𝐻𝒶𝓎𝒶𝓂𝒾 𝒰𝒸𝒽𝒾𝒽𝒶, una joven Kunoichi que tiene una misión secreta que completar, la cual deberá volver a lo que alguna vez fue su hogar.
Konoha
Y deberá demostrarle a la familia que la crió por todo este tiempo lo fu...
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¿Qué es esto que estoy sintiendo ?
Siento como si una gran energía entrará en mi cuerpo y lo recorriera sin parar.
Mi cara ardía y mi cuello también, pero, no sentía ni un malestar de mis golpes anteriores.
Una gran fuerza me hizo abrir los ojos abruptamente. Las largas ramas de los árboles no me dejaban ver el cielo celeste.
Escuchaba golpes y gritos , me levanté y sentía un gran poder fluyendo en mí.
Mi cuerpo trabajaba por si mismo, no reaccionaba a lo que yo pedía
- ¡ Hayami!- Me miró Sakura emocionada al verme despierta , estaba toda lastimada y herida, mire la situación, se encontraban junto a nosotros tres ninjas de la aldea del sonido.
- ¿ Quién fue Sakura?- Oí la voz de Sasuke cerca mío. Estaba con unas cosas negras en su rostro.
- El sello maldito- Dije enfurecida, para atacar a estos ninjas sin pudor. Sasuke corrió e hizo lo mismo.
Le empecé a dar puñetazos luego de atraparlo con mi jutsu de tierra a uno de ellos.
Escuché a Sakura gritar.
-¡ Basta, Sasuke!- Lloraba, hasta que finalmente él paró. Pero a diferencia de él mi deseo de seguir golpeando a este Shinobi no paraba.
- Para ya porfavor-Dijo esté casi inconsciente por mis golpes. Estaba a punto de dar el ataque final con el Katon y así finalmente quemarle su rostro.
Tengo que asesinar
Nadie hiere a mis amigos
Cuando estaba tomando aire y apuntó de lanzarlo, alguien agarró mi estómago y se tiró a un lado junto a mí.
Lancé el gran poder en el aire , que destrozó los trece árboles que tenía frente a mí. Mi cuello comenzó a arder y grité. La persona que estaba a mi lado, tirado en el suelo, me trataba de calmar con los ruidos del silencio hechos por los labios.
Mi poder estaba más que potente
Siento dolor y adrenalina al mismo tiempo
Empecé a gritar del dolor.
- Sí que aguantas - Dijo, aquella voz que conocía muy bien. Estaba agitado, y yo no paraba de gemir del dolor por mi cuello.