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Su voz hacía flaquear sus piernas, su tono bajo y ronco deshace su cuerpo, lo reconstruye nuevamente, hace su corazón latir con fuerza. Sus fuertes brazos envuelven su cintura con afán de poseerlo y Jin sabiendo lo que seguía a continuación pasó sus brazos por encima de los hombros de su hermoso vampiro para sujetarse. Sabía que si era con Namjoon estaba dispuesto a ir a donde sea, hasta el fin del mundo si quisiera llevarlo hasta allá.

El cielo azul totalmente despejado sobre sus cabezas los recibió con una suave brisa despeinado sus cabellos, mezclando así las hebras negras con las rubias, en medio de un beso prolongado. Bajo ellos quedó el castillo, Namjoon había saltado mucho más alto que las anteriores veces, dejándolos suspendidos en el cielo por un momento.

Namjoon alejó sus labios terminando el beso que había iniciado para observar aquellos ojos verdes siendo iluminados por la luz de sol, el cabello negro de Jin brillaba con intensidad y se movía con la brisa, la cual acariciaba su rostro con suavidad, nada podia compararse con su tenue sonrisa, con la alegría burbujear dentro de su cuerpo, la cual se filtraba por cada poro y así en silencio, se juro que haría lo que fuera para que su sonrisa fuera permanente.

Cuando Namjoon lo miraba de esa manera, el brillo impregnado en sus ojos color vino lo dejaban sin palabras, nunca nadie lo había mirado de esa forma, como si fuera lo más maravillosos del mundo y envuelto en sus brazos se sentía de ese modo.

Embelesado como estaba con la mirada de Namjoon no supo en qué momento descendieron hasta llegar a la ventana de la torre más alta del castillo donde noches atrás permaneció esperando el amanecer. Cuando se percató de que sus pies estaban sobre la madera del suelo volvió a ser besado, esta vez con más intensidad, luego fue envuelto por brazos fuertes, inevitablemente chocó contra ese pecho musculoso, tan cálido y cómodo que quiso fundirse en él, entrar hasta llegar a su corazón y quedarse ahí por toda la eternidad.

La tela del traje que aún llevaba puesto Namjoon impedía que su pecho desnudo tocara la piel que tanto deseaba tocar y pese a querer entregarse a todos sus deseos más profundos y a la pasión que rodeaba su mente y cuerpo, Jin colocó ambas manos sobre la tela y empujó su cuerpo haciendo que aquellos brazos lo soltaran, una vez fuera de aquella prición miró fijamente ese par de pozos de sangre los cuales tenían desconcierto en ellos por su acción de apartarlo. Sin decir una palabra saltó hacia atrás dejando aún más desconcertado a Namjoon, quien cambió.su mirada drásticamente a una intensa desprovista de humor o paciencia.

-Seokjin-su voz advertía su indisposición a jugar en ese momento en específico pero a su parecer no tenía porqué sentirse de esa manera, de todas maneras lo había hecho esperar cuando su cuerpo clamaba por ser tomado e iba a pagar por eso.

Sin quitar su mirada del depredador más mortífero del planeta tierra, dio unos cuantos pasos hacia atrás en dirección a la puerta de madera adornada por líneas rectas talladas de tal forma que formaban una especie de reja. Las cajas a su alrededor y la luz que apenas entraba en aquella habitación llena de reliquias y de cosas cubiertas por sábanas daba una sensación de estar en un lugar lúgubre, sin embargo el ambiente era diferente, cargado por una tensión y deseo sexual proveniente por parte de ambos, que flotaba en el aire casi materializandose llenando cada esquina de esa habitación.

-Seokjin... ¿qué demonios crees que estás haciendo?

-¿Así van a ser las cosas?-preguntó divertido-¿cada vez que te enojes me vas a llamar por mi nombre completo?

-Kim Seokjin, no vamos a jugar ahora.

Sabía que estaba jugando con fuego pero quería quemarse y mucho-no me has atrapado aún, ¿por qué debería entregarme a ti?-sin abandonar la sonrisa en sus labios cruzó sus brazos sobre su pecho desnudo como si tuviera todo el tiempo del mundo para obtener una respuesta que lo satisfaga por completo.

EL RASTREADOR ( Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora