habitación

—No tengo hambre— dije dándole la espalda

—Ándale mi amor, no me dejes sola— dijo abrazándome. Esta usando ese chantaje de nuevo.

—Está bien— ella aplaudió y se levanto de la cama, le seguí

—Estas muy pálida mi cielo, ¿te sientes bien?— preguntó mientras agarraba mi cara para examinarla

—Estoy bien mamá, solo que tengo mucho sueño— quite suavemente sus manos de mi cara y deposite un beso cálido en ellas. Eso la hizo sonreír.

—Está bien mi amor te creo— depositó un beso en mi frente

—Te quiero mamá

—Yo te adoro mi niña— me abrazó 

El abrazo duró unos segundos cuando entró papá.

—¿Abrazos sin mi?_ preguntó cuando nos vio, —Me siento ofendido— se llevó una mano a us pecho y puso cara de indignación

—Ven acá— dijo mamá mientras lo jalaba para que nos abrazara

—Tengo hambre, así que a la cocina mis amores— dijo papá cuando rompió el abrazo. Mamá rió.

—Vamos— dijo ella para luego salir de la habitación, después mi papá la siguió

Realmente adoro a mis padres.

La vida de DannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora