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Aunque ya había decidido que la cita no sería como la películas románticas, todo elegante aun así quise darle el romanticismo que sabía que le gustaría.

Después de volver a mi habitación dejando a Erin con su crisis de vestimenta me di una ducha me cambie de ropa por algo que me pondría normalmente, sin quitarme mis cadenas por supuesto y le había agregado una chaqueta de béisbol azul. Tenía aspecto mas deportivo que de chico dispuesto a una cita con la chica que le gusta, pero yo me sentía cómodo y muy guapo.

Me peiné delante del espejó de entrada del piso para tocar el timbre del piso de Erin. 

A los pocos segundos abrió la puerta y mis ojos la recorrieron quedándome con la boca abierta, el romanticismo se fue a la mierda en cuanto se me puso dura. Lleva unos vaqueros ajustados que me marca ese precioso culo, con una blusa blanca corta que le deja ver un milímetro del vientre y con un escote pequeño pero que le hace unos pechos preciosos, lleva una chaqueta de cuero rosa pastel y lleva tenis que la hacen ver bajita. 

Cualquiera que la mire no pensará en absoluto que es una adulta, parece una adolescente de mi edad, tan joven y tan guapa, no se aplicó apenas maquillaje mas que una sombra y la raya del ojo negra, sus labios carnosos del color natural y sus mejillas se están poniendo rojas mientras mas la miro. Su pelo castaño lleno de grandes rizos cae a los lados de su cara como una cascada de chocolate hasta la mitad de su espalda.

—Im-pre-sio-nan-te —murmuro enfatizando cada silaba embelesado por su belleza tan natural.

Esta mucho mas buena que cualquier adolescente de mi instituto y es mejor que cualquier a de ellas ya que tiene la madurez de una mujer adulta con una envoltorio tan atractivo.

—Tu también estas muy guapo —dijo cerrando la puerta detrás de ella poniéndose de puntillas para darme un pico.

Me tomó la mano y me guió hacia el ascensor. Desde atrás pude detallar mejor la forma redonda y respingona de su culo, tan llamativo como me imaginé en cuanto la vi con esos vaqueros. No puedo dejar de mirarlo, es como ver un delicioso melocotón.

—¿Seguro que no me mentiste y tienes mi edad? —pregunté detallando las curvas de infarto de su cuerpo.

Si antes me apretaban las pantalones ahora me iban a estallar de lo dura que se me estaba poniendo por culpa de semejante mujer.

Su risa me hizo dejar de mirarle el culo para mirarle la cara en lo que entrabamos en el ascensor y bajamos al garaje. Abajo ella se iba directa a la plaza de su coche pero tiré hacia donde estaba mi moto, ni de coña dejaría que condujera ella y me llevara como si fuera un crío.

Ademas de que tenía ganas de sentirla agarrada a mi cintura y sus pechos firmes en mi espalda...Joder Aiden cálmate o acabarás follandola aquí mismo.

Saqué el segundo casco del cajón bajo el asiento y la vi mirarlo dudosa entre sus manos. Me subí arrancando la moto y ella seguía ahí plantada sin moverse.

—No seas miedica —me burlé extendiendo mi mano para colocarle el casco.

—Es que...no me da mucha confianza —miró a mi precioso bebé con miedo y yo la tomé de la mano para que me mirara.

—Te aseguro que no te pasará nada —aseguré y a regañadientes se subió detrás de mi con el cuerpo ligeramente tembloroso y me rodeó la cintura apretando con demasiada fuerza casi dejándome sin aire—. Si me aprietas tanto no puedo respirar.

—Si bueno...es que tengo miedo.

Reí aflojando sus manos y ella se aferró a mi camiseta con fuerza. Arranqué a fuerte velocidad para asustarla y su respuesta fue clavarme las uñas.

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