Carlos.
Mis ojos se entreabren, percibo muchísima luz en mi entorno. Siento mi dedos moverse; es lo único que puedo hacer. No siento que tengo el control de mi cuerpo, me siento extrañamente inmóvil. Mi cabeza totalmente caída, en la penumbra de mi hombro. Casi extenuado, en pesadumbre, busco entrar en razón. ¿Dónde estoy? Es lo primero que mi subconsciente cuestiona.
No siento el umbral de mi habitación, no me siento en mi abrumada y acogedora morada. Mis ojos se esfuerzan en abrirse. Decaído sobre aquella extraña cama, la luz penetra mis ojos y los hace apretar de nuevo. ¡Joder!.
La luz que parecía ser totalmente blanca, me incandece los ojos, los lastima. Siento mis dedos moverse por inercia nuevamente, en ese mismo instante, percibo en las vías de mi olfato como fluye un aroma medicinal, limpio y no tan común. Busco sentir el tacto que rodea mi nariz y siento que algo la rodea, y ese algo acondiciona en un aura fresco para mi nariz.
Inconsciente de dónde estaba, trato de dar un salto emocional, energético, que me haga entrar en razón de una buena vez.- ¡Venga, va! -Exclama mi mente-. Que de inmediato le ordena a mi cuerpo, entusiasmo.
Con sigilo mis ojos se entreabren, percibo una cortina blanca a primera y forzada vista. Mi cabeza busca acomodarse, levantarse, buscar algún lugar de la cama recto para que mi torso se sienta confortado. Los fulminantes rayos de aquella luz asoleada, que al parecer era la lámpara de aquella habitación fría y asolada.
Mis manos posan caídas a los lados de mi cuerpo, no tengo el control de ellas, y ya en mi inconsciencia empieza a sentir temor. Mis ojos se entreabren, la luz aún penetrando; busca luchar y le brindo pelea. Poco a poco, aquella luz se iba disipando, y la perspectiva de aquella habitación me hace entrar en contexto.
Lo primero que mis agotados ojos perciben es un cuarto totalmente cerrado, una cortina que al parecer me cubre de la puerta, pero pienso que es innecesaria. Bajo mis ojos, y con ellos intento aún sin tener el control total de mi cabeza, inclinarla. Veo mi nariz cubierta, con algo que en mi inconsciencia podía sentir su tacto. Al parecer es un respirador, me cubre la nariz y la boca, y el flujo de aire que sentía estando aún inconsciente, en realidad es oxígeno. Mi mente causa revuelos cuando surgen miles de preguntas que en su complejidad llevan consigo, «incertidumbre». Casi totalmente inmóvil, no siento mi cuerpo, lo siento agotado como si fuera dormido por días. Y con un respirador artificial, que me da un poco de oxígeno. El alrededor parece un cuarto de hospital, un cuarto especial. Mi mente recibiendo información de un alma en pesadumbre, somnolencia y temerosa, se pregunta:- ¿Estoy realmente bien?
Mi subconsciente, con sus cojones negativos bien puestos, responde:
- No lo creo.
Entro en pánico, quiero levantarme y salir corriendo de aquí. Mi ojos miran de reojo hacia todos lados y al enfocar mis brazos veo que una aguja, un catéter, atraviesa el dorso de la muñeca de mi mano izquierda. Y consigo una larga manguerilla de aspecto ígneo y rojizo, no había de qué cuestionarme, estoy canalizando. Siento el temor multiplicarse, necesito saber ¿Qué hago aquí? No puedo entenderlo, ¿Por qué estoy así? ¿Qué me sucede? Estoy inmóvil. Veo muchas cosas conectadas en mi cuerpo, no estoy nada bien. El miedo se apodera de mí, y mis agotados ojos empiezan a rebosarse de lágrimas, lágrimas que llevan en sus venas, temor de saber qué sucede.
Siento alguien abrir la puerta, y mi corazón empieza acelerarse. Intento cerrar mis ojos, no sé quién se acerca, la cortina no me dejó ver. Y en ese preciso instante, de la nada misma, por el latir acelerado de mi corazón, recuerdo los galopes casi similares que daba cuando veía a mí querida Lucía. Siento mi cuerpo reaccionar ante su pensamiento, su nombre es como ese elixir mágico para mí, para mi alma. Intento no generar preguntas, pero es inevitable.. ¿Cómo estará? ¿Sabrá que estoy aquí, encerrado, inmóvil y conectado a muchos aparatos médicos? Pero lo que mi subconsciente emite ante el recuerdo, es el movimiento sigiloso de sus sutiles labios, y la voz que se generó cuando de su boca salió "Tenemos que alejarnos"...
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TÚ ERES MI DEVOCIÓN
Fiksi RemajaDicciones de un «amor no correspondido pero infinito». La historia que están punto de leer, cuenta el crudo camino repleto de un amor silencioso entre Carlos y Lucía. Su día a día es significado de predilección y su amor sinónimo de estigmas. Su lar...